El director deportivo de Austin, árbitro de rugby en silla de ruedas, calificó los Juegos Paralímpicos como ‘increíbles’

Joe Bongiovanni (izquierda) director deportivo de Austin Catholic High School en Chesterfield Township, es árbitro internacional de rugby en silla de ruedas y participó en los Juegos Paralímpicos de París 2024. A lo largo de su carrera, ha arbitrado partidos en todo el mundo y ha encontrado similitudes entre el rugby en silla de ruedas y el fútbol americano. (Fotos cortesía de Joe Bongiovanni)

Joe Bongiovanni, uno de los ocho mejores árbitros del mundo, describió su invitación a los Juegos Paralímpicos de París 2024 como un gran honor

CHESTERFIELD TOWNSHIP — Joe Bongiovanni participó en muchos eventos deportivos a lo largo de su carrera como entrenador de fútbol americano en la escuela secundaria y ahora como director deportivo.

Pero pocos se han llevado a cabo a los pies de la Torre Eiffel.

Bongiovanni tuvo el honor de ser árbitro de rugby en silla de ruedas en los Juegos Paralímpicos de París 2024, siendo uno de los ocho árbitros en cancha del torneo y uno de los tres estadounidenses que formaron parte del equipo de arbitraje.

“Nunca olvidaré que uno de los presentadores en nuestra reunión de oficiales nos miró y dijo: ‘Ustedes están aquí porque son los ocho mejores árbitros del mundo’”, contó Bongiovanni a Detroit Catholic. “La verdad es que nunca me había detenido a pensarlo, porque no me veo de esa manera. Lo veo como algo que disfruto y en lo que he tenido la suerte de participar, y espero seguir haciéndolo por muchos años más.”

En su trabajo diario, Bongiovanni es el director deportivo de la Austin Catholic High School en Chesterfield Township.

Sin embargo, durante ocho a diez fines de semana al año, Bongiovanni viaja como árbitro internacional de rugby en silla de ruedas de nivel A, principalmente arbitrando torneos en el Medio Oeste. También ha tenido la oportunidad de arbitrar los campeonatos nacionales universitarios, el Mundial de Rugby en Silla de Ruedas, y el verano pasado, los Juegos Paralímpicos en París.

El rugby en silla de ruedas es el único deporte adaptado de contacto para personas con discapacidad en las cuatro extremidades.

Bongiovanni fue escalando posiciones, arbitrando casi todos los fines de semana en algún lugar del Medio Oeste, hasta alcanzar el nivel A en 2016 y obtener la acreditación internacional en 2017, emprendiendo una carrera que lo llevó a recorrer el mundo.
Bongiovanni fue escalando posiciones, arbitrando casi todos los fines de semana en algún lugar del Medio Oeste, hasta alcanzar el nivel A en 2016 y obtener la acreditación internacional en 2017, emprendiendo una carrera que lo llevó a recorrer el mundo.

Cuatro jugadores en cada equipo, en sillas de ruedas, compiten en un espacio del tamaño de una cancha de baloncesto para avanzar una pelota similar a una de voleibol hacia el área de gol, lanzando la pelota a sus compañeros, bloqueando a los defensores que intentan alcanzar al que lleva el balón y trabajando para impedir que el equipo contrario anote.

Cada equipo tiene 40 segundos por posesión para llevar el balón a la zona de gol y conseguir un “try” (punto).

Antes, Bongiovanni trabajó en el Detroit Medical Center’s Rehabilitation Institute de Michigan, donde algunos de sus compañeros le presentaron el deporte en 2010.

“Conocí este deporte gracias a ellos, y me pidieron que fuera a ayudar a su equipo”, comentó Bongiovanni. “Pasé un año haciendo eso y quise aprender más sobre el deporte. Durante ese tiempo, hice un curso de arbitraje para conocer mejor las reglas y poder ayudar al equipo”.

El equipo del Detroit Medical Center se disolvió temporalmente porque uno de los jugadores se mudó para entrenar con el equipo nacional, pero Bongiovanni ya estaba entusiasmado.

“Me enamoré de este deporte”, explicó Bongiovann”. “Me convertí en árbitro certificado y traté de llegar lo más lejos posible”.

Bongiovanni tiene una sólida trayectoria en el fútbol; fue entrenador en St. Clair Shores Lakeshore (2003-2008), Marine City Cardinal Mooney (2008-2009) y Richmond (2009-2010). Sin embargo, descubrió muchas similitudes entre el fútbol y el rugby en silla de ruedas en cuanto a la intensidad del juego y el trabajo en equipo.

“El fútbol tiene la misma mentalidad, la misma estrategia y la misma competitividad que vi en el rugby en silla de ruedas”, comentó Bongiovanni, quien es padre de tres hijos y está casado. “A medida que mi familia crecía, tenía menos tiempo para dedicarme al fútbol. Así que encontré un deporte similar, pero menos demandante”.

Bongiovanni avanzó en su carrera como árbitro, dirigiendo casi todos los fines de semana en algún lugar del Medio Oeste. Finalmente, alcanzó el estatus de Nivel A en 2016 y se certificó internacionalmente en 2017, comenzando así una carrera de arbitraje que lo ha llevado por todo el mundo.

Bongiovanni comentó que lo mejor de los Juegos Paralímpicos fue estar rodeado de atletas de primer nivel, los mejores en sus deportes, que llegaron de todas partes del mundo para representar a sus países.
Bongiovanni comentó que lo mejor de los Juegos Paralímpicos fue estar rodeado de atletas de primer nivel, los mejores en sus deportes, que llegaron de todas partes del mundo para representar a sus países.

“El año pasado tuve la suerte de participar en los campeonatos mundiales en Dinamarca”, dijo Bongiovanni. “Fui al Campeonato de Europa 'A' en Parejas y al Mundial de Rugby en Silla de Ruedas, que coincidió con el Mundial de rugby en París, lo que me llevó a los Juegos Paralímpicos”.

Arbitrar partidos, incluso a nivel internacional, tiene algunas semejanzas con su trabajo como director deportivo en Austin, especialmente en lo que respecta a crear un ambiente donde los atletas sean los protagonistas, y él simplemente está ahí para facilitar la experiencia.

“Lo que más disfruto como árbitro es cuando, después de un partido, alguien se me acerca y me dice: ‘Nunca nos dimos cuentas de que estabas ahí’”, comentó Bongiovanni. “Son los deportistas quienes realmente hacen todo el trabajo y muestran su talento. También es algo que aplico como director deportivo: asegurarme de que los atletas estén en el centro de atención, y eso es lo que me esfuerzo por mantener”.

Para Bongiovanni, la mejor parte de los Juegos Paralímpicos fue estar rodeado de los mejores atletas en sus disciplinas a nivel mundial, que llegaron de todo el mundo para representar a sus países.

“El ambiente en los Juegos Paralímpicos fue increíble; tuvimos la suerte de alojarnos en la Villa Olímpica este año”, dijo Bongiovanni. “Ver cómo los diferentes atletas, no solo de mi deporte sino de otros, organizaban sus rutinas y manejaban los tiempos de descanso entre sus competencias fue una experiencia increíble. Son personas que han dedicado mucho tiempo a ser los mejores en su disciplina, así que tener la posibilidad de ser testigo directo como árbitro en la cancha fue algo único”.

Haber trabajado con atletas de primer nivel que han superado discapacidades físicas y desafíos le aportó a Bongiovanni una perspectiva valiosa que puede ofrecer a los estudiantes de Austin.

“Como entrenador, siempre escuchas la típica frase: “Puedes logra todo lo que te propongas”, pero estas personas lo encarnan a la perfección”, afirmó Bongiovanni. Sienten pasión por el deporte que eligieron y se esfuerzan por alcanzar sus metas, superando cualquier obstáculo que se interponga en su camino”.

“Siempre comparto este ejemplo con nuestros estudiantes (en Austin): ' Tal vez pienses que no puedes hacer esto, pero yo veo a gente que se esfuerza y logra cosas increíbles'. Ver el éxito de estos atletas (en los Juegos Paralímpicos) me sirvió para motivar a nuestros deportistas en Austin”.

Bongiovanni arbitró el partido por el tercer lugar en los Juegos Paralímpicos de 2024 y comentó que el objetivo de todo árbitro es pasar desapercibido durante el partido.
Bongiovanni arbitró el partido por el tercer lugar en los Juegos Paralímpicos de 2024 y comentó que el objetivo de todo árbitro es pasar desapercibido durante el partido.

Bongiovanni valora los esfuerzos de los profesores y el personal de Austin que lo cubren en los eventos deportivos, así como los de su mujer, María, quien cuida de sus tres hijos, Isabella, Joey y Dominic, mientras él está fuera entre ocho y diez fines de semana al año arbitrando torneos. Por lo general, se va el viernes por la tarde y regresa el domingo por la noche.

“Mi esposa, mi familia y el personal de Austin me ayudan a seguir persiguiendo el sueño de ser árbitro internacional”, señaló Bongiovanni. “Sin el apoyo de mi familia, no podría estar tanto tiempo fuera de casa. El equipo directivo de Austin, la directora (Janel Coppens), el director de operaciones (Brett Coppens), el coordinador deportivo (Ron Glodich) y tantos otros me han cubierto cuando no he podido estar aquí por estar en un torneo. Se encargaron de todo mientras yo estaba en los Juegos Paralímpicos, ya que las clases empezaron el día después de que me fui”.

Bongiovanni regresó de París con muchas historias para contar: haber visto a atletas de primen nivel rendir al máximo, la comida, el café (‘sobre todo el café’, dijo) y haber contribuido a facilitar uno de los deportes más duros, intensos y apasionantes, practicado por algunas de las personas más dedicadas que ha conocido.

“Es el único deporte donde, tras un golpe completamente permitido, tengo que detener el partido para que el personal recoja el brazo o la pierna de alguien porque se le cayó la prótesis”, explicó Bongiovanni. “Es gracioso cuando les cuento a mis amigos: ‘La semana pasada tuve que parar un partido porque a alguien se le cayó el brazo, y cuando se lo volvieron a colocar, todo siguió como si nada, y nadie se perdió una jugada’”.

“Tengo la suerte de ver no solo a atletas que son excelentes en su deporte, sino también a personas extraordinarias”, concluyó.



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