La comunidad hispana se reunió en el Our Lady of Hope Cemetery para celebrar con alegría a los muertos y recordar a Cristo vencedor
BROWNSTOWN TOWNSHIP – El 26 de octubre, el Our Lady of Hope Cemetery fue escenario de la cuarta celebración anual del Día de los Muertos, donde no faltaron la música, el baile, la comida y el maquillaje.
El sureste de Michigan fue testigo de antiguas tradiciones mexicanas: una banda de mariachi, jóvenes bailando y niños esperando su turno para pintarse la cara llenaron de vida el cementerio para honrar a los difuntos.
Veronica North, coordinadora del alcance para la comunidad hispana en los Catholic Funeral and Cemetery Services (CFCS), afirmó que este tipo de eventos como el Día de los Muertos tienen un doble propósito: conmemorar a quienes han fallecido y permitir que CFCS llegue a la comunidad hispana local.
“Estamos celebrando el Día de los Muertos de diferentes maneras; tenemos una gran variedad de bailes folklóricos y música, y lo más importante, la ‘ofrenda’, que se traduce como ‘altar’”, explicó North a Detroit Catholic. “La ofrenda tiene tres niveles para recordarnos que la Iglesia tiene tres estados: la Iglesia que todavía está aquí, la militante; la Iglesia en el purgatorio, la penitente; y la Iglesia victoriosa, que se encuentra en el cielo”.
El Our Lady of Hope Cemetery puso fotografías y recuerdos de quienes han fallecido en su ofrenda en el mausoleo, donde las personas podían detenerse a orar en paz mientras la fiesta se celebraba afuera.
El Día de los Muertos es una fusión del Día de los Fieles Difuntos, que se celebra el 2 de noviembre, y antiguas costumbres mexicanas de honrar e invocar la guía de los ancestros. Cuando los misioneros españoles llegaron a México, incorporaron estas tradiciones al Día de los Fieles Difuntos, santificando la práctica de recordar a los miembros fallecidos de la familia y preservando su memoria.
Desde hace cuatro años, Catholic Funeral and Cemetery Services organizan celebraciones del Día de los Muertos el fin de semana anterior al Día de los Fieles Difuntos, permitiendo que las familias se reúnan para celebrar la cultura mexicana. El evento de este año incluyó una Misa presidida por el Padre Cornelius Okeke de la St. Andre Bessette Parish en Ecorse.
“La comunidad hispana en la Arquidiócesis de Detroit está en contante crecimiento, así que necesitamos servirles como a las demás comunidades”, dijo North. “Realizamos muchos eventos y actividades en español para que la gente se sienta identificada. Como hijos de Dios, sabemos que la fe es fundamental, y la celebración de la vida es especialmente importante en la comunidad hispana”.
Sylvia Lozoya de la St. Mary Magdelen Parish en Melvindale y la St. Andre Bessette Parish es directora de recursos humanos de Alliance Catholic Credit Union, que también patrocinó el evento. Fue al Our Lady of Hope Cemetery no solo como voluntaria, sino para recordar a sus hermanos, María Teresa Lozoya y José Pieda Lozoya, quienes descansan en Our Lady of Hope.
Lozoya dijo que las celebraciones del Día de los Muertos en Our Lady of Hope le hacen acordar a las celebraciones en Parral, Chihuahua, México.
“Al estar lejos de nuestro país de origen, esto es lo más parecido a estar en casa”, dijo Lozoya. “Celebrar a nuestros seres queridos es parte de nuestra cultura, así que es increíble que la arquidiócesis organice esto para nosotros en este país. Es una forma de mantener viva una cultura que tanto disfrutamos. Escuchar la música, tener la ofrenda, todo en un cementerio, tal como en casa. Estamos muy agradecidos con (Catholic Funeral and Cemetery Services) por ofrecernos esto para nuestra cultura”.
Lozoya también explicó que el Día de los Muertos tiene un componente individual y otro comunitario. La familia directa se reúne alrededor de la tumba de un ser querido en particular para rezar y recordar momentos felices, pero contar con varias familias, e incluso personas que no son de herencia hispana, en un evento comunitario como las celebraciones del Día de los Muertos en Our Lady of Hope permite a la comunidad compartir la alegría de recordar a quienes han partido.
“El evento no fue solo para la comunidad hispana sino para todos los de la zona, porque sabemos que ninguno de nuestros familiares fallecidos se ha ido realmente”, dijo Lozoya. “Esta es una hermosa ocasión para reunirnos y celebrar junto a ellos. Siempre estarán con nosotros en nuestros corazones”.
Además de visitar las tumbas y recordar a los difuntos, muchos jóvenes participaron en bailes folklóricos mexicanos con el Ballet Folklórico de Detroit.
Jasmine Ramírez, de la St. Pius X Parish en Southgate y de la Basilica of Ste. Anne en Detroit, llevaba el traje típico del estado de Guerrero mientras ella y otros bailarines interpretaban danzas tradicionales de esa región.
Con una blusa de manga corta decorada con cuentas tejidas a mano y una falda de seda bordada con flores, Ramírez comentó que el Día de los Muertos es una gran oportunidad para compartir la riqueza de la cultura mexicana con quienes aún no la conocen.
“Celebrar el Día de los Muertos significa celebrar la vida de quienes ya no están, recordar los momentos en que vivían”, explicó Ramírez. “Pero al bailar, hacemos más que recordar: damos vida al alma de la cultura mexicana y, de alguna forma, traemos de vuelta a aquellos que también solían bailar”.
Aunque el baile y la risa no parezcan propios de una celebración por los difuntos, para quienes festejan el Día de los Muertos son un símbolo de la victoria de la Cruz de Jesús, recordando que la muerte no es el final.
Ramírez, al igual que muchos jóvenes, tenía una mitad del rostro pintado con maquillaje tradicional y la otra en blanco y negro, simulando una calavera. Este diseño representa la dualidad de la festividad, que honra a los difuntos y celebra el significado de estar vivos.
“Un día como hoy, además de bailar y mostrar mi cultura, el Día de los Muertos es para recordar a nuestros seres queridos de México, no por los momentos difíciles, sino por los momentos felices que compartimos con ellos en vida,” comentó Ramírez.
North dijo que la jornada fue un éxito, a juzgar por las caras de alegría y las risas que se veían por todo el cementerio, un signo de que, en la fe cristiana, los difuntos no abandonan a la comunidad, sino que pasan a otro lugar, dejando los momentos de alegría y recuerdos que compartieron con sus seres queridos en la tierra, y con quienes volverán a encontrarse en el Paraíso.
“La gente aprende en eventos como este que la vida es motivo de alegría, y que debemos pasar por la muerte para llegar a la vida eterna”, dijo North. “Aprenden que nunca estamos solos; incluso en nuestros duelos, contamos con el apoyo de hermanos y hermanas en la fe”.