La tumba de la Virgen María a la que se puede acceder “oficialmente” una vez al año

Pintura de la Asunción de la Virgen. Crédito: Dominio Público / Custodio de Tierra Santa, P. Francesco Patton, venerando la tumba vacía de la Virgen. Crédito: Christian Media Center

Cuenta la tradición que el cuerpo de la Virgen fue llevado en procesión por los apóstoles hasta un sepulcro en Getsemaní, al cual los católicos de rito latino pueden acceder de manera “oficial” una vez al año y celebrar una breve liturgia.

En el monte Sión, en Jerusalén, existe una Basílica llamada de la Dormición, donde se dice que la Virgen vivió junto a la primera iglesia y al final de su vida “durmió” (“dormitio” o dormición).

Los apóstoles llevaron el cuerpo de María desde allí hasta una tumba en las inmediaciones de Getsemaní.

No obstante, Tomás, el “apóstol incrédulo” llegó tarde al entierro y pidió ver el cuerpo de la Madre de Dios para despedirse. Es aquí cuando al abrir la tumba vieron que el cuerpo de María no estaba y los apóstoles respiraron un perfume agradable. La Virgen había sido llevada en cuerpo y alma al cielo.

Pero hay relatos que sostienen que aquí Tomás también dudó y la Virgen le bajó del cielo un cinturón para que creyera en la Asunción. Algunos incluso cuentan que por la noche se oyó una música celestial y que la Virgen apareció para decirles: “alégrense, porque yo estaré con ustedes todos los días”.

Sobre la tumba de la Virgen se elevó un templo en el que actualmente solo ofician celebraciones los cristianos ortodoxos, griegos y armenios. Esta es la Iglesia Ortodoxa del Sepulcro de María.

Es preciso mencionar que, en un tiempo de la historia, los frailes menores eran los únicos propietarios del recinto, pero fueron expulsados en 1757.

De acuerdo a la Custodia de Tierra Santa, la fiesta de la Asunción es el único día del año que los llamados cristianos latinos, o católicos que celebran la Misa con el Misal Romano, pueden entrar oficialmente a ver el lugar de la tumba de María y realizar una pequeña liturgia.

En esta fecha, el Custodio de Tierra Santa junto a sus hermanos franciscanos también ingresan al edículo (lugar pequeño) donde está la sagrada roca en la que los apóstoles recostaron el cuerpo de la Virgen, y que se conserva hasta hoy.

Extraoficialmente, todos los turistas católicos, de rito latino o no, pueden ingresar a ver la Tumba de María. Este es el segundo sepulcro vacío venerado en Jerusalén, el primero es donde Cristo resucitó.

Lo que los católicos creemos

Todos los relatos de lo que sucedió con la Virgen antes y después de la dormición se basan en algunos textos apócrifos y en la tradición de la Iglesia.

Lo que todos los católicos creemos, por dogma de fe, es que la Virgen fue asunta (llevada) al cielo en cuerpo y alma y vive allá junto a Cristo, vivo y glorificado.



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