“Toda mi vida sentí el llamado al sacerdocio”, dijo el arzobispo saliente al presbiterio, “y ustedes me han ayudado a ser el sacerdote que siempre quise ser”
DETROIT - En uno de sus últimos discursos como líder espiritual de la Arquidiócesis de Detroit, el Arzobispo Allen H. Vigneron se dirigió a los sacerdotes del sureste de Michigan para darles las gracias por su amistad, fraternidad y apoyo durante sus 16 años como arzobispo.
El 2 de marzo, durante unas vísperas de despedida en el Sacred Heart Major Seminary en Detroit con la participación de casi 100 sacerdotes, el Arzobispo Vigneron ofreció unas sentidas palabras y reflexionó sobre su vida en el ministerio y las distintas formas en que el presbiterio de Detroit ha sido una fuente de inspiración para él.
“Como todos ustedes, debo mi sacerdocio a Cristo, pero esa gracia me ha llegado a través de ustedes, mis hermanos”, dijo el Arzobispo Vigneron. “Por eso, esta noche, al darle las gracias a Él, también les doy las gracias a ustedes de todo corazón. Siempre sentí el llamado al sacerdocio, y ustedes me han ayudado a ser el sacerdote que toda mi vida quise ser”.
Mientras la Arquidiócesis de Detroit se prepara para dar la bienvenida a su sexto arzobispo, el Arzobispo designado Edward J. Weisenburger, el 18 de marzo, el Arzobispo Vigneron dijo que cierra esta etapa de su ministerio con gratitud y hasta “con un poco de nostalgia”.

Además de las vísperas, el Arzobispo Vigneron celebrará una Misa de despedida el domingo 9 de marzo a las 11 a.m. en la Cathedral of the Most Blessed Sacrament en Detroit, la cual servirá como cierre de su ministerio y una oportunidad especial para que la iglesia local se despida. Los fieles locales están invitados a participar en la Misa, que será retransmitida en vivo.
También presidirá la Misa del Miércoles de Ceniza en la Parroquia de San Luis en Detroit el 5 de marzo a las 12.15 p.m., una de sus últimas liturgias públicas como líder de la diócesis.
Si bien el Arzobispo Vigneron no tiene pensado irse de la arquidiócesis (vivirá en un apartamento en el Sacred Heart Major Seminary) expresó su entusiasmo por “emprender una nueva forma de vivir mi sacerdocio”, un camino que comenzó hace 53 años con su discernimiento como seminarista en el Sacred Heart.
Al reflexionar sobre la segunda carta de San Pablo a Timoteo, el Arzobispo Vigneron recordó las palabras del apóstol, en las que instaba a Timoteo a “avivar el don de Dios que has recibido por la imposición de mis manos”.
De manera similar, el arzobispo destacó que los sacerdotes de la Arquidiócesis de Detroit han reavivado ese fuego en su corazón, así como él ha rezado para poder hacer lo mismo por ellos.
“Cuando pienso en la forma en que Dios pone en nuestras vidas circunstancias y personas reavivan la gracia de la ordenación y el don del sacerdocio, creo que tienen un carácter muy particular”, dijo el Arzobispo Vigneron a sus sacerdotes. “Incluso los describiría como misterios... son realidades terrenales que comunican verdades celestiales”.

Al reflexionar sobre los sacerdotes y obispos que formaron y moldearon su propia vocación – de muchas maneras, grandes y pequeñas - el Arzobispo Vigneron dijo que quería ofrecer su testimonio de cómo el presbiterio de Detroit ha “avivado” su amor por el sacerdocio.
Entre las primeras personas que lo marcaron, el arzobispo recordó el testimonio del P. Daniel Complo, su primer párroco cuando era un joven sacerdote en la parroquia Our Lady Queen of Peace en Harper Woods en la década de 1970, así como a sus formadores en el seminario y a los sacerdotes que le ofrecieron consejos cuando volvió al Sacred Heart Seminary como miembro del cuerpo docente en la década de 1980.
El arzobispo destacó que el P. Complo, quien falleció el 27 de febrero a la edad de 96 años, “me ayudó a entender lo que significa ser sacerdote, cómo es servir y cómo cultivar la paciencia día tras día”.
Cuando llegó como profesor al Sacred Heart Seminary en 1985, recordó haber preguntado a un compañero sacerdote cómo podía servir mejor como formador en el seminario, y recibió uno de los mejores consejos de su vida.
“Me dijo que lo primero era amar a los seminaristas”, recordó el Arzobispo Vigneron. “No puedes hacer nada por aquellos a quienes sirves si primero no los amas”.
Como profesor en el seminario y luego como decano académico y rector, el arzobispo dijo que llegó a comprender más profundamente lo que es ser un sacerdote en la Iglesia católica.
“Una gran ironía de este ministerio es que, cuanto más compartía mi sacerdocio con los estudiantes, más lo hacía propio”, dijo el Arzobispo Vigneron a los sacerdotes. “Y en muchos sentidos, han sido muchos de ustedes, que hoy son sacerdotes, quienes han fortalecido mi propio sacerdocio”.

Cuando fue llamado al ministerio episcopal en 1996 como obispo auxiliar de Detroit, y luego regresó a la ciudad como arzobispo en 2009 después de haber sido obispo de Oakland, California, el Arzobispo Vigneron compartió que nunca se sintió fuera de lugar entre el presbiterio de Detroit, que lo acogió como un pastor fraternal.
“Le doy gracias a Dios por su bondad, porque así ha sido mi experiencia”, dijo el arzobispo. “Esta noche, le doy gracias y alabanza a Dios por la manera en que ustedes han ayudado a despertar mi dimensión misionera como sacerdote, por su disposición a sumergirse conmigo en la nueva evangelización, por asumir esos desafíos, por ser compañeros juntos, todos nosotros, en el sínodo de 2016, y en vivir ese sínodo”.
Aunque estas gracias han sido grandes bendiciones, el arzobispo dijo que su verdadero valor no será comprendido hasta que el Señor lo revele en el último día.
“Como todos los misterios, estas cosas externas tienen su significado oculto para nosotros, y solo al final de los tiempos, en el Juicio Final, veremos cómo la gracia ha estado trabajando en nosotros”, dijo.
A medida que la Arquidiócesis de Detroit avanza hacia el futuro bajo el liderazgo del Arzobispo designado Weisenburger, el Arzobispo Vigneron animó a los sacerdotes de Detroit a recibir a su nuevo guía de la misma manera, permitiéndole ser tanto una fuente como un receptor de las gracias que el Espíritu Santo está derramando sobre Detroit.
A pesar ser consciente de la escasez de sacerdotes, el Arzobispo Vigneron recordó al presbiterio de Detroit que, con la gracia de Dios, todo es posible.
“Llegué a la conclusión de que, pase lo que pase, somos suficientes”, afirmó el Arzobispo Vigneron. “Créanselo. Si hicieran falta más sacerdotes, Dios los enviaría. Somos los que Él cree que necesitamos para salvar al mundo”.
Al terminar su homilía, el arzobispo pidió al presbiterio de Detroit que sea una fuente de amistad, santidad y paz entre ellos, reflejando a Cristo en y a través de la Iglesia.
“Debemos sostenernos mutuamente”, concluyó el Arzobispo Vigneron. “Es mi esperanza que vivamos este don espiritual, que compartamos ardientemente los dones del sacerdocio para que la gracia de Dios se derrame en todos nosotros.”
Después de las vísperas, los sacerdotes se reunieron con el arzobispo para una cena en el Salón Cardinal Mooney del Sacred Heart Seminary, donde muchos expresaron su gratitud por el ministerio del arzobispo que se retira.

El P. Richard Cassidy, profesor de Sagrada Escritura en el Sacred Heart, dijo que el Arzobispo Vigneron será recordado como “un sacerdote y un guía que reflexiona intensamente sobre lo que significa ser discípulo de Jesús”.
“Sus palabras están profundamente arraigadas como discípulo de Jesús”, dijo el P. Cassidy. "Nunca subestimen el valor de tener palabras tan profundamente fundamentadas provenientes del corazón de un arzobispo".
El P. Brian Cokonougher, un sacerdote in solidum que sirve principalmente en la St. Andrew Parish en Rochester, dijo que el rol paternal del Arzobispo Vigneron ha formado a toda una generación de sacerdotes de Detroit.
El P. Cokonougher, quien estudió bajo la dirección del Arzobispo Vigneron como profesor y rector en el Sacred Heart antes de ser ordenado en 1999, dijo que el compromiso del arzobispo con la oración es uno de esos ejemplos.
"Lo voy a extrañar", dijo el P. Cokonougher. "‘Unleash the Gospel’ fue un momento realmente clave en mi ministerio sacerdotal, de donde saco mucha inspiración. Siempre nos ha ayudado a mantener nuestra mirada fija en Cristo. Puede que nunca sea tan inteligente como el Arzobispo Vigneron, pero si puedo rezar como él, todo irá bien”.
Las palabras del Arzobispo Vigneron sobre “impulsar el sacerdocio” resonaron con el P. Brian Meldrum, quien estaba discerniendo su vocación en 2009, cuando el Arzobispo Vigneron fue nombrado arzobispo de Detroit, y entró al seminario poco después.
“Pude estar presente en su instalación mientras discernía el sacerdocio y todavía trabajaba como ministro de música en la diócesis”, dijo el P. Meldrum. “Así que, para mí, todo su ministerio como arzobispo ha sido parte de mi sacerdocio”.
El P. Meldrum dijo que el “gran amor” del Arzobispo Vigneron por los sacerdotes, los fieles y la gente del sureste de Michigan ha dejado una huella profunda que no desaparecerá pronto.
“Como hijo y sacerdote de Detroit, y luego como su arzobispo, ha tenido una manera extraordinaria de relacionarse con las diferentes generaciones”, dijo el P. Meldrum. "Todo lo que hacemos como sacerdotes es una extensión del ministerio que él ha recibido del Señor. Nos sentimos muy unidos a nuestro líder espiritual aquí en Detroit."