Según compañeros y amigos, el nuevo arzobispo de Detroit es un líder accesible que sabe escuchar

Sacerdotes y líderes laicos destacan el estilo colaborativo y humano del Arzobispo designado Weisenburger en la toma de decisiones

TUCSON - Sacerdotes, obispos y líderes laicos de todo el suroeste dan testimonio del enfoque sinodal del Arzobispo designado Edward J. Weisenburger para guiar a la Iglesia en Tucson, Arizona.

El Arzobispo designado Weisenburger se caracteriza por construir relaciones con diferentes comunidades de fe, colaborar con otros obispos católicos en las prioridades pastorales relacionadas con el bien común y el cuidado de los más necesitados, y escuchar atentamente a sacerdotes, líderes laicos y expertos mientras discierne el bien de la Iglesia.

El 11 de febrero, el Papa Francisco nombró al Arzobispo designado Weisenburger, quien ha servido como obispo de Tucson desde 2017, como el sexto arzobispo de Detroit. Su instalación será el 18 de marzo.

El futuro guía de Detroit es conocido como un líder que escucha, empatiza con la gente y explica las razones de sus decisiones, dijo el Arzobispo John C. Wester de Santa Fe, Nuevo México, metropolitano de la provincia eclesiástica de Santa Fe, que incluye la Diócesis de Tucson.

“El estilo del Arzobispo Weisenburger está alineado con la visión sinodal del Papa Francisco para la Iglesia”, dijo el Arzobispo Wester a Detroit Catholic en una entrevista telefónica. “El Arzobispo Weisenburger siempre quiere saber lo que opinan las personas, los sacerdotes, los diáconos y sus esposas, los religiosos y los fieles laicos. Él los escucha, valora sus aportaciones y discierne lo que el Espíritu Santo quiere decir”.

Cuando los obispos del suroeste se reúnen para analizar las prioridades de la Iglesia, en particular la difícil situación de los migrantes e inmigrantes que cruzan la frontera entre EE.UU. y México y el trabajo de diversas organizaciones católicas para dar refugio a los inmigrantes, el Arzobispo designado Weisenburger cree que es importante enmarcar la posición de la Iglesia en el cuidado de los vulnerables que proclama el Evangelio, dijo el Arzobispo Wester.

“En nuestras reuniones, está muy claro que le preocupa la unidad”, dijo el Arzobispo Wester. “Siempre ha sido una prioridad para él, el hecho de que la gente se una y derribe los muros de la división. Cuando surgían problemas en la provincia o en la Iglesia de Estados Unidos, él siempre trataba de resolverlos trabajando y ayudando a los demás para fortalecer el sentido de comunidad”.

Un líder que escucha

Cuando el Arzobispo designado Weisenburger llegó a la Diócesis de Tucson después de haber servido previamente como obispo de Salina, Kansas, de 2012 a 2017, no conocía a nadie allí. Sin embargo, enseguida se puso a trabajar para conocer a sus sacerdotes y a los diversos líderes de la Iglesia en Arizona, dijo el Obispo Emérito Gerald F. Kicanas de Tucson, predecesor del Arzobispo designado Weisenburger, quien todavía vive en Tucson.

El Obispo Kicanas espera que pase lo mismo cuando llegue a Detroit.

“Es una persona que realmente quiere establecer relaciones positivas con sus sacerdotes”, dijo el Obispo Kicanas. “Está muy atento a los sacerdotes de aquí, especialmente a los que están atravesando dificultades o enfrentando un reto, ya sea una enfermedad o cualquier otra cosa. Está muy presente, se interesa y preocupa por ellos. Ve a sus hermanos sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos como compañeros de trabajo. No toma decisiones de manera unilateral, sino a partir del diálogo y la reflexión”.

El Obispo Kicanas dijo que la mayor fortaleza del Arzobispo designado Weisenburger como líder en la Diócesis de Tucson fue su actitud abierta a las ideas de los demás.

El Arzobispo designado Weisenburger tiene un don especial para reunir información, evaluar un problema, tomar una decisión y ser capaz de comunicarla de manera clara, llegando a un consenso y logrando que la gente comprenda mejor la situación, dijo el Obispo Kicanas.

“Cuando llegó a Tucson, respetó lo que estaba sucediendo y comenzó a trabajar para que la diócesis siguiera mejorando su misión”, explicó el Obispo Kicanas. “Por ejemplo, la diócesis siempre ha sido una diócesis fronteriza; siempre hemos tenido ministerios para personas que solicitan asilo y personas que huyen de la violencia y de la pobreza. Comprendió el trabajo que se venía haciendo y, en los últimos siete años y medio, es un tema que le ha tocado el corazón”.

“Yo pienso que el Obispo Weisenburger es el tipo de líder que, al llegar a la Arquidiócesis de Detroit, verá lo que ya está sucediendo y luego se arremangará para seguir trabajando”, añadió el Obispo Kicanas.

Elizabeth Bollinger es la directora ejecutiva de la Fundación Católica de la Diócesis de Tucson, la entidad encargada de recaudar fondos de la diócesis, que gestiona los proyectos de campañas de capital y del Llamado Católico Anual en la Diócesis de Tucson.

En los últimos años, Bollinger ha trabajado estrechamente con el Arzobispo designado Weisenburger en campañas de capital para apoyar a parroquias en zonas carenciaas de la diócesis y en la renovación del Centro Newman de la Universidad de Arizona.

“Es realmente fácil trabajar con el Arzobispo Weisenburger y contactarlo siempre que necesitamos algo para la campaña”, dijo Bollinger. “Siempre estaba disponible, era muy profesional y, al mismo tiempo, muy accesible. Trabajamos estrechamente para poner en marcha un proyecto para el Centro Newman, y él era un excelente comunicador: abierto, franco y honesto. Lograba convencer a nuestros donantes de por qué el Centro Newman era tan importante y una causa que valía la pena apoyar para nuestra Iglesia”.

Bollinger también aprecia el estilo de liderazgo del Arzobispo designado Weisenburger, quien se rodea de personas de confianza en puestos clave y les delega las tareas necesarias para la Iglesia.

“El Arzobispo Weisenburger toma muy buenas elecciones al conformar su equipo”, dijo Bollinger. “Sabe rodearse de personas capaces, formar un buen grupo, y confía en él para hacer el trabajo”.

Un corazón para los necesitados

Sacerdotes de toda la Diócesis de Tucson destacan que el arzobispo designado Weisenburger es un buen oyente y comprende tanto las alegrías como los desafíos que un sacerdote enfrenta en su ministerio diario. Cuando un sacerdote está hospitalizado o gravemente enfermo, el Arzobispo designado Weisenburger suele visitarlo personalmente, incluso si eso implica conducir durante horas a lo largo de la extensa diócesis.

“Tiene el corazón de un buen pastor. Realmente se preocupa por la gente y su bienestar espiritual”, dijo Mons. Greg Adolf, párroco de la St. Andrew the Apostle Parish en Sierra Vista, Arizona, y de la St. Patrick Parish en Bisbee, Arizona.

Mons. Adolf señaló que la pasión del Arzobispo designado Weisenburger por el sacerdocio se refleja en sus encuentros con el clero de la Diócesis de Tucson, que valora su enfoque cálido y pastoral.

“Durante las reuniones con los sacerdotes, siempre nos pregunta cómo estamos; se preocupa mucho por nuestro bienestar espiritual. Quiere que estemos bien porque no se trata de mantener la Iglesia; se trata de buscar formas de avanzar, y sabe que no podemos hacerlo si no nos enriquecemos nosotros mismos, para poder enriquecer a la gente a la que estamos llamados a servir”, dijo Mons. Adolf.

En el debate público sobre la política migratoria y la labor de la Iglesia con quienes recién llegan al país, el Arzobispo designado Weisenburger ha procurado centrarse en la realidad concreta y en la misión de la Iglesia, indicó Mons. Adolf.

“Él logra calmar los ánimos en una discusión, y eso lo hace muy accesible”, comentó Mons. Adolf. “Comunica claramente los valores que promovemos como Iglesia, la manera en que nos tratamos unos a otros y cómo tratamos a quienes piensan diferente. Creo que eso es lo que lo convierte en un gran líder: es respetuoso y pide la opinión de otros sacerdotes y líderes laicos, y cuando toma una decisión, la explica. Probablemente sea una de las personas más inteligentes que he conocido”.

Elena Dwyre, directora ejecutiva de Catholic Community Services of Southern Arizona, la organización caritativa de la Diócesis de Tucson, se reúne dos veces al mes con el arzobispo designado Weisenburger para mantenerse al tanto de los últimos avances en la organización, incluido el reciente lanzamiento del primer programa de recuperación médica en la región para personas en situación de calle que han sido dadas de alta del hospital.

El centro sirve como un punto de contacto para que las personas reciban apoyo en salud mental y se conecten con servicios sociales que aborden las causas subyacentes de su situación de calle.

"El arzobispo Weisenburger nos brinda un apoyo increíble y comprende la labor que realizamos y el motivo detrás de ella", expresó Dwyre. "Está muy involucrado en garantizar que respaldemos a toda la comunidad de nuestra región, acercándose a todas las parroquias de la diócesis para dar a conocer quiénes somos y los servicios que ofrecemos".

El arzobispo designado Weisenburger se preocupa por «asegurarse de que los más vulnerables reciban ayuda, ya sean adultos mayores sin hogar o niños que sufren abuso en sus hogares», agregó Dwyre. "Está muy comprometido con la inmigración y con el proceso legal del asilo, abordándolo desde una perspectiva humanitaria para garantizar que esas personas reciban la asistencia que necesitan".

Dwyre coincidió con lo que muchos en la Diócesis de Tucson han expresado a Detroit Catholic: que la Arquidiócesis de Detroit recibirá a un líder compasivo que comprende la dimensión pastoral necesaria para guiar, gobernar y evangelizar.

Un líder que será profundamente extrañado en el sur de Arizona.

"Creo que la Arquidiócesis de Detroit es bendecida al contar con un líder como el arzobispo Weisenburger", afirmó Dwyre. "Lo conozco desde hace dos años y siempre está disponible, sin importar el día ni la hora. Escucha y hace lo que es mejor. Es alguien que guía con el ejemplo y, aunque estamos felices por Detroit, nos entristece verlo partir".