Guadalupe Workers tiene claridad en su misión: salvar vidas sin importar el riesgo

DETROIT- Alicia Wong, nacida en la Ciudad de México, graduada en ingeniería industrial y actualmente radicada en Canton Michigan, es co-fundadora y directora ejecutiva de Guadalupe Workers, una organización dedicada a salvar vidas.

Los miembros de Guadalupe Workers trabajan así: se colocan enfrente y alrededor del área de una clínica de abortos para que, antes de que las madres decidan entrar al recinto para acabar con la vida de sus bebés, conozcan y tengan acceso a otra opción.

Guadalupe Workers no sólo dice a cada madre en riesgo de aborto: “No mates a tu hijo”, sino también: “Estamos aquí, contigo, para caminar juntos indefinidamente”.

Y lo dicen muy en serio. “Nosotros les ofrecemos toda la ayuda que puedan necesitar", explica Alicia. "Desde renta de casa, un transporte, pago de impuestos, educación, pago de agua o electricidad, muebles… ¡lo que se te pueda ocurrir!”.

La ayuda que esta organización pro-vida ofrece a las madres se prolonga hasta que toda la familia tenga un lugar estable, pues no sólo piensa en la madre y el bebé que viene en camino, ya que en muchas ocasiones estas madres ya tienen otros hijos.

El inicio de una historia maravillosa

Desde que Alicia Wong era en México una estudiante de preparatoria, se interesó en leer acerca del aborto y de lo que significaba, pues alguna conocida suya había pensado en el aborto como una opción. Y esto es lo que descubrió Alicia:

“Desde ese momento yo supe que la vida es sagrada, y que no hay ninguna razón por la cual nosotros tengamos el poder o el deber de eliminar una vida que Dios ha creado”.

Ella se dio cuenta de que, cuando una persona no está informada de lo que es el aborto, es mucho más fácil caer en esta práctica.

“Por eso para mí era tan importante educar a la gente, a mis amigos; que supieran que el aborto no era escoger quitar una masa de células, que supieran que se trata de una vida humana y que por eso hay que defenderla”.

Ya en Estados Unidos, mientras estudiaba su carrera en Texas A&M, se hizo parte de una organización de la Iglesia católica, en la que daba charlas sobre el aborto a los estudiantes, especialmente a los hispanoamericanos.

“Yo les ponía una presentación de lo que es el aborto, de los tipos de aborto que hay, del sufrimiento del niño al ser abortado, y de las consecuencias en la vida de la mujer después del aborto”.

Sin embargo, a Alicia Wong nunca se le había ocurrido ir hasta las afueras de una clínica abortista. Esto sucedió sólo hasta 2002 cuando conoció a Edmund Miller, quien trabajaba para una escuela católica. La hija de Alicia estaba estudiando en dicha escuela cuando supieron que Edmund llevaba a sus alumnos a rezar el Rosario afuera de una clínica abortista en Ann Arbor, e invitaba a las madres a acompañarlos como chaperonas.

“Así que yo los acompañé ―cuenta Alicia―, y desde entonces comencé a hacer esta labor de prevenir a las mujeres para que no entraran a la clínica de aborto”.

Sin embargo, estar en un lugar semejante no fue fácil. “Para mí eso fue muy impresionante, pararme enfrente de un lugar así. ¡Es lo más horrible que hay en el mundo! Estás parado ahí sabiendo que, del otro lado de la puerta, están destrozando a unos pobres niños inocentes”.

Tras la experiencia, Alicia y Edmund platicaron y decidieron que ya no se limitarían a rezar ocasionalmente afuera de las clínicas abortistas, en compañía de los alumnos, sino que personalmente se comprometerían a hacerlo de manera constante por todo aquel año y hasta donde Dios les permitiera.

De socios a trabajadores de Dios y la Guadalupana

Ellos querían llevar el mensaje de la Virgen de Guadalupe, que es “un mensaje de vida en el vientre de la madre, pues Ella misma aparece embarazada en esa imagen. Es un mensaje que Dios mismo nos mandó, es un mensaje que Él mismo creó e hizo aparecer enfrente de todos nosotros”, explica Alicia.

Por ese entonces Alicia Wong ya tenía una organización llamada Guadalupe Roses for Life, dedicada a rezar por la vida, la cual ya había realizado un importante evento en el cual se llevó una imagen de la Virgen de Guadalupe no sólo hasta el centro de la capital de Michigan, sino que dentro del mismísimo Capitolio de Detroit se rezó el Rosario en compañía de diversas agrupaciones pro-vida del área.

Y, partiendo del nombre de esta primera organización, decidieron llamar a su proyecto Guadalupe Partners, porque querían ser verdaderos socios de la Virgen de Guadalupe.

Pero al vivir día a día este trabajo, escuchando y cargando las penas y dificultades de las madres, sintieron que el Señor los llamaba a cambiar el nombre, porque lo que ellos hacen “es el trabajo de Dios” de la mano de María Santísima. Por eso ahora se denominan Guadalupe Workers.

La madre que siente certeza de abortar tiene un rostro distinto, pero siempre hay esperanza

“Se nota cuando una madre va decidida completamente a matar a su hijo. Pasa enfrente de nosotros, y a veces nos dice alguna grosería, o que no necesitamos hablarle a ella. Y entra a la clínica”.

“Pero inclusive una madre así", observa Alicia, "que hemos conocido muchas, puede cambiar por alguna razón, y salir de ahí y decirnos: ‘Esto no lo pude hacer yo’. Y entonces cambia completamente su semblante, y ya no es la misma persona que entró”.

En cuanto a quienes llegan con duda, que no se atreven a entrar, ven acercarse a los miembros de Guadalupe Workers, quienes amablemente les dicen: “Te ofrezco un ultrasonido ahora mismo y completamente gratis”. De hecho, Alicia Wong es la encargada de realizar estos ultrasonidos.

Es común que estas personas decidan entonces ir a las oficinas de Guadalupe Workers en lugar de entrar a la clínica abortista, y entonces triunfa el bien. “En muchos casos nos han contado que oraron la noche anterior, y que al vernos parados al otro día enfrente de la clínica ha sido la señal que pidieron a Dios”.

Guadalupe Workers ha constatado que, por lo general, las mujeres hispanas son las que más se deciden finalmente por permitir que sus hijos nazcan.

La Divina Providencia está detrás del proyecto

Guadalupe Workers inició sin oficina y con pocos recursos.

Ofrecía un ultrasonido a las mujeres tentadas a abortar, pero se hacía necesario agendarles una cita, porque Guadalupe Workers no tenía entonces un aparato para realizar ultrasonidos, así que la prueba se realizaba con la colaboración de otros centros de ayuda de la zona.

Entonces comenzaron a llegar las ayudas. Primero alguien les dio dinero diciendo: “Tomen estos cien dólares, porque con ellos van a hacer que una mujer cambie de parecer y escoja la vida”; y pronto amigos, padres de familia de la escuela de Edmund Millery otras personas comenzaron a hacer donaciones.

La primera vez que alguien les donó un automóvil, Alicia no tenía idea de qué hacer con él. Ya habían logrado que se cerrara la clínica abortista de Ann Arbor, y estaban afuera de una clínica en Detroit; entonces llegó una mujer a abortar, y Edmund logró convencerla de dejar nacer a su hijo. La llevaron de regreso a su casa cuando supieron que no tenía automóvil porque se lo habían robado, así que Alicia supo que Dios tenía destinado el vehículo donado para esa mujer, y se lo dieron.

Así maneja Dios las cosas en Guadalupe Workers:

“Cuando nos dan algo es porque al día siguiente alguien nos lo va a pedir. Así nos pasa con todas las donaciones”.

¿Porqué aborta una mujer?

Alicia Wong recoge los principales argumentos que le dan las mujeres para considerar acabar con la vida de sus hijos:

“No tengo trabajo”, “No tengo casa, así que estoy viviendo en mi carro con mis hijos”.

También es común encontrar que las mujeres que quieren abortar estén pasando por cuadros de depresión muy severos, que incluso las incapacitan para trabajar y sustentar a su familia. Además, no es raro que estas mujeres deprimidas ya hayan tenido otros abortos anteriormente.

La situación económica es entonces un factor importante, pero no el único, pues es frecuente escuchar lo siguiente incluso entre personas a las que no les faltan recursos económicos:

“Ahorita no necesito otro niño”, “Hay muchas cosas que tengo que hacer”, “No estoy preparada”.

Una de las explicaciones que estas mujeres llegan a decir es que “el niño todavía no está aquí”. Entonces Alicia, que precisamente hace los ultrasonidos para que ellas entiendan la verdad biológica y científica, intenta razonar con ellas: “Si el niño no estuviera aquí, no le estarías pagando a esa clínica para matarlo”.

El drama con las adolescentes

Los miembros de Guadalupe Workers trabajan por amor a los bebés, a sus madres y a sus familias. Alicia explica:

“Y hemos llegado a un punto en el que no nos importa arriesgar nuestro propio bienestar para salvar la vida de una persona”, cuenta Alicia. Por ello, “los otros centros de ayuda nos llaman muy seguido cuando viene alguna muchachita, pues por diversas reglas no se puede ayudar a una menor de edad. Pero nosotros sí la ayudamos”.

Guadalupe Workers ha protegido a niñas de 15 y 16 años. Ellas se encuentran ante el dilema de que sus familiares no quieren al bebé e intentan forzarlas a que tengan un aborto, o bien las corren de casa.

Esta organización pro-vida les consigue protección legal y material por el tiempo que sea necesario para que baje la tensión en su hogar y puedan regresar a él. Al final, cuando el bebé nace, siempre se empieza a construir una historia de amor con esa familia que se oponía al nacimiento.

Llama la atención de que un incremento en menores de edad embarazadas por sus amigos de la escuela durante la pandemia de covid, ya que se han quedado en casa mucho tiempo sin la supervisión de sus padres.

Hemos visto cómo actúa el demonio

Relata Alicia Wong: “Hemos visto cómo actúa el demonio. Vino una mujer trayendo a su hermana para que se hiciera un aborto. Con la hermana hasta la fecha tenemos contacto, y su niño ya tiene 13 años. Pero cuando llegaron a la clínica y nosotros les pedimos que no entraran y les prometimos ayudarlas, la mujer abrió la puerta y empujo adentro de la clínica a su hermana”.

“Había en ese momento un grupo de personas que rezaban afuera el Rosario; mientras nosotros hacíamos trabajo de convencimiento, ellos rezaban. Entonces sucedió que, después de que la mujer empujara a su hermana dentro de la clínica, miró a los que estaban rezando, y sus ojos estaban completamente negros, y se unió a la última parte del rezo del Padrenuestro. Fue una cosa espeluznante ver cómo rezó y se rio de nosotros, burlándose de lo que hacíamos; y la malicia con la que llevó a su hermana para que matara a su hijo. Pero, por alguna razón, la hermana salió de ahí y se fue con nosotros, y gracias a Dios su hijo está vivo”.

Sorpresa en una clínica abortista

Después de tantos años trabajando afuera de las clínicas de abortos, los empleados de estos lugares acaban identificando a los miembros de organizaciones pro-vida. Y cada vez que una mujer deja de ingresar a un abortuario por el trabajo de un pro-vida, las clínicas están dejando de percibir dinero en su negocio millonario.

Sin embargo, en una de estas clínicas de muerte ocurrió algo sorprendente que Alicia Wong relata:

“Yo les he dicho que si de verdad creen estar para darle a las mujeres ‘libre elección’, que entonces las dejen escoger, y si ellas quieren ayuda, pues que las dejen obtenerla; y que, por tanto, no se enojen con nosotros por ofrecerles ayuda”.

“Pero ha ocurrido en varias ocasiones que una mujer que trabaja en una de esas clínicas le ha dicho a clientes suyas que mejor nos busquen a nosotros. Quizá esa mujer vio que algunas tenía duda sobre hacerse el aborto, o que no iban a ser capaces de pasar por eso, y entonces ella misma les ha dado el teléfono de nosotros”.

Cientos de bebés rescatados de la muerte

Éste ha sido el resultado de veinte años de trabajo de Guadalupe Workers en favor de la vida: “En este trabajo hemos conocido a cientos y cientos de mujeres que, gracias a Dios, decidieron no escoger el aborto, sino dar vida a sus hijos. Conocemos a sus niños, y ahora muchos de ellos ya tienen 15 o 20 años de edad”.

De hecho, desde que Guadalupe Workers se encuentran con las mujeres tentadas a abortar y ellas aceptan ser dadoras de vida, “se vuelven parte de nuestra familia”.

Cómo ayudar a Guadalupe Workers

Quienes deseen formar parte o cooperar de alguna forma con Guadalupe Workers, o si conocen a alguien que necesita ayuda, favor de ingresar a la página web Guadalupe Workers y desde ahí enviar un correo electrónico para obtener información.



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