Cultura, fe y tradición: la Catedral de Detroit se transforma para celebrar la festividad de la Virgen de Guadalupe

La Cathedral of the Most Blessed Sacrament se prepara para recibir una de las celebraciones más esperadas del año: la Misa en honor a la Virgen de Guadalupe, patrona de América Latina

DETROIT - El sábado 9 de diciembre se llevará a cabo la celebración de Nuestra Señora de Guadalupe en la Catedral de Detroit. No se trata simplemente de un evento religioso, sino de un encuentro cultural que une a toda la comunidad hispana de la arquidiócesis.

La celebración comenzará a las 12.30 p.m. con el rezo del Santo Rosario. A continuación, el Obispo Auxiliar Arturo Cepeda presidirá la Misa, para terminar con cantos y danzas en honor a Nuestra Señora de Guadalupe.

A lo largo de los años, esta festividad ha evolucionado no solo como una expresión de fe, sino como una manifestación vibrante de la rica herencia cultural de México.

Los preparativos para la celebración constituyen una enorme tarea que involucra a toda la comunidad guadalupana. Durante una entrevista a Detroit Catholic en Español, Gabriela Sakmar explicó que cada grupo parroquial que forma parte de la Federación de Asociaciones de Nuestra Señora de Guadalupe en la Arquidiócesis de Detroit conforma un comité para la organización de la Misa.

Desde las danzas y los cantos hasta los estandartes, la liturgia y la limpieza posterior al evento, cada detalle es cuidadosamente planificado por los distintos comités. Este enfoque colaborativo permite que la comunidad de Detroit se involucre activamente en la preparación, fomentando un sentido de unidad y compromiso.

Marcela Lugo, miembro del grupo Cofradía Guadalupana de la Basilica of Sainte Anne, explicó que la celebración en la catedral ha evolucionado y que cada año se hace mejor. “Además de que se organiza con mucho tiempo y amor, es algo que se prepara con el apoyo de todos los grupos devotos de la Virgen. Y lo más importante es que contamos con la ayuda de la Arquidiócesis de Detroit. El obispo y el arzobispo siempre nos están apoyando mucho. Cada año se nota que la celebración está mejor organizada, y cada año somos más en la catedral”.

Para comprender la magnitud de la celebración, es esencial remontarse a la historia de la Virgen de Guadalupe en México. Su aparición en 1531 a Juan Diego, un indígena, marcó un punto de inflexión tanto en la historia religiosa como en la identidad cultural de México. La Virgen se reveló a sí misma como una mujer nativa, adoptando características autóctonas en su vestimenta y aspecto, estableciendo así una conexión directa con la población indígena.

La devoción a la Virgen de Guadalupe se ha convertido en un pilar fundamental de la identidad mexicana. Su imagen, impresa en la tilma de Juan Diego, es venerada no solo como un símbolo religioso, sino como un emblema de la fusión entre el catolicismo y la cultura indígena.

Cabe destacar que esta significativa aparición ha logrado además, concordancia entre Fe y ciencia. Todos los estudios científicos realizados acerca de la Tilma, no han hecho más que corroborar la sobrenaturalidad del prodigio.

“La Virgen se apareció a los nativos de México. En aquel entonces, ofrecían a sus dioses sacrificios muy cruentos. Los españoles ya habían estado evangelizando, pero los indígenas no terminaban de convertirse por completo. Y la aparición de Nuestra Señora de Guadalupe marcó una conversión profunda”, explicó Gabriela Sakmar.

Este legado se ha transmitido a través de generaciones, trascendiendo las fronteras de México y arraigándose profundamente en las comunidades hispanas en el extranjero.

La tradición de cantos y danzas: un vínculo con el pasado mexicano

La danza desempeña un papel distintivo en esta celebración. En la época prehispánica, los aztecas danzaban para adorar y alabar a sus deidades, y esta tradición ha perdurado en la devoción a la Virgen.

“Para los Aztecas, la danza era una forma de oración. Cuando aparece la Virgen y presenta a Dios Nuestro Señor y trae Su mensaje, entonces esas danzas que eran para la deidad ahora quedan para el mismo Dios”, señaló Gabriela Sakmar.

Durante la celebración en la catedral, grupos danzantes realizan representaciones que honran a la Virgen y relatan la historia de sus apariciones.

Estas danzas no son simplemente exhibiciones artísticas sino expresiones de respeto y devoción hacia la Madre. La conexión entre el baile y la espiritualidad resuena con la historia de la conversión de los nativos al catolicismo. La danza se convierte así en un puente cultural que une el pasado indígena con la fe católica.

La música, un componente esencial, también se manifiesta en los cantos marianos que añaden no solo un elemento festivo, sino que transmiten el profundo amor y respeto que la comunidad siente hacia la Virgen.

“Desde que soy pequeña, mis padres me inculcaron que la danza y el canto representaban respeto y amor a la Virgen. La celebración implica la Misa, las danzas, los cantos. Es tradición de México venirle a cantar a la Virgen como una expresión de agradecimiento. Se le entona una serenata, que es parte de orar”, explicó Marcela Lugo.

“Se trata de reproducir un evento que se asimile al que se realiza en México. Para la comunidad hispana es un modo de honrar su propia cultura, estando lejos de su país. No todos pueden ir a México a ver a la Virgen. Entonces esta es la manera de permanecer conectados a nuestras raíces. Uno siente como si se transportara a México, es una celebración hermosa y movilizadora que al que asiste no se le borra jamás”.

En esta celebración anual, se erige un altar dedicado a la Virgen de Guadalupe. La imagen, que es adornada con flores, proviene de la Basílica de México, recreando una atmósfera de la fiesta que se vive al pie del Cerro del Tepeyac.

La vestimenta utilizada por los participantes también refleja una profunda conexión con las tradiciones mexicanas. Las danzas incorporan trajes coloridos adornados con plumas, que rememoran las vestimentas aztecas. Esta elección no es simplemente estética; es un recordatorio visual de las raíces indígenas que la Virgen respetó al aparecerse a Juan Diego.

Consagración y bienvenida a la comunidad no hispana

Durante la celebración, se realizan las consagraciones a la Virgen de Guadalupe, acto que simboliza un compromiso profundo con la fe y la devoción a la Madre. Las personas que se consagran, reciben medallas y diplomas enviados desde la Basílica de México.

Por otra parte, la participación de la comunidad no hispana en esta celebración demuestra que la Virgen de Guadalupe trasciende las barreras culturales y atrae a personas de diversas procedencias.

“Como presidente de la Federación, Gaby Sakmar siempre se esforzó y trabajó para que la celebración incluyera elementos bilingües, para que los asistentes que no entienden español pudieran comprender de qué estamos hablando, qué estamos celebrando exactamente, quién es la Virgen de Guadalupe. Cada año es más numerosa la gente anglosajona que se acerca a esta celebración, y eso es algo muy gratificante”, señaló Marcela Lugo.

“Durante la Misa, también hay una pequeña representación de lo que fue la aparición de la Virgen a Juan Diego, como si fuese una pequeña obra de teatro. De esta manera, es más fácil de entender cómo fueron sus apariciones y cuál fue su mensaje”.

Gabriela Sakmar concluyó la entrevista animando a las personas a participar de la ceremonia. “Muchos acuden a su celebración parroquial, pero cuando lo hacemos todos juntos como arquidiócesis en la catedral, es una experiencia diferente y muy enriquecedora”.

“Asistir a la Misa como arquidiócesis es vivir el mensaje de la Virgen, puesto que ella quiso que le hicieran una casita, o sea una Iglesia donde pudieran acudir todos a llevar sus penas, sus necesidades, para ella presentárselas a Dios. Es un mensaje evangelizador: siempre nos invita a venir a Dios a través de la Iglesia. Entonces cuando estamos allí reunidos junto a tantos sacerdotes, al obispo y a toda la comunidad, manifestamos que esa es la Iglesia”.