Aproximadamente 300 adolescentes, acompañantes y líderes de ministerios para jóvenes del área de Detroit se unieron a miles de participantes en la Conferencia Nacional de Jóvenes Católicos 2025
INDIANÁPOLIS — Después de tres días intensos en la Conferencia Nacional de Jóvenes Católicos en Indianápolis, aproximadamente 300 jóvenes y acompañantes regresaron a la Arquidiócesis de Detroit. Muchos volvieron profundamente tocados por el Espíritu Santo, tras momentos de oración ante el Santísimo y una conversación virtual con el papa León XIV.
Los grupos de Detroit se sumaron a casi 16.000 estudiantes de secundaria de todo el país que llenaron el estadio Lucas Oil del 20 al 22 de noviembre. Junto a obispos y sacerdotes, participaron en la Misa, adoración, charlas y actividades en pequeños grupos.
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Para la mayoría, sin embargo, el momento más significativo fue el encuentro digital con el Papa, quien se conectó en vivo por videollamada y respondió preguntas de los jóvenes.
Durante la videollamada del viernes, el Papa dialogó con ellos con cercanía, haciendo que muchos se sintieran inspirados, escuchados y amados.
“El papa León, al responder nuestras preguntas, me hizo entender que no soy el futuro de la Iglesia, sino su presente”, compartió Grant Poulton, estudiante de Shrine High School en Royal Oak. “Después de esta experiencia, siento que Dios me llama a vivir con más reverencia y a ponerlo en el centro de mis relaciones con los demás”.
Poulton, al igual que muchos de sus compañeros, reflexionó sobre las profundas experiencias espirituales vividas en el NCYC. Contó que “me inspiran a usar mi voz y mis talentos para aportar algo a la Iglesia y promover misiones católicas como el movimiento provida y todo lo que eso implica”, además de anunciar el mensaje de paz del Evangelio.
A través de una transmisión en vivo, el papa León habló con los jóvenes durante casi una hora, respondió cinco preguntas y compartió su mirada sobre los desafíos que enfrentan hoy en día.
Poder dialogar en inglés con un Papa nacido en Estados Unidos hizo que la fe se sintiera más cercana, comentó Anna Corsetti, estudiante de primer año de secundaria y feligresa de la parroquia St. Irenaeus en Rochester Hills.
“El papa León era un católico estadounidense normal”, escribió Corsetti en su reflexión. “Saber eso me hace sentir que yo también puedo acercarme a Dios y vivir mi fe como él”.
Laura Piccone-Hanchon, directora asociada de formación en el discipulado del Departamento de Evangelización y Discipulado Misionero de la Arquidiócesis de Detroit, participó del encuentro junto con los adolescentes. Piccone-Hanchon señaló que la disposición del papa a dialogar tanto tiempo con los jóvenes fue una bendición inesperada.
“Esto realmente muestra su deseo de conectar con los jóvenes y de inspirarlos”, dijo Piccone-Hanchon a Detroit Catholic. “Quería que supieran que estaba rezando por ellos. Su presencia en vivo lo hizo mucho más cercano. Creo que todos sintieron una conexión real con el Santo Padre; estuvo tan presente, con una calidez muy particular. Sus respuestas fueron muy reflexivas e inspiradoras para este grupo de adolescentes”.
Ser “vistos, llamados por su nombre y reconocidos” por un papa en ejercicio marcará profundamente el camino de discipulado de estos jóvenes, añadió Katy Frederick, coordinadora de grupos pequeños y apoyo a la pastoral juvenil en la Arquidiócesis de Detroit.
“Transmitió un mensaje enorme a los jóvenes, mostrando que para él la juventud de Estados Unidos es tan importante que, aun con su agenda tan cargada, quiso dedicarles un tiempo especial”, señaló Frederick.
Si bien ningún adolescente de Detroit fue elegido para hacerle una pregunta directamente al Papa, muchos tuvieron roles destacados en la conferencia de este año. Entre ellos estuvo Khloe Duneske, de 17 años, estudiante de tercer año en Mercy High School en Farmington Hills, quien fue una de las siete jóvenes seleccionadas para compartir un testimonio durante las sesiones temáticas como parte del Marian University Preach Challenge.
Duneske, feligresa de Our Lady of Victory en Northville, habló ante unas 1.000 personas sobre cómo ha crecido en la fe a través de su relación con la Virgen María.
“Me sentía muy preparada y, antes de subir al escenario, dije: ‘Espíritu Santo, ven’”, contó Duneske a Detroit Catholic. “Quería que mis palabras fueran del Espíritu Santo, que transmitieran lo que Dios quería que los demás escucharan. Cuando bajé del escenario, pensé: si al menos una persona recibió mi mensaje y le llegó al corazón, entonces el propósito por el que subí aquí ya estaba cumplido”.
Duneske describió la experiencia como “un primer gran paso”, y añadió que compartir su testimonio ante una multitud tan grande ahora le da la valentía para seguir haciéndolo a lo largo de su vida.
Aunque Duneske asistió a la Conferencia Nacional de Jóvenes Católicos hace dos años, cuando recién comenzaba la secundaria, dijo que la experiencia de este año fue mucho más profunda y significativa, especialmente porque ha crecido en su propia vida de fe.
“Hay tantas cosas que me llevo, pero si tuviera que resumir cómo me siento en una sola palabra —y sinceramente ha sido mi palabra del año— sería ‘plena’”, dijo Duneske. “Estoy rebosante del Espíritu, de la comunidad que encontré, y haber estado con otros 16.000 chicos que aman al mismo Dios que yo y que viven su fe con tanta valentía y pasión es algo increíblemente inspirador”.
Duneske dijo que espera que su experiencia refleje lo que vivieron muchos de sus compañeros en Indianápolis.
“El camino de cada uno es distinto, pero podemos unirnos como Iglesia universal y vivir nuestra fe con valentía”, señaló. “Tu vida puede ser la única ‘iglesia’ a la que alguien se acerque alguna vez, así que me voy decidida a seguir viviendo una fe valiente”.
Durante la conferencia, la Federación Nacional para el Ministerio Católico con Jóvenes anunció a los ganadores de sus premios 2025, con los que reconocen a siete líderes juveniles de todo el país “que han hecho contribuciones significativas al ministerio pastoral con jóvenes en Estados Unidos”.
Entre las galardonadas de este año estuvo Joyce Francois, directora de alcance parroquial y comunitario de la Detroit Catholic Pastoral Alliance, quien recibió el premio Servant of God Sister Thea Bowman Bridge Building, un reconocimiento nacional o regional para quienes “tienden puentes y desarrollan caminos que promueven la diversidad y la inclusión”.
Francois, quien ha trabajado con adolescentes y jóvenes adultos durante más de 30 años —incluido su servicio en la Oficina de Ministerio Juvenil de la Arquidiócesis de Detroit—, fue reconocida por su “pasión por los jóvenes y por la justicia social”, así como por su “amplia experiencia en programas juveniles y en la formación de líderes jóvenes”.
“Estas personas representan el corazón y el alma del ministerio juvenil: mentores, líderes y constructores de puentes cuyo testimonio fiel ha marcado la vida de innumerables jóvenes”, afirmó Christina Lamas, directora ejecutiva de la NFCYM, en un comunicado de prensa.
Mientras los jóvenes y líderes juveniles del área de Detroit emprendían el regreso a la arquidiócesis, muchos expresaban una renovada esperanza en el futuro.
El obispo auxiliar de Detroit, Robert J. Fisher, uno de los cientos de sacerdotes presentes en la conferencia, contó que conversó con varios participantes sobre lo que habían vivido.
“Un líder juvenil me decía cuánto deseaba que esta experiencia realmente transformara la fe de los jóvenes, y no solo la de ellos, sino también la fe de sus familias”, comentó el obispo Fisher. “Confiamos en que esto llegue a muchas personas, hayan estado o no en Indianápolis”.


