En el Ángelus de este domingo 11 de febrero, el Papa Francisco afirmó que “el amor necesita concreción, presencia, encuentro, tiempo y espacio donados: no puede reducirse a hermosas palabras, a imágenes en una pantalla, a selfies de un momento o a mensajes apresurados”.
Al finalizar la Misa de canonización de Mama Antula, la primera santa de Argentina, el Papa Francisco se dirigió a la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano para dirigir el rezo del Ángelus como cada domingo.
En su reflexión previa al rezo mariano, el Santo Padre remarcó la cercanía del estilo de Jesús con los que sufren, un estilo cercano con “pocas palabras y hechos concretos”.
Haciendo referencia al Evangelio del día, el Papa Francisco afirmó que Jesús siempre “habla poco y a las palabras les siguen enseguida las acciones: se inclina, toma de la mano, cura”.
“No se entretiene en discursos o interrogatorios, y mucho menos en pietismos y sentimentalismos. Más bien demuestra el pudor delicado de quien le escucha atentamente y actúa con diligencia, preferiblemente sin llamar la atención”, señaló a continuación.
En este sentido, el Papa Francisco invitó a los fieles que le escuchaban desde la Plaza de San Pedro a pensar en aquellas personas que actúan como lo hace Jesús, personas “sobrias en las palabras, pero generosas en la acción; reacias a exhibirse, pero dispuestas a ser útiles; eficaces en la ayuda porque están dispuestas a escuchar”.
Para el Pontífice, estos son “amigos y amigas a los que se puede preguntar: ‘¿Quieres ayudarme?’, con la confianza de escuchar una respuesta, casi con las palabras de Jesús: ‘Sí, quiero, estoy aquí para ti’”.
“Esta concreción — precisó — es tanto más importante en un mundo como el nuestro, en el que parece que se abre camino, cada vez más, una virtualidad evanescente de las relaciones”.
Aseguró asimismo que los mensajes “apresurados” o los “selfies de un momento” son “instrumentos útiles, pero no bastan en el amor, no pueden sustituir a la presencia concreta”.
Más tarde, invitó a los fieles a realizarse las siguientes preguntas: “¿Yo sé escuchar a las personas, estoy disponible a sus buenas peticiones? ¿O pongo excusas, postergo las cosas, me escondo detrás de palabras abstractas e inútiles? Concretamente, ¿cuándo fue la última vez que he ido a visitar a una persona sola o enferma, o que he cambiado mis planes para satisfacer las necesidades de quien me pedía ayuda?”.
Al finalizar su reflexión, el Papa Francisco pidió un aplauso para la nueva santa de Argentina, Mama Antula.
- Esta nota fue publicada originalmente en ACIPRENSA.