El Papa Francisco arremetió este miércoles contra la práctica de la quiromancia (práctica esotérica de lectura de manos) como solución a los miedos humanos y pidió a las familias que la Palabra de Dios entre en sus hogares para ayudar a los que están “cansados y necesitados de esperanza”.
En la Audiencia General de este 22 de enero, el Pontífice reflexionó sobre el comienzo del Evangelio de Lucas, que narra el momento en el que el ángel Gabriel anuncia a María que ha sido elegida para ser la Madre de Dios, lo que “muestra los efectos de la potencia transformadora de la Palabra de Dios que llega no sólo a los atrios del Templo, sino también a la pobre casa de una joven”.
El Santo Padre analizó el mensaje en el que el ángel le pide a María que no tema, que Dios dirige a todos a los que confía misiones importantes, como Abraham, Isaac, Moisés o Josué y criticó que los que tienen miedo busquen certezas a través de la práctica de la lectura de manos.
Saliéndose del discurso que tenía preparado para la Audiencia General y simulando una conversación de tú a tú con alguien, dijo:
“Padre, pero yo tengo miedo. Y ¿qué haces cuándo tienes miedo? Voy a la bruja a que me lea las manos”.
“Por favor, no, no”, enfatizó el Papa Francisco, que a su vez reivindicó el ejemplo de María que acogió al Verbo “en su propia carne y se lanza así a la mayor misión jamás confiada a una criatura humana”.
“Se pone al servicio, no como esclava, sino como colaboradora de Dios Padre, llena de dignidad y autoridad para administrar, como hará en Caná, los dones del tesoro divino, para que muchos puedan sacar de él abundantemente”, explicó ante cientos de peregrinos reunidos en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Siguiendo con el ciclo de catequesis enmarcada en el Jubileo sobre el tema “Jesucristo, nuestra esperanza”, el Papa Francisco aseveró también que el mensaje a María, cuya forma y contenido son “totalmente inauditos”, reflejan la invitación “a la alegría que Dios dirige a su pueblo cuando termina el exilio y el Señor hace sentir su presencia viva y operante”.
“Esta maternidad absolutamente única estremece a María profundamente. Y como mujer inteligente que es, es decir, capaz de leer dentro de los acontecimientos busca comprender, discernir lo que le está sucediendo”, apreció el Papa Francisco.
Por otro lado, dejó claro que el “tan esperado Mesías davídico”, que será rey, pero no “a la manera humana y carnal, sino a la manera divina, espiritual” se llama “Jesús”, que significa “Dios salva”, para recordar “a todos y para siempre que no es el hombre quien salva, sino sólo Dios”. Y enfatizó que Dios es “capaz de abrir lo cerrado sin violarlo, sin menoscabar la libertad humana”.
Cómo suele ser habitual en su cita pública de los miércoles, el Santo Padre pidió no olvidarse de las zonas del mundo donde hay conflictos abiertos como “la atormentada Ucrania” o “Palestina, Israel, Myanmar”.
“Recemos por la paz. La guerra es siempre una derrota”, instó.
Asimismo, pidió oraciones para que se cumplan las condiciones del alto el fuego en Tierra Santa anunciado el pasado miércoles. “Recemos por Gaza, por la paz allí, en tantas partes del mundo. La guerra siempre es una derrota, no lo olviden. La guerra es una derrota. ¿Y quién gana? ¡Los fabricantes de armas! Por favor, recemos por la paz", pidió el Papa Francisco.
El Pontífice habla todos los días con el sacerdote argentino de la única parroquia católica de Gaza, Gabriel Romanelli, que se ha convertido en un refugio para más de 600 personas. Francisco volvió a hablar de él este miércoles. “Ayer llamé -lo hago todos los días- a la parroquia de Gaza. Estaban contentos, hay 600 personas allí. Y me dijeron: hoy hemos comido lentejas con pollo, algo que no estaban acostumbrados a hacer en estos tiempos. Sólo unas pocas verduras", detalló.
- Esta nota fue publicada originalmente en ACIPRENSA.