El arzobispo Weisenburger invita a vivir este tiempo con fe y participación luego del anuncio de un proceso de reestructuración de dos años en la Arquidiócesis de Detroit
DETROIT — Mientras la Arquidiócesis de Detroit se prepara para emprender un proceso de reestructuración que se extenderá por dos años, el arzobispo Edward J. Weisenburger dijo que desea que “cada católico del sureste de Michigan pueda participar activamente en este proceso”, e invitó a la comunidad a mantener la fe y confiar en el plan de Dios para la Iglesia local.
Al dirigirse a los medios el 17 de noviembre —un día después de que la arquidiócesis anunciara que comenzará un proceso colaborativo para reorganizar sus parroquias y ministerios—, el arzobispo Weisenburger compartió su deseo de fortalecer y revitalizar la presencia católica en el sureste de Michigan.
“Leemos en las Escrituras que el amor perfecto expulsa el miedo, y solo cuando dejamos de lado todos nuestros temores podemos avanzar verdaderamente como un pueblo de fe”, afirmó el arzobispo Weisenburger durante la conferencia de prensa en la Cathedral of the Most Blessed Sacrament.
El proceso de reestructuración de la Arquidiócesis de Detroit —anunciado durante las misas del fin de semana del 15 y 16 de noviembre— afectará a las 209 parroquias de la arquidiócesis y llega en un momento en que la Iglesia local ha experimentado una disminución significativa en la asistencia a misa, la recepción de sacramentos y las ordenaciones sacerdotales en las últimas décadas.
Actualmente, la arquidiócesis cuenta con unos 900.000 católicos, una reducción de aproximadamente el 40% desde su pico de 1,5 millones a mediados de los años 80. De ese número, solo unos 150.000 asisten regularmente a misa.
Las tendencias en Detroit no son únicas, señaló el arzobispo Weisenburger; en los últimos años, más de 30 diócesis en Estados Unidos han iniciado procesos similares de reestructuración.
“Esto está ocurriendo en todo el país”, señaló el arzobispo Weisenburger. “Es algo por lo que he estado rezando desde que llegué esta primavera, y realmente es una continuación de lo que comenzó mi predecesor, el arzobispo Allen H. Vigneron, a principios de 2025”.
Tras la pandemia de COVID-19, la Arquidiócesis de Detroit adoptó un modelo de agrupación parroquial llamado Familias de Parroquias, impulsado en parte por la escasez de sacerdotes disponibles. En febrero, la arquidiócesis difundió una actualización en la que proyectaba que pronto tendría menos sacerdotes que parroquias.
Al finalizar el proceso de reestructuración, las Familias de Parroquias serán sustituidas, y cada parroquia pasará a formar parte de una “unidad pastoral”, es decir, un conjunto de una o más parroquias guiadas por un solo párroco y su equipo.
El futuro de cada parroquia será analizado de manera individual y teniendo en cuenta diversos factores, explicó el arzobispo Weisenburger. Cada comunidad tendrá dos encuentros de escucha abiertos a todos los fieles en la primavera de 2026.
Si bien algunos templos serán cerrados como resultado del proceso, “no hay una lista ni un número predeterminado”, afirmó el arzobispo.
“No sabemos cuántas parroquias o comunidades podrían fusionarse o cuántos edificios podrían cerrar”, dijo. “Las respuestas a esas preguntas llegarán con el tiempo, a través de un proceso compartido de discernimiento”.
En enero, los sacerdotes de la Arquidiócesis de Detroit se reunirán para elaborar propuestas de modelos de unidades pastorales, que luego serán presentadas a los fieles para recibir comentarios y sugerencias.
A través de los encuentros de escucha, los líderes de la Iglesia buscan “escuchar las inquietudes, las esperanzas, los deseos y los temores de nuestra gente, y permitirles participar directamente en un proceso que dará forma a nuestra Iglesia”, señaló el arzobispo Weisenburger.
El P. Mario Amore, director ejecutivo del Departamento de Renovación Parroquial de la Arquidiócesis de Detroit, aseguró que el proceso será lo más claro y transparente posible.
“Estamos tomando todo en consideración”, dijo el P. Amore durante la conferencia. “Por eso ofreceremos dos encuentros de escucha en cada una de nuestras parroquias. Es la oportunidad para que los feligreses puedan dar su opinión”.
El P. Amore señaló que se recopilarán y publicarán datos demográficos y otra información de cada parroquia, incluyendo aspectos sacramentales y financieros, en un sitio web creado para esta iniciativa de reestructuración: restructuring.aod.org.
Aunque estos datos servirán de guía, no serán el único factor determinante, añadió.
“Queremos asegurarnos de que la presencia de la Iglesia no se reduzca en la arquidiócesis”, dijo el P. Amore. “Siempre habrá una presencia católica. Especialmente en las zonas donde tal vez no haya una gran población católica, la Iglesia igual necesita estar”.
El arzobispo Weisenburger explicó que son muchas las razones “complejas” detrás de la disminución de católicos practicantes en el sureste de Michigan, entre ellas la pérdida de población en la ciudad de Detroit, que ha visto caer su número de habitantes en más de un millón desde su punto máximo.
El arzobispo también mencionó el avance de la secularización y un progresivo distanciamiento de la vida comunitaria, factores que han contribuido a una creciente crisis de soledad y aislamiento.
“Hoy vemos más tristeza, desesperanza, falta de sentido y angustia existencial que quizá en cualquier otro momento de nuestra historia”, dijo el arzobispo Weisenburger. “No solo las iglesias tienen menos miembros; esto ocurre en todo tipo de organizaciones.
“Este creciente aislamiento en los hogares y alejamiento de las comunidades es una crisis”, continuó. “Es una crisis social, y se refleja en todos los ámbitos de la sociedad, incluida la religión y la vivencia de la fe”.
La disminución de católicos practicantes también ha significado una merma en el número de sacerdotes, con un clero envejecido que debe atender cada vez más parroquias y comunidades, señaló.
“La mayoría de nuestros sacerdotes activos tiene ahora más de 50 años, y con menos sacerdotes y menos feligreses, sentimos el peso de mantener edificios, espacios y ministerios que ya no podemos sostener de manera realista”, dijo el arzobispo. “Eso consume mucha energía y recursos que preferiríamos dedicar a la evangelización, a compartir el Evangelio”.
En los ocho meses desde su llegada a la Arquidiócesis de Detroit, el arzobispo Weisenburger contó que ha visitado y conversado con muchos católicos que están “preocupados por sus sacerdotes”.
“La gente suele querer mucho a sus sacerdotes, y se preocupa por ellos del mismo modo en que los sacerdotes se preocupan por su gente”, dijo el arzobispo Weisenburger. “Muchísimas personas me han comentado: ‘El padre trabaja demasiado’. Tenemos muchos sacerdotes trabajando muy duro, y esa es una preocupación central”.
Reconociendo el difícil camino por delante, el arzobispo Weisenburger afirmó que cerrar iglesias nunca es sencillo, especialmente en lugares donde generaciones de familias han celebrado bautismos, confirmaciones, matrimonios y funerales.
En algunos casos, señaló, iglesias que antes reunían a 1.000 personas o más durante el fin de semana hoy apenas tienen unas 60 personas en la misa dominical.
“Me duele profundamente cada vez que veo una iglesia cerrarse o ponerse en venta”, dijo el arzobispo. “En el mundo católico, nuestros edificios se cargan de un sentido de santidad. Para nosotros, no son solo lugares donde ocurren cosas sagradas, sino espacios sagrados en sí mismos. Siempre existe cierta incomodidad, frustración y ansiedad ante la posibilidad de perder un lugar que consideramos sagrado”.
Pero aunque las iglesias son lugares de gracia y santidad, el arzobispo Weisenburger recordó que el verdadero fundamento de la fe, Jesucristo, permanece con la Iglesia en todo tiempo y circunstancia, y es la fuente de esperanza en cada dificultad.
“En el Evangelio de hace poco, Jesús se encuentra con personas que admiraban el templo y decían: ‘¿Acaso no es la maravilla del mundo?’ Y Jesús responde: ‘Llegará el día en que no quedará piedra sobre piedra’, que es justamente la situación actual de aquel hermoso templo.
“Jesús nos recuerda que, en todas las épocas, el único fundamento que perdura es Él”, dijo el arzobispo Weisenburger. “Duele pensar en una iglesia que deja de ser iglesia. Pero también debo ser un hombre de fe y confiar en el fundamento sobre el cual construimos la Iglesia. No son los ladrillos, ni la piedra, ni los vitrales; el fundamento es Cristo en todas las edades”.
Oración por la Reestructuración Arquidiocesana
Ven, Espíritu Santo.
Déjanos sentir tu presencia
mientras reestructuramos las parroquias
y ministerios de nuestra arquidiócesis.
Ilumina el camino que recorremos juntos.
Ayúdanos a escuchar tu voz
en el silencio de nuestro corazón,
en la sabiduría de los demás,
y en el mundo que nos rodea.
Sabemos que estás con nosotros
en cada paso del proceso.
Danos claridad, comprensión y dirección.
Ayúdanos a compartir la luz de tu amor en todo momento.
Amén.
Santa Ana, ruega por nosotros.
Beato Solano Casey, ruega por nosotros.
María, Madre de la Iglesia, ruega por nosotros.
Más información
Para conocer más sobre el proceso de reestructuración de dos años de la Arquidiócesis de Detroit, incluido cómo involucrarse y qué sucederá en los próximos meses, visite restructuring.aod.org.


