Papa León XIV: El amor verdadero no puede prescindir de la verdad

El Papa León en la Audiencia General de este 13 de agosto | Crédito: Daniel Ibáñez/ EWTN Nes

El Papa León XIV presidió este miércoles ante miles de peregrinos la Audiencia General, que en esta ocasión tuvo lugar en el Aula Pablo VI del Vaticano debido a las altas temperaturas en Roma.

La gran afluencia de fieles que acudieron para escuchar al Santo Padre hizo que muchos tuvieran que seguir el encuentro desde la Plaza de San Pedro.

Al inicio de la audiencia, y en inglés, italiano y español, el Papa anunció que, al concluir la catequesis, se trasladaría a la plaza para saludar personalmente a quienes seguían el evento desde allí.

El amor, cuando es verdadero, no puede prescindir de la verdad

El Santo Padre continuó este 13 de agosto con su ciclo de catequesis “Jesucristo, nuestra esperanza” y hoy invitó a los fieles a reflexionar sobre una escena “íntima, dramática, pero también profundamente verdadera”: el momento en el que durante la cena pascual Jesús revela que uno de los Doce apóstoles está a punto de traicionarlo.

Precisó que Jesús no pronuncia estas palabras para condenar, sino para mostrar que “el amor, cuando es verdadero, no puede prescindir de la verdad”.

A pesar de que la habitación “se llena de un dolor silencioso” —el mismo que experimentamos “cuando en las relaciones más queridas se insinúa la sombra de la traición”—, el Pontífice destacó que el modo en el que Jesús habla de lo que está a punto de suceder “es sorprendente”.

“No levanta la voz, no señala con el dedo, no pronuncia el nombre de Judas. Habla de tal modo que cada uno pueda cuestionarse a sí mismo”, agregó.

El mal “no tiene la última palabra”

El Papa León XIV se dirigió a los fieles para explicarles que la pregunta que se hacen los discípulos —“¿Seré yo?”— es quizá una de las más sinceras que podemos hacernos a nosotros mismos. “No es la pregunta del inocente, sino la del discípulo que descubre su fragilidad”.

“No es el grito del culpable, sino el susurro de quien, aunque queriendo amar, sabe que puede herir. Es en esta consciencia donde inicia el camino de la salvación”, indicó.

En este contexto, remarcó que “Jesús no denuncia para humillar”, sino que dice la verdad “porque quiere salvar”. Y para ser salvados, según el Pontífice, “hay que sentir: sentir que se está involucrado, sentir que se es amado a pesar de todo, sentir que el mal es real pero no tiene la última palabra. Sólo quien ha conocido la verdad de un amor profundo puede aceptar también la herida de una traición”.

Respecto a la tristeza que sienten los discípulos, indicó que, si se acoge con sinceridad, “se convierte en un lugar de conversión. El Evangelio no nos enseña a negar el mal, sino a reconocerlo como una ocasión dolorosa para renacer”.

El Papa León XIV también señaló que, mientras nosotros “estamos acostumbrados a juzgar”, Dios, en cambio, “acepta sufrir”. “Cuando ve el mal, no se venga, sino que se entristece”, recordó.

“La fuerza silenciosa de Dios”

Tras contar a sus discípulos que uno de ellos iba a traicionarlo, Jesús dice que “más le valdría a ese hombre no haber nacido”.

Esta advertencia, para el Santo Padre, “no es una condena impuesta a priori, sino una verdad que cada uno de nosotros puede reconocer: si renegamos del amor que nos ha engendrado, si traicionando nos volvemos infieles a nosotros mismos, entonces realmente perdemos el sentido de nuestra venida al mundo y nos autoexcluimos de la salvación”.

“Sin embargo, precisamente allí, en el punto más oscuro, la luz no se apaga. Es más, comienza a brillar. Porque si reconocemos nuestro límite, si nos dejamos tocar por el dolor de Cristo, entonces podemos finalmente nacer de nuevo”, afirmó.

“La fe no nos evita la posibilidad del pecado, sino que nos ofrece siempre una vía para salir: la de la misericordia”, señaló el Santo Padre.

Además, recordó que “Jesús no se escandaliza frente a nuestra fragilidad”, sino que “sigue fiándose”. “Esta es la fuerza silenciosa de Dios: no abandona nunca la mesa del amor, ni siquiera cuando sabe que lo dejarán solo”.

“Aunque podamos fallar, Dios nunca nos falla”

A continuación, invitó a los fieles a preguntarse con sinceridad: “¿Seré yo?”. “No para sentirnos acusados, sino para abrir un espacio a la verdad en nuestro corazón”.

“La salvación comienza aquí: en la conciencia de que podremos ser nosotros los que rompamos la confianza en Dios, pero que podemos ser también nosotros los que la recojamos, la custodiemos y la renovemos”, señaló.

Por último, el Papa León XIV explicó que esta es la esperanza: “Saber que, aunque podamos fallar, Dios nunca nos falla”.

“Aunque podamos traicionar, Él nunca deja de amarnos. Y si nos dejamos alcanzar por este amor, humilde, herido, pero siempre fiel, entonces podemos de verdad renacer. Y empezar a vivir ya no como traidores, sino como hijos siempre amados”, concluyó.

- Esta nota fue publicada originalmente por ACIPRENSA.



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