Congregación sudamericana ayuda a comunidades rurales de Michigan a superar la pandemia

Las hermanas reunidas en Colombia en enero de 2017. (Foto de las Hermanas Misioneras Siervas del Divino Espíritu)
Conocido en América Latina como “el pequeño Vaticano”, el municipio de La Ceja en la región de Antioquia, al nororiente de Colombia, se caracteriza por albergar una gran cantidad de congregaciones religiosas, algunas de las cuales tienen presencia en otras partes del mundo. Dentro de esas congregaciones se cuentan las Hermanas Misioneras Siervas del Divino Espíritu, cuya presencia en el estado de Michigan ha estrechado los lazos de la comunidad hispana durante la crisis generada por el COVID-19.

Fundada en 1983, esta congregación de espiritualidad franciscana está compuesta por misioneras carismáticas que llevan el Evangelio a lugares apartados. En Michigan la comunidad tiene presencia en regiones rurales, donde las hermanas se han convertido en una fuente de apoyo espiritual para comunidades latinas que están apartadas de las zonas urbanas del estado.
Las Hermanas en misión evangelizadora con la comunidad hispana. (Foto por las Hermanas Misioneras Siervas del Divino Espíritu)
La reciente expansión del COVID-19 a zonas rurales que habían gozado de relativa inmunidad durante la primera fase del brote se ha convertido en un motivo de preocupación para miles de personas que, aunque están alejadas de los epicentros urbanos, cada vez están más expuestas a los rigores de la pandemia. Este hecho sin precedentes constituye un gran reto no solo para las autoridades de salud de regiones rurales, sino también para las congregaciones religiosas asentadas en esas regiones. 

Para las Hermanas Misioneras Siervas del Divino Espíritu, el principal reto ha consistido en adaptar su misión a las necesidades concretas de sus comunidades ante la coyuntura. La hermana María Eugenia Gómez, quien desde hace tres años sirve junto a otras tres hermanas en Bangor, Michigan, comentó a Detroit Catholic en español que, si bien en esa región no se registran tantos casos de Coronavirus como en la zona metropolitana de Detroit, la congregación ha puesto en marcha iniciativas para aliviar a los más necesitados durante esta crisis. 

Dentro de esas iniciativas se cuenta la distribución de alimentos y el acompañamiento espiritual a través de plataformas digitales, lo cual ha permitido mantener a la comunidad unida durante el aislamiento. Este acompañamiento incluye retiros especializados para mujeres, hombres y jóvenes vía Zoom, sesiones diarias del Rosario de la Misericordia y el Rosario de la Virgen a través de Facebook, y un grupo de lectura de la Biblia. El acompañamiento de las hermanas se extiende al ámbito de la ayuda emocional gracias a que una de ellas, quien es psicóloga, ofrece consejos todos los sábados para vivir mejor en familia las consecuencias de la pandemia.
La Hermana María Eugenia Gómez enseña a los fieles a construir en casa un altar para la Vigilia Pascual. (Foto de la Hermana María Eugenia Gómez.)
El reto de mantener a la comunidad unida en estos tiempos de profunda incertidumbre ha llevado a las Hermanas a intensificar sus esfuerzos en torno al objetivo de superar la crisis a través de la fe y de la solidaridad cristiana. Para lograr este objetivo, las hermanas se comunican con los fieles por vía telefónica al menos una vez a la semana. Tal como le comentó a Detroit Catholic en español la hermana María Eugenia Gómez, “todo el día podemos estar llamando familias para acompañarlas e identificar sus necesidades”. Uno de los retos que han identificado las hermanas es la limitación de la movilidad debido al aislamiento, por lo cual han dispuesto un mecanismo de entrega de víveres a personas que no pueden salir de sus casas.  

Conscientes de las dificultades que supone celebrar la Semana Santa sin posibilidad de congregarse, las Hermanas compartieron a través de Facebook formas creativas para que las familias celebraran la Semana Mayor desde sus hogares, a través de actividades como la creación de altares para la Vigilia Pascual y la decoración de las ventanas y fachadas con luces de Navidad para mantenerlas encendidas durante los cincuenta días de Pascua. Como lo demuestran todos estos esfuerzos, para las Hermanas Misioneras Siervas del Divino Espíritu la pandemia se ha convertido en una oportunidad para ratificar su misión carismática y la esperanza que esa misión entraña.  

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