Ejercicios espirituales en St. Mary: La Eucaristía como celebración de vida y resurrección

Ejercicios Espirituales con el Padre Alfredo Ocampo en la parroquia St. Mary en Wayne

La comunidad de St. Mary en Wayne se preparó para la Pascua con ejercicios espirituales centrados en la Eucaristía

DETROIT — Del 27 al 30 de marzo, la Parroquia de St. Mary en Wayne, recibió al Padre Alfredo Ocampo, sacerdote Pasionista de la Provincia Santa Cruz en Chicago, quien impartió los ejercicios espirituales de Cuaresma. Estos ejercicios son una tradición católica que consisten en una serie de meditaciones, reflexiones y oraciones que buscan preparar el corazón y la mente de los fieles para la celebración de la Semana Santa.

El tema principal que se abordó en estos ejercicios espirituales fue "La Eucaristía, luz y vida del peregrino cristiano", el cual resultó pertinente para vivir las vísperas de la Pascua y celebrar el año de la Eucaristía, al que invita el Papa Francisco.

El Padre Alfredo Ocampo, originario de Guerrero, México, lleva más de 30 años viviendo en Estados Unidos, actualmente en Chicago. Además, lleva doce años impartiendo los ejercicios espirituales, predicando en comunidades que le solicitan diversos temas con base en sus necesidades.

Mujer Eucarística, la santa Eucaristía en la escuela de María

Durante los ejercicios, se abordaron diferentes temas relacionados con la Eucaristía, y en particular, el enfoque inicial fue la figura de María como Mujer Eucarística. La reflexión comenzó con una exploración del contexto en el que se celebra, y se hizo referencia a la lectura del Jueves Santo en el Evangelio de Juan para destacar que es una celebración comunitaria que nos muestra un ejemplo de liderazgo de servicio en lugar de uno autoritario.

A lo largo de la sesión, se meditó el episodio de las Bodas de Caná, donde se ve a María preocupada por la necesidad de los recién casados, mediando entre la necesidad de uno y el proveer de Dios, y enseñándonos a vivir la Eucaristía con sentido de servicio y unidad. Se habló sobre cómo la Iglesia está cimentada en la tradición apostólica y eucarística, y cómo la Santa Misa nos mueve a la misión apostólica, a vivir nuestra espiritualidad eucarística en un contexto apostólico, dando testimonio de fe y vida a los demás.

El tema concluyó con una enseñanza clave que nos recuerda que, incluso en los momentos más difíciles de la vida, podemos encontrar la fuerza para volver a Dios y seguir adelante en nuestra misión apostólica. Las palabras de Jesús en Mateo 18,20, “Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”, nos recuerdan que la cercanía de Dios siempre está disponible para nosotros.

“La Eucaristía es el momento en el que nos reanimamos para salir nuevamente con el mensaje del Evangelio en nuestra misión apostólica. Es en este sacramento donde encontramos la fuerza y la gracia para dar testimonio de nuestra fe y vida a los demás”, comentó el Padre Ocampo en entrevista con Detroit Catholic en español, destacando la importancia de vivir la Eucaristía con un sentido de servicio y unidad, con la certeza de la cercanía de Dios en todas las circunstancias de la vida.

Padre Alfredo Ocampo
Padre Alfredo Ocampo
Ejercicios Espirituales con el Padre Alfredo Ocampo en la parroquia St. Mary en Wayne
Ejercicios Espirituales con el Padre Alfredo Ocampo en la parroquia St. Mary en Wayne

De la santa Misa a la misión apostólica

En el transcurso de esta experiencia, se abordó otro tema de gran importancia para la comunidad católica: cómo la Santa Eucaristía fortalece y construye la Iglesia como el cuerpo de Cristo, y la importancia de la incorporación de nuevos miembros catecúmenos a esta comunidad. Los catecúmenos son personas que han expresado su deseo de convertirse al catolicismo y están en proceso de formación y preparación para recibir los sacramentos de iniciación cristiana.

Durante la celebración de la Santa Eucaristía, los fieles que ya forman parte de la comunidad dan la bienvenida a los nuevos miembros, lo que contribuye a la unidad y armonía del Cuerpo de Cristo. La fiesta de la Pascua, que incluye la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, es la ocasión en que se vive la Eucaristía en su plenitud.

Es en la Vigilia Pascual donde la Eucaristía edifica y fortalece a la Iglesia como el cuerpo de Cristo, en la que los catecúmenos son incorporados como nuevos miembros. Este proceso es fundamental para la continuidad de la Iglesia y la expansión del mensaje del Evangelio en la misión apostólica.

Toda Misa es en sí misma una misa de sanación

En la última parte de los ejercicios espirituales, se profundizó en el tema de la sanación en la Santa Misa. Es importante destacar que la Misa no es solamente una celebración de la fe, sino que también es un momento de sanación espiritual.

El Padre explicó que no existen misas específicas de sanación, sino que toda la Misa es en sí misma de sanación, ya que se celebra el sacrificio de Jesús que nos libera del pecado y nos ofrece la sanación espiritual. “Toda la Misa, por el hecho indeleble del don de Dios dado en Cristo Jesús (el amor de Dios manifestado en la donación de Cristo en la Cruz), es de sanación”, comentó el Padre.

Para ilustrar este concepto, se reflexionó sobre la lectura del Viernes Santo de Isaías 53, 4-5, que nos muestra cómo Jesús tomó sobre sí nuestras enfermedades y dolores, y que sus heridas y cicatrices son la fuente de nuestra sanación. "Cada vez que celebramos la Eucaristía, estamos participando en el sacrificio de Jesús y recibiendo su sanación", agregó.

Subrayó también la relevancia de comprender que la Eucaristía es un momento crucial para experimentar la sanación y la reconciliación con Dios, ya que en ella se encuentra el Misterio del sacrificio de Jesús. Como parte de su enseñanza, recordó que antes de la resurrección está la muerte, antes de la muerte está el sufrimiento y, por lo tanto, la Eucaristía es el lugar donde se hace presente el sacrificio de Jesús.

Renovando la fe en vísperas del Triduo Pascual

El retiro espiritual fue una experiencia enriquecedora que les permitió reflexionar y renovar su fe justo antes del Triduo Pascual. Los ejercicios espirituales no solo se centraron en la preparación personal, sino que también brindaron la oportunidad de acompañar a nuevos miembros catecúmenos en su camino de fe y preparación para recibir los sacramentos.

La renovación de la fe permitió a los asistentes no solo prepararse para las celebraciones del Triduo Pascual, sino también vivir su fe prestando atención a la riqueza de las lecturas y toda la liturgia que nos narra la historia de nuestra salvación, desde la creación hasta la nueva alianza perpetua en Cristo Jesús. Como mencionó el Padre: "En Cristo Jesús, nuestro buen pastor, la alianza se renueva perpetuamente".

Los frutos de esta experiencia se manifestarán en su vida diaria, permitiéndoles vivir su fe con una mayor conciencia y compromiso. El retiro fue, sin duda, una experiencia enriquecedora y transformadora que dejó una huella duradera en los asistentes, preparándolos para celebrar con renovado vigor el Triduo Pascual.



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