Diez guías para los cristianos en esta época de pandemia por coronavirus

“Tengamos cuidado de que el ‘distanciamiento social’ no termine por hacernos perder la ‘cercanía espiritual,’” dice el arzobispo Vigneron en un nuevo mensaje a los fieles afectados por el brote de coronavirus y la cuarentena. (Marek Dziekonski para Detroit Catholic) 

El siguiente es un mensaje del arzobispo Allen H. Vigneron a los fieles de la Arquidiócesis de Detroit:

En mi servicio como padre espiritual, deseo sinceramente ofrecer apoyo y consejo sabio para ayudarnos a hacer frente al estrés que viene con la experiencia de vivir esta pandemia. En mi carta pastoral Haz llegar el Evangelio, he organizado lo que quiero expresarles en forma de guías, lo cual parece que ha sido útil. Por lo tanto, he decidido usar ese formato aquí.

GUÍAS

1. Todo tiempo viene con su porción de gracia

La muerte y resurrección de Cristo es una gracia que debiera moldear todos los días de la vida de un cristiano, sobre todo en esta época. En este tiempo de prueba, se nos llama a aprovechar la gracia de mostrarnos, de ser como Cristo, por el poder del Espíritu de Cristo, llenos de fe en el cuidado de Dios por nosotros.

2. Esta es la Cuaresma que Dios nuestro Padre quiere que tengamos

La segunda guía es una especie de corolario de la primera. Dios en Cristo es Señor de la historia. Él está en control. Su plan providencial para nuestra salvación y felicidad no puede ser derrotado. Si nos ha permitido estar durante un tiempo sin la celebración pública de la Sagrada Eucaristía y sin las devociones cuaresmales habituales, su Espíritu nos ofrece otros medios para prepararnos para la Semana Santa y el Triduo Pascual.

3. El punto central sigue siendo hacer llegar el Evangelio

En este momento todos, particularmente nosotros los pastores y nuestros compañeros de trabajo, estamos concentrados en responder a la pandemia de coronavirus. Correcto, pero eso no significa que hayamos abandonado el “Haz llegar el Evangelio.” Nuestro tema de vida sigue siendo la evangelización. Esa será siempre nuestra misión. Este es un tiempo providencial para que demos testimonio de nuestra confianza segura en Jesús como Señor de la historia, para manifestar al mundo que vamos a afrontar este desafío con la confianza inquebrantable de que el Señor nos sostendrá.

4. Esta es la hora de la iglesia doméstica

En el Sínodo 16, el Espíritu Santo dijo claramente que la familia cristiana, como “iglesia doméstica”, debe ser el centro de la nueva evangelización. En estos días en que nuestras grandes reuniones públicas de oración y catequesis se suspenden, queda todavía más claro que la iglesia doméstica debe ser el epicentro de nuestra respuesta. Ahora recae directamente sobre las familias la responsabilidad el hacer de sus hogares un lugar para escuchar la Palabra de Dios y ofrecerle alabanza, sobre todo en actos de comunión espiritual y de encomendarse a la protección de la Santísima Virgen María.

5. La santidad de la mano con la ciencia

Debemos resistir la idea de que existe algún tipo de divorcio entre el cooperar con los funcionarios de salud pública para mitigar la propagación del virus y nuestra confianza plena en el poder de Dios para protegernos. Esta guía es una variante del siguiente axioma: “La naturaleza edifica sobre la gracia”. Nuestra cooperación sincera con las autoridades civiles implica actos de virtud cristiana: actos de justicia al hacer lo que nos corresponde para proteger el bien común, y actos de caridad porque nuestro motivo es el amor a Dios y al prójimo.

6. Se nos llama a acompañar a nuestros vecinos

He “hurtado” esta guía y la que le sigue, de la sabiduría pastoral del Papa Francisco. Cada quien, sobre todo en la familia, enfrenta temores en cuanto a lo que el futuro nos deparará conforme avance la propagación del virus. Pero no estamos solos en esto. Algunos nos enfermaremos gravemente, y sin duda habrá muertes – además del sufrimiento que vendrá a los familiares de quienes se enfermarán. Muchos nos anticipamos a la posibilidad de enfrentar problemas económicos, de perder el empleo, del colapso de empresas, además de todas las pruebas que estas adversidades conllevan. En este tiempo de turbulencia debemos apoyarnos unos a otros, no sólo con simpatía, sino con hechos de bondad práctica; es decir, obras de misericordia.

7. Tenemos la obligación de ver por los que están ‘en la periferia’

Como lo he dicho antes, aquí también hago eco de un tema muy cercano al corazón del Papa Francisco. Los dolores causados por la pandemia caerán con especial fuerza sobre los pobres, los ancianos, y los enfermos crónicos. Nosotros, como cristianos, tenemos el deber particular de cuidar de ellos. Una obra de misericordia muy necesaria será estar en contacto (¿por teléfono?) con los ancianos que están en cuarentena. Debemos cuidar que el “distanciamiento social” no resulte en la pérdida de “cercanía espiritual”. No hay que olvidar que muchos de los inconvenientes que experimentamos para mitigar la propagación del virus están dirigidos a proteger a los vulnerables. Con eso en mente, debería ser más fácil tener paz ante a estos inconvenientes.

8. Lee la Palabra de Dios con la lente de estos tiempos

El salmista dice: “Ojalá oyeras hoy su voz” (Sal 95: 7). Al leer cualquier pasaje de las Sagradas Escrituras que forme parte de sus oraciones en estos días, escuchen de manera especial cómo Dios en su palabra Dios les habla directamente sobre cómo encontrar la gracia que ofrece en este tiempo (ver nº 1 arriba). Quiere hablaros al corazón: ofreceros su sabiduría sobre lo que significa esta crisis, su orientación sobre cómo responder, su seguridad de que “todo sirve para el bien de los que le aman” (Rm 8, 28). Está cerca; escúchalo.

9. Nuestro primer estándar es la comunión eucarística

Durante este tiempo en que la celebración pública de la Santa Misa tiene que ser suspendida, necesitamos más que nunca las gracias de la Eucaristía. Porque estas son las gracias por las que el Espíritu Santo obra en nuestras vidas, muriendo a uno mismo y viviendo para el Padre, quien es el Misterio Pascual de Jesús. Estas gracias pueden estar disponibles para nosotros a través de la comunión espiritual. Por favor, reza por la comunión espiritual en los frutos del sacrificio de Cristo al menos cada domingo, si no es que más a menudo. Y reúnanse en familia para rezar juntos por esta comunión.

10. Nuestro segundo estándar es la protección de Nuestra Señora

Desde la cruz, Jesús nos dio a su Madre para que fuera nuestra. En todas las épocas, desde los días previos a Pentecostés hasta hoy, la Iglesia ha sido bendecida a través de la Madre de Dios que intercede por nosotros, al estar cerca de nosotros con su cuidado y protección. Renovemos nuestro compromiso de “volar hacia su protección”. Los invito a unirse conmigo en la oración del “Memorare” (Acordaos) todos los días para encomendar no sólo a la Iglesia, sino también a nuestro país y al mundo entero, al amoroso cuidado de la Santísima Virgen María. Y, siguiendo las amonestaciones del Beato Solano, “doy gracias a Dios de antemano” por las gracias que nos dará en respuesta a sus oraciones, y haré lo necesario para construir una Gruta de Lourdes en los terrenos de nuestra catedral como muestra de aprecio por lo que estoy seguro que hará por nosotros a través de su intercesión.

Conclusión

Fija tus ojos en Jesús (Heb 12: 1). Esa es la mejor forma de resumir lo que creo que tenemos que hacer para salir de esta pandemia, como las hijas e hijos que Dios nos llama a ser. Centremos la atención en el ejemplo de abandono en las manos de Dios Padre que nos da Jesús. Manténganse cerca de Jesús en oración. Permanezcan confiados en que Jesús está con nosotros en este tiempo de prueba. Guarden la paz, porque Jesús es el Señor, vencedor del pecado y la muerte, vencedor de todo mal.

Sinceramente suyo en Cristo,

Reverendísimo Allen H. Vigneron
Arzobispo de Detroit

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