Jesús Cruz ha sido testigo de trata de personas, de asesinos seriales y del hambre que mata. Lo ha vivido de cerca pues cada semana él y su equipo recorren las calles de Detroit para repartir ayuda a las personas que viven en las calles
Los ojos de Jesús brillan de emoción al platicarle a Detroit Catholic en Español el detalle de todo lo que él y su equipo preparan para personas que realizan trabajos sexuales o para quienes viven en las calles de Detroit.
Jesús Cruz Navarro tiene 20 años y ha sido testigo de trata de personas, de asesinos seriales y del hambre mortal. Lo ha vivido de cerca pues cada semana él y su equipo recorren las calles de Detroit para repartir ayuda a los más necesitados. Este ministerio no tiene nombre y fue creado por quienes aún lo conforman hace pocos años. Se sostienen con donaciones de la comunidad y de diferentes organizaciones. Pero también sus mismos voluntarios ponen de sus bolsillos y nadie del equipo recibe paga por su trabajo.
Información inofensiva
A penas comenzó la entrevista con Detroit Catholic en Español y Jesús ya tenía frente a la cámara una pequeña cosmetiquera. Con delicadeza deslizó el cierre y mostró todo el contenido: jabón, pasta de dientes, lubricantes, tampones, crema, jabón intimo femenino, maquillaje, ligas para sujetar el cabello, gel antibacterial e hidratante para labios. Todo eso minuciosamente acomodado para entrar en una cosmetiquera poco más grande que un celular.
“Lo hacemos de este modo porque así es atractivo para las personas que realizan trabajos sexuales. Son fáciles de llevar, tienen gran contenido y nadie lo ve sospechoso. Les damos cosas que sabemos que van a usar y ponemos ahí dentro todo lo que cabe porque no sabemos si los volveremos a ver”, me explica el joven.
El equipo de Cruz les reparte a todos aquellos que realizan trabajos sexuales, aunque su objetivo es identificar a quienes están ahí de manera forzada. Las cosmetiqueras son solo un pretexto para darles un discreto directorio con lugares a donde pueden acudir por ayuda. “Tú eres hermoso, amado, fuerte, importante, suficiente e irremplazable”, dice la hoja en letra grandes.
“No vamos y le decimos directamente que están siendo explotados sexualmente, sino que les ofrecemos un menú de opciones atractivas: lugares para bañarse, comer, lavar su ropa, adquirir despensas o dormir. Es información inofensiva para sus abusadores si es que son víctimas. Pero todos los lugares que les recomendamos tienen programas para cada tipo de problema, sean las drogas o el tráfico sexual”, revela Jesús.
Cualquier persona interesada en donar puede contactarlos vía Facebook en SW Street Outreach
También pueden enviar un correo electrónico a [email protected] o llamar al 313 444-9045
Jesús pertenece a la cuarta generación de mexicanos nacidos en los Estados Unidos. Joven alegre que habla sin pausas y sin reservas, de inmediato se nota que algo va mal porque su voz se opaca: “Amo este ministerio y aunque ayudar siempre me alegra el alma, también me ha lastimado el corazón de maneras inolvidables. Hace tiempo gané la confianza de una jovencita, siempre estaba ahí para recibir ayuda, pero un día no volví a verla. Cuando pregunté por ella me dieron la triste noticia: estaba muerta. Me duele todavía, pero también me obliga a seguir trabajando. Ella murió en manos de un asesino que elige personas que realizan trabajos sexuales”, afirma.
Otro caso cercano tuvo que ver con una entrevista que hizo un famoso YouTuber. Este no tuvo el cuidado de cubrir el rostro y señas particulares de la joven con la que habló y poco después fue asesinada. Jesús sabe que la vida de las personas pende de una simple foto por lo envía a Detroit Catholic en Español fotos ya editadas del trabajo que realiza.
Encontrándo su ministerio
Cruz Navarro estudia trabajo social y cuenta que al mismo tiempo que encontró su carrera también su ministerio. A diferencia de otros jóvenes de su edad, Jesús está poco interesado en las redes sociales, tarda mucho tiempo en responder mensajes o en estar en línea, pero eso es porque según sus propias palabras: “Encontré el ministerio que toca mi corazón y mi espíritu, sé que es lo que Dios quiere que haga”.
Jesús conoció este ministerio por su prima mayor y desde entonces se interesó. Pero el street outreach que realiza con su equipo cobró significado cuando Jesús se enfrentó a la enfermedad. Estuvo muy grave debido a un problema de retención de líquidos. “Es un problema muy doloroso para mi cuerpo, pero cuando ayudo no siento dolor, me siento libre de mi enfermedad. Veo gente y recuerdo que soy afortunado”, explica.
El amor y la fe de Jesús no pasan desapercibidos en su parroquia. Los feligreses de St. Anne de Detroit lo describen como “un joven ejemplar, que hace mucho por su comunidad y es fuerte en la fe”. No por cualquier cosa ya le han pedido ser ministro extraordinario de la eucaristía, pero este joven no se siente preparado, “yo les explico que ya tengo el ministerio al que Dios me envió en las calles. A veces la gente mayor no lo entiende, pero me dá gusto que si tienen algún problema me piden ayuda”, dice Jesús.
Tiempos perfectos para ayudar
En el equipo de Jesús solo hay mujeres, llevar hombres es peligroso pues si se acercan a alguna víctima de explotación sexual los que las protegen se ponen agresivos, también muchas veces a quienes van a ayudar les temen. Pero con Cruz Navarro es diferente, su tierna apariencia le ayuda. Nadie sospecha de él pues puede pasar por un joven de secundaria.
Este joven sueña con abrir su propia asociación, pero mientras eso sucede, “Seguiré en el street outreach. Desde aquí puedo ver cómo funcionan las cosas, qué necesitan y cómo lo necesitan. Mi corazón se llena cuando alguien que recibe la ayuda le grita a sus amigos para que vengan a nosotros”, comenta Jesús a Detroit Catholic en Español.
Jesús detalla un poco de lo que ha aprendido en su ministerio: ”Hay algunos más libres que otros, unos pueden con facilidad ir a los clubs que ofrecemos y otros ni siquiera pueden pensar en ello. Buscamos siempre asociaciones que puedan sumar a nuestro esfuerzo, nosotros no tenemos cómo ayudarlos, pero sí buscamos asociaciones, por ejemplo, hay para quienes han sido víctimas de violación y les ayudan con las pruebas y a llevar el caso a la corte.”
La pandemia no frena el salir a la calle
A pesar del virus, pero con todas las medidas de seguridad, el equipo de Jesús sale a recorrer las calles más “inhóspitas” de Detroit. El ministerio solía traer toda la ayuda en la parte trasera de camioneta y dejaba que las personas escogieran lo que necesitaban, pero ahora han tenido que armar previamente los paquetes para repartir a quienes viven en la calle. En las bolsas ziploc que reparten hay: reparador de labios secos, rastrillos, gel antibacterial, desinfectante, cepillo de dientes, desodorante, crema, líquido para hacer agua de sabor, pasta de dientes y jabón.
A las 3:30 p.m estos valientes voluntarios se desinfectan, se colocan cubrebocas y guantes y se salen a las calles en una camioneta. La comida, ropa y cobijas las dan aparte. Se las ingenian para continuar sin pausas porque el hambre también mata. “Estoy enamorado de mi ministerio, quiero que las personas que lo necesitan y las personas que son víctimas de trata sepan que hay esperanza y que son importantes, hermosas, amadas, fuertes, suficientes e insustituibles”, concluye el joven.