Las familias latinas estrechan sus lazos durante la pandemia

Juan Pablo orando en su casa (Foto cortesía de Ana Ciprés)
La unión en la fe ha sido un arma muy poderosa de cohesión comunitaria durante la emergencia sanitaria a causa del COVID-19. Es por eso que las familias católicas de Detroit, acostumbradas a reunirse en torno a Dios, están encontrando nuevas formas de mantener vivo el espíritu de su comunidad en este momento histórico que exige una unión sin precedentes en torno al poder superar juntos esta coyuntura.

Los retos diarios que la pandemia presenta son especialmente difíciles para los miembros más jóvenes de la comunidad, quienes han tenido que abandonar sus actividades cotidianas en las escuelas. La reciente decisión de la gobernadora Whitmer de extender el estado de emergencia a raíz de las preocupantes estadísticas del Covid-19 en Michigan, se traduce en la imposibilidad de continuar las clases presenciales en las escuelas del estado durante el resto del año académico.

Conscientes de las dificultades de ese cambio de vida para los más pequeños, los padres y autoridades escolares han puesto a prueba su recursividad y espíritu inventivo para asegurar la continuidad de las actividades curriculares de aprendizaje que quedaron truncadas por la contingencia sanitaria. Para muchos de ellos, la misión no se reduce a continuar los procesos educativos, sino a asegurar también la pervivencia del espíritu comunitario anclado en la fe. Es el caso de familias y escuelas católicas de Detroit que, en medio de la incertidumbre e inquietud del presente, han dado esperanza a sus niños a través de actividades cotidianas que mantienen vivo el espíritu cristiano.
Muchas familias colocaron un ramo en la puerta de sus casas al estar imposibilitados de ir a la misa del Domingo de Ramos. (Foto cortesía de Ana Ciprés)
Ese espíritu se manifiesta de forma diferente en cada familia y en cada escuela, pero el común denominador es la misión de mantener unidos a los seres queridos en torno al poder de la fe en tiempos de crisis. 

Para Bernardina Félix, madre de tres hijos de 7, 8 y 13 años, el mejor camino hacia esa misión ha sido la unión familiar en torno al rezo diario del Santo Rosario. Como muchas otras madres católicas, Bernardina mantiene a su familia unida en la convicción de que “sin Dios no somos nada”. 

De igual forma Irma Ortíz, madre de cinco hijos, comentó a Detroit Catholic en español que el rosario se ha convertido en la mejor forma de unirse en oración en esta coyuntura sin precedentes. Su familia lo reza al menos tres veces al día, “rezamos por las almas de las personas que mueren, por los enfermos y los médicos”.

La afirmación del Papa Francisco de que “la plegaria es el servicio silencioso” se hace patente en el seno de hogares como el de Bernardina e Irma, donde el distanciamiento social no ha logrado debilitar los lazos de la fe. De hecho, esos lazos se han fortalecido gracias a los esfuerzos individuales y colectivos de la comunidad católica de Detroit.

Ana Ciprés, Directora Asistente de la organización Catholic Charities of Southeast Michigan, puede dar testimonio de ese fortalecimiento. Su experiencia con Juan Pablo, su hijo de 8 años y estudiante del Holy Redeemer Grade School de Detroit, la ha convencido de la fortaleza inquebrantable de la comunidad religiosa a la que pertenece su familia.

Todos los días, Juan Pablo empieza la jornada motivado para aprender cosas nuevas porque desde su escuela están haciendo los mejores esfuerzos por mantener viva la chispa de la curiosidad intelectual y espiritual. Las sesiones curriculares, impartidas a través de Facebook Live, empiezan con una oración, una reflexión, y la bendición, seguidas de retos diarios que mantienen a los niños mentalmente activos.

Juan Pablo se ha mantenido disciplinado y con mucha ilusión en sus clases de música a distancia. (Foto cortesía de Ana Ciprés)
Para mantener vivo el sentido de comunidad de la escuela, los maestros les piden a los padres que tomen fotos y videos de sus hijos mientras desarrollan los retos diarios, para después compartirlas a toda la comunidad a través de la página web institucional. Para Juan Pablo, ha sido motivador ver que sus compañeros están conectados entre sí a pesar de la distancia física.

Además de las actividades curriculares habituales, Juan Pablo toma clases de música a través de Facetime. Como ocurre con el resto de sus compañeros del Holy Redeemer, la pandemia no ha quebrantado sus ganas de aprender y de convertirse en un miembro ejemplar de su comunidad.

Mientras Juan Pablo continúa con sus estudios, Ana se esfuerza, al igual que Bernardina e Irma, por mantener a su familia unida en la fe por medio de la oración diaria. En su caso, ha sido especialmente reconfortante e inspirador el Vía Crucis virtual que se ofrece los viernes a través de la página de Facebook del Ministerio Hispano. En sus propias palabras: “el Vía Crucis te toca, te da ánimos, y te ayuda a mantener tu fe”.

Gracias a los recursos que ofrece la Arquidiócesis de Detroit para mantener a la comunidad unida, la actual crisis sanitaria se ha convertido en una oportunidad de reencuentro y de afirmación del poder de la fe y de la hermandad cristiana. Tal como lo expresa Ana: “esta crisis nos unió y nos transformó”. La convicción de que esa unión es la base de nuestro destino como comunidad alimenta hoy la vida diaria de familias que, a pesar del aislamiento social, están hoy más unidas que nunca.

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