A medida que aumentan los casos y muertes de COVID-19, los capellanes son faros de esperanza en una situación sombría: "La gente está comenzando a darse cuenta ... Dios está en control"
ROYAL OAK— Un momento de constante necesidad.
Las llamadas interminables para visitas, los largos turnos dentro del equipo de protección, las docenas y docenas de personas desesperadas por una palabra de consuelo mientras luchan contra una enfermedad que los médicos tienen poca comprensión y aún menos medios para luchar; un escenario similar al de un campo de batalla.
Así es la vida en este momento para el sacerdote Jeff Allan, un capellán residente que sirve con el equipo de servicios de atención espiritual de Beaumont Health en Royal Oak.
Si la concepción del Papa Francisco de la Iglesia es la de un "hospital de campaña", el padre Allan y los demás capellanes en el sureste de Michigan están haciendo algunos de los trabajos más esenciales del hospital.
"Quizás debido a la gravedad de la situación, las personas gravitan hacia personas de fe, esperanza y, sobre todo, amor”, el padre Allan dijo a Detroit Catholic. "Eso es lo que ofrecen los capellanes. Eso es lo que nuestra Iglesia Católica puede ofrecer. Dios puede producir un gran bien, pase lo que pase".
“La gente tiene miedo; hay mucho miedo en los corazones de las personas”, dijo el padre Allan. “La gente en el hospital está buscando a Cristo; están buscando esperanza”.
Mientras Michigan lidia con la pandemia de COVID-19, con 36,641 casos en el estado y 3,085 muertes al 24 de abril, los capellanes del hospital están consolando a los enfermos, dando testimonio en medio del sufrimiento, administrando los sacramentos donde sea posible y siendo una presencia de Cristo para aquellos que lo necesitan con urgencia.
“La gente tiene miedo; hay mucho miedo en los corazones de las personas”, dijo el padre Allan. "No son solo los pacientes y las familias, sino que todos están un poco asustados. Las personas en el hospital están buscando a Cristo; están buscando esperanza".
Si bien el clero externo y los visitantes no tienen permitido entrar en estos momentos, Beaumont, como la mayoría de los hospitales, cuenta con una diversidad de capellanes profesionales calificados de muchas religiones. Al igual que los médicos y enfermeras que atienden pacientes, cuando el padre Allan hace sus rondas, usa equipo de protección que incluye una máscara N95, bata, careta y guantes, y se lava las manos constantemente.
Todavía visita las habitaciones de pacientes que no tienen COVID-19, y para aquellos infectados con el coronavirus, utiliza llamadas telefónicas y dispositivos de "telecapellanismo" para mantener en contacto a los pacientes con sus seres queridos que buscan esperanza.
Ajustándose al ministerio durante una pandemia
Los capellanes de los hospitales han ajustado la forma en que ministran durante la pandemia, desde reservar la Comunión para quienes mueren hasta usar teléfonos, tabletas y computadoras portátiles para atender a los necesitados.
Los capellanes deben tomar precauciones adicionales para limitar la propagación del virus de persona a persona en caso de que algún paciente o capellán, sea asintomático, dijo el padre Luke Iwuji, capellán del Hospital St. Mary Mercy en Livonia, parte del sistema Trinity Health.

"Antes del coronavirus, veía un promedio de aproximadamente 20 a 25 personas por día en persona, pero ahora contactamos a los pacientes por teléfono, especialmente a aquellos sospechosos de tener el coronavirus”, comentó el padre Iwuji. “En general, tomamos todas las medidas implementadas por el hospital, asegurándonos de usar máscaras y batas. Pero las visitas a los cuartos se han reducido drásticamente, por lo que confiamos más en los teléfonos".
A pesar de que los capellanes no pueden visitar físicamente a los que sufren de COVID-19, los capellanes están usando la telemedicina para hablar con los pacientes y sus familias, rezar el rosario con ellos y escuchar sus preocupaciones.
Cuando los sacramentos no son posibles, los capellanes pueden ofrecer consejos espirituales, incluyendo el cómo rezar un acto de contrición perfecta, y así brindarle paz a los pacientes.
Si bien los capellanes son trabajadores de atención esencial, también son conscientes de la escasez de equipo de protección personal que se necesita desesperadamente en las líneas del frente.
"Cuando rezas con las personas por teléfono, a veces están llorando, pero son lágrimas de gratitud”, dijo el padre Iwuji. "No ha sido fácil, pero gradualmente, las personas comienzan a darse cuenta de que esto también pasará. Dios está en control.”
"Tenemos que tener mucho cuidado de que cada vez que un capellán se vista y use una máscara no sea porque se le quitó al personal médico", dijo Beverly Beltramo, directora de cuidado espiritual de Ascension Michigan, un sistema de salud católico que opera media docena de hospitales en el área metropolitana de Detroit. “Así que tenemos que encontrar otras formas de estar presentes y ministrar a las personas. Pero nuestros capellanes todavía están en el hospital, disponibles las 24 horas, los 7 días de la semana, como siempre lo han estado”.
Beltramo supervisa aproximadamente a cincuenta capellanes de varias denominaciones en los diferentes hospitales de Ascension Health System en todo el estado.
Cada hospital de Ascension tiene asignados entre uno y cinco capellanes, trabajando turnos de ocho horas cinco días a la semana y siempre en guardia, dijo Beltramo. Antes de la pandemia de COVID-19, un capellán podría atender hasta 10-20 pacientes por día, pero esos números han aumentado.
Todos los capellanes tienen un título de posgrado en teología o ministerio y han completado 1,600 horas de pasantía y residencia en educación pastoral clínica, dijo Beltramo.
"Nuestros capellanes se encuentran con las diferentes espiritualidades de las personas", dijo Beltramo. "Si soy un capellán (católico), podría estar con una familia que es judía o una familia que es budista o bautista o tal vez una familia que tal vez cree en Dios pero no está muy segura".
Para el padre Iwuji, llevar esperanza y consuelo a las personas en el momento que lo necesita es primordial para lo que significa ser sacerdote.

“Esta es una de las cosas en las que piensas en tu llamado como sacerdote, que Dios te está llamando a estar aquí para toda esta gente”, el padre Iwuji dijo. "Probablemente no sea de la forma como esperabas que sirvieras, pero sabes que te han llamado para ayudar a estas personas.”
"Cuando oras con ellos por teléfono, a veces están llorando, pero son lágrimas de gratitud”, agregó el padre Iwuji. "Entienden que no puede exponerse a alguien que sea (COVID-positivo) o este bajo sospecha. No ha sido fácil, pero gradualmente, las personas comienzan a darse cuenta de que esto también pasará. Dios está en control.”
Un oído atento para pacientes, familias y personal
Los sacerdotes católicos, rabinos, imanes, otros clérigos ordenados y ministros laicos profesionales que sirven como capellanes de hospitales son considerados empleados de cuidados esenciales.
Independientemente de la fe religiosa, los capellanes receptores de todo lo que la gente quiere decir en estos momentos, por lo cual oran con la gente y les muestran el amor de Dios.
Pero el cuidado espiritual no solo se brinda a los pacientes y sus familias. A medida que los médicos, las enfermeras, los equipos de atención médica y el personal de apoyo pasan largas horas; a veces períodos completos de 24 horas, lejos de sus familias que se enfrentan a los estragos diarios de la pandemia, los capellanes están junto a ellos brindando el apoyo que tanto necesitan.
"Hay mucha relaciones que se crean en y alrededor del hospital", dijo el padre Allan. "Como capellán, conoces a la gente y ves muchas caras familiares".
Las presiones de la vida hospitalaria pueden tener consecuencias físicas, espirituales y emocionales para quienes cuidan a un número de pacientes mayor al habitual, comentó el padre Allan.
"Como capellán, construyes una buena relación con las personas que están viendo estos casos una y otra vez", comentó el padre Allan. "Muchos de ellos realmente quieren hablar, expresar sus sentimientos, sus miedos, sus esperanzas, especialmente aquellos que tienen una fe arraigada en Cristo".
Además de las llamadas telefónicas a pacientes y familiares, Beltramo dijo que Ascension está usando la telemedicina para ofrecer atención espiritual a todos, incluido el personal.
"Todos los días al mediodía, tenemos un reunión vía Zoom con personas de todo Ascension, no solo los capellanes, que se unen para rezar el rosario en nuestros diferentes sitios", dijo Beltramo. "Para la bendición (extraordinaria Urbi et Orbi) del Papa, nos reunimos para orar juntos".
Beltramo agregó que Ascension las Misas celebradas en la capilla están disponibles en el circuito cerrado de televisión, así como las devociones regulares como la oración del Padre Nuestro para que los pacientes puedan unirse desde sus habitaciones.
"Creo que hace una diferencia para las personas el saber que se ofician misas por ellos en el mismo edificio", dijo Beltramo.
La misa también se celebra en el centro de atención espiritual de Beaumont, la cual se transmita en un canal de circuito cerrado del hospital, dijo el padre Allan. Además de la misa, los capellanes de Beaumont dirigen un servicio ecuménico cristiano, un servicio religioso Judío y una meditación, y se llevan a cabo sesiones de oración con los trabajadores del hospital. Beaumont Royal Oak también está lanzando un programa denominado “Spirit of Hope” las veinticuatro horas de los siete días de la semana en su canal de circuito cerrado 52.7, para alentar a todos los que sintonizan.
A medida que la situación, los protocolos y procedimientos evolucionan, también lo hace el ministerio. Pero una cosa sigue: la gente busca esperanza, y los capellanes están ahí para proporcionarla.
"La tormenta no está clara y no sabemos cuándo terminará", dijo padre Allan. “Pero cuando vés lo que están haciendo los hospitales y lo que la Iglesia está ofreciendo en línea: los retiros espirituales, las misas, las diferentes oraciones y las cosas que las familias pueden hacer a través de los medios electrónicos, la gente está agradecida de tener eso y agradece que estemos aquí.”
"Siempre hay una luz de esperanza, incluso cuando parece oscuro".
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