El nuevo arzobispo electo de Detroit elogió al Arzobispo Vigneron y dijo que recibió “una cálida bienvenida” de los fieles de Detroit
DETROIT - En la Biblia, San Juan Bautista aparece como la voz de aquel que “clama en el desierto” para preparar los caminos del Señor.
El 11 de febrero, el Papa Francisco llamó a un nuevo líder del desierto para servir como el sexto Arzobispo de la Arquidiócesis de Detroit, a quien se le encomendó una misión similar: proclamar a Jesús en todas partes.
El Papa nombró al Obispo Edward J. Weisenburger, de 64 años, actual obispo de Tucson (Arizona), para ser el próximo líder espiritual de Detroit, algo que sorprendió a todos, incluso a él mismo.
“Quienes me conocen saben que casi nunca me quedo sin palabras”, dijo el Arzobispo electo Weisenburger durante una conferencia de prensa el martes por la mañana en el Sacred Heart Major Seminary de Detroit. “Pero cuando el nuncio me llamó, comencé a tartamudear, y él empezó a reírse. Cuando por fin pude hablar, me dijo: ''Simplemente di que sí''.
“Llevo 37 años esforzándome al máximo para decir ‘sí’, y hasta el momento ha sido un viaje maravilloso, y creo que lo seguirá siendo”, dijo el Arzobispo electo Weisenburger. “Este es mi hogar, y me siento bendecido de poder estar aquí”.
El Arzobispo electo Weisenburger bromeó sobre el frío invernal de Michigan, diciendo que “dejé el clima de los años 80 para venir aquí”, pero señaló que “he recibido una muy cálida bienvenida de aquellos que me han saludado desde el momento en que llegué”.
El Arzobispo electo Weisenburger sucederá al actual Arzobispo de Detroit, Allen H. Vigneron, de 76 años, cuya renuncia fue aceptada por el Papa. Según el derecho canónico, los obispos diocesanos deben presentar su renuncia al cumplir los 75 años, lo que el Arzobispo Vigneron hizo el 21 de octubre de 2023.
El Arzobispo Vigneron, quien servirá como administrador apostólico de la Arquidiócesis de Detroit hasta la Misa de instalación del Arzobispo electo Weisenburger el 18 de marzo en la Cathedral of the Most Blessed Sacrament en Detroit, presentó a su sucesor el martes por la mañana.
“Es para mí un gran honor y una bendición poder dar la bienvenida al Arzobispo Weisenburger a su nuevo hogar”, dijo el Arzobispo Vigneron durante el evento transmitido en vivo desde el Salón Cardenal Mooney del Sacred Heart. “Estoy muy contento de que haya aceptado venir a servir a esta Iglesia local, especialmente, Arzobispo, de que lo haga durante nuestro año jubilar como peregrino de esperanza”.
El Arzobispo Vigneron dijo que toda la Arquidiócesis de Detroit ha “estado rezando por usted, aunque no sabíamos quién iba a ser”.
Después de comenzar la conferencia de prensa con una oración, el Arzobispo Vigneron entregó al Arzobispo electo Weisenburger un regalo en nombre de la arquidiócesis: un cuadro de Pewabic que representa al Beato Solanus Casey, el santo nacido en Detroit. Luego afirmó que “es una prueba de que usted llega a una Iglesia que ha producido frutos maravillosos de santidad”.
El Arzobispo Vigneron señaló que el Arzobispo electo Weisenburger es “hijo de la misma Iglesia (en Oklahoma) que dio a luz al Beato Stanley Rother, el gran mártir que prefirió dar su vida en América Latina antes que abandonar a su rebaño”, haciendo referencia al tiempo que el nuevo arzobispo de Detroit fue párroco de la Holy Trinity Parish en Okarche, Oklahoma, la parroquia natal del Beato Rother.
“Así que sabemos bien de dónde viene, y estamos muy agradecidos de que traiga ese mismo coraje apostólico a nuestra comunidad”, dijo.
El Arzobispo electo Weisenburger agradeció los elogios del Arzobispo Vigneron, y dijo que se sentía honrado de seguir los pasos del arzobispo de Detroit.
“Realmente no puedo decir nada que resulte creíble sin comenzar diciendo lo increíblemente bien que esta Iglesia local ha sido dirigida todos estos años bajo un líder espiritual tan fiel”, dijo el Arzobispo electo Weisenburger.
El Arzobispo electo Weisenburger señaló que la Arquidiócesis de Detroit, bajo la dirección del Arzobispo Vigneron, especialmente el Sacred Heart Major Seminary, “parece estar especializada en la nueva evangelización”, y añadió: “Estoy profundamente comprometido con las nuevas formas de evangelización”.
La conferencia de prensa marcó el inicio de un día de presentaciones y bienvenida para el nuevo arzobispo electo, que incluyó un encuentro con los seminaristas de Detroit en la capilla del Sacred Heart, una presentación por Zoom con sacerdotes de la Arquidiócesis de Detroit, reuniones con líderes de la curia y de la arquidiócesis, y breves visitas al edificio de la Cancillería de la arquidiócesis y a la Cathedral of the Most Blessed Sacrament.
Como sexto arzobispo y décimo ordinario de Detroit, el Arzobispo electo Weisenburger asumirá la responsabilidad pastoral de más de 900,000 católicos distribuidos en 3,903 millas cuadradas de seis condados del sureste de Michigan.
En la conferencia de prensa, el Arzobispo electo Weisenburger dijo que, cuando era niño, “los sacerdotes eran mis héroes”.
“Los sacerdotes eran amigos de mi familia. Los sacerdotes estaban en mi casa. Admiraba lo que hacían y quise unirme a ellos, y nunca miré hacia atrás”, dijo. “Ha sido un viaje maravilloso”.
Al reflexionar sobre su vida como sacerdote en Oklahoma City, y luego como obispo en Salina (Kansas), dijo que siempre pensó que “allí acabaría mis días”, y añadió: “Incluso tengo una parcela en el cementerio”.
Recibir la llamada para ir a Tucson en 2017, sin embargo, “fue realmente maravilloso”, y “han sido siete años de pura felicidad”.
El Arzobispo electo Weisenburger dijo que extrañará Tucson, y “contrariamente a mi declaración inicial, no será por el clima. Será por la gente maravillosa que conocí allí”. Dijo que la comunidad hispana de Arizona “me ha apoyado de una manera especial”.
Luego de ser consultado sobre el estado de la inmigración en los Estados Unidos y su mensaje para las familias inmigrantes, el Arzobispo electo Weisenburger dijo que la Iglesia en Tucson ha manejado “una gran cantidad” de personas documentadas que solicitan asilo, y que el gobierno lleva “alrededor de 1.400 personas por día” a la Iglesia en busca de ayuda.
“Cuando realmente vas y te encuentras con estas personas, y hablas con ellas sobre lo que han pasado, (escuchas sobre) el increíble sufrimiento, a veces habiendo sido testigos de asesinatos, personas luchando desesperadamente solo para mantener a sus hijos con vida, tratando de conseguir un empleo”.
“La verdad es que, cuando se analiza en profundidad, la mayoría de la gente quiere quedarse en su país, pero se ven obligados a emigrar”, dijo el Arzobispo electo Weisenburger, señalando que muchos mueren en el desierto mientras intentan emigrar.
“Están luchando, y tenemos que ser capaces de ver a Cristo en esas personas”, continuó el arzobispo electo.
Aunque reconoció que “cada nación tiene derecho a vigilar sus fronteras” y a hacer cambios en los procesos de inmigración, dijo que si se desmantelan los programas que buscan ayudar a los migrantes, “millones morirán de hambre y cientos de millones se verán sumidos en la pobreza más absoluta”
“Cuando no tenemos que ver a esa persona, cuando no somos testigos directos de esa crisis, podemos mirar para un costado y negar esa realidad, pero no creo que un cristiano pueda hacer eso”, dijo el Arzobispo electo Weisenburger. “Creo que no podemos olvidarnos de eso”.
El lema episcopal del Arzobispo electo Weisenburger es “He aquí el Cordero de Dios”, tomado de las palabras proféticas del Bautista sobre el Salvador del mundo.
“Juan reconoce claramente en Jesús que este es el Cordero; este es el Mesías”, dijo el Arzobispo electo Weisenburger. “Espiritualmente, elegí ese lema porque siento que esa es realmente nuestra misión. Nuestra tarea, al igual que la de Juan el Bautista, es comprender que cada ser humano ha sido creado a imagen de Dios y decir: 'Ecce Agnus Dei' - 'He aquí el Cordero'”.
“Cuando lo hacemos, honramos de verdad a las personas que conocemos. Y es importante que también honremos a quienes nunca vamos a conocer”, continuó. “Nos hace comprender a la humanidad de una manera diferente”.
Aunque la Diócesis de Detroit fue establecida en 1833 por el Papa Gregorio XVI, su historia se remonta mucho más atrás. La parroquia más antigua de la ciudad, la Basilica of Ste. Anne, fue fundada el 26 de julio de 1701, dos días después de que los exploradores franceses llegaran por vía fluvial para establecer la “ciudad junto al estrecho”.
En 1937, el Papa Pío XI elevó Detroit a la categoría de arquidiócesis, siendo Edward A. Mooney su primer arzobispo (más tarde cardenal).
En la actualidad, la Arquidiócesis de Detroit comprende 213 parroquias, 81 escuelas católicas, dos universidades católicas, un seminario e innumerables ministerios y apostolados que abarcan los condados de Wayne, Oakland, Macomb, Monroe, St. Clair y Lapeer. Detroit es la sede metropolitana de Michigan, que también incluye las diócesis de Lansing, Grand Rapids, Saginaw, Kalamazoo, Gaylord y Marquette.
