El legado del fundador de un ministerio de oración en la vía pública sigue vivo en las vidas que transformó

Dan Goodnow, en el centro, reza arrodillado junto al Arzobispo de Detroit, Allen H. Vigneron, durante una vigilia de oración en noviembre de 2009 frente a una clínica de abortos en 8 Mile Road, en Eastpointe. La vigilia fue organizada por Helpers of God's Precious Infants de Michigan, un ministerio que Goodnow fundó en 2000 para ofrecer apoyo y un testimonio de fe a mujeres que enfrentan embarazos difíciles. Goodnow, quien dedicó décadas a acompañar a las personas como consejero en la vía pública, falleció el 18 de octubre a los 86 años. (Foto de Dianne Korzeniewski, cortesía de Helpers of God's Precious Infants).

DETROIT - El 18 de octubre de este año, el movimiento provida perdió a un fiel defensor de la oración cuando Dan Goodnow, fundador de la agrupación Helpers of God's Precious Infants en Michigan, falleció a los 86 años.

Un integrante del ministerio en Michigan recuerda a Dan Goodnow como una persona “tranquila, humilde, amable y bondadosa”.

“Era realmente un hombre extraordinario”, dijo Kathleen Geralds, quien participó durante 10 años en Helpers of God's Precious Infants, un ministerio de oración en la vía pública que sigue organizando vigilias pacíficas de oración frente a dos clínicas abortistas en 8 Mile Road, en Detroit y Eastpointe.

Goodnow, miembro de los Caballeros de Malta, fundó el ministerio en Michigan con el objetivo de llegar a los corazones de mujeres y hombres que se enfrentan a embarazos inesperados, ofreciendo apoyo y oraciones a través de su simple presencia. Según la Orden de Malta, el ministerio impacta a unas 11.000 mujeres cada año y organiza frecuentemente Misas especiales, vigilias y romerías, muchas de las cuales han contado con la participación de los obispos de Detroit.

Todo empezó en enero de 2000, cuando Goodnow salía solo a la calle en medio del frío.

"Dan estaba ahí cinco o seis días a la semana, bajo el calor agobiante o la lluvia helada", recordó Geralds, quien ahora brinda apoyo al ministerio. "Eso lo desgastó físicamente. Dios aprovechó hasta su última gota de energía. Cuando le preguntaban por qué lo hacía, el simplemente respondía: 'Cuando tu Padre (Dios) te pide que hagas algo, lo haces'”.

Veinticinco años después, quienes conocieron a Goodnow creen que su silencioso legado seguirá vivo en las vidas que el ministerio ha transformado.

Dan Goodnow habla durante una vigilia de oración en 2011 organizada por Helpers of God's Precious Infants. Desde el año 2000, su trato "suave" y su testimonio humilde inspiraron a quienes lo conocieron y trabajaron junto a él. (Foto de Dianne Korzeniewski, cortesía de Helpers of God's Precious Infants)
Dan Goodnow habla durante una vigilia de oración en 2011 organizada por Helpers of God's Precious Infants. Desde el año 2000, su trato "suave" y su testimonio humilde inspiraron a quienes lo conocieron y trabajaron junto a él. (Foto de Dianne Korzeniewski, cortesía de Helpers of God's Precious Infants)

El Diácono Gerald Smigell es voluntario de Helpers of God's Precious Infants casi desde que fue ordenado en el año 2000. Conoció a Goodnow en la primera vigilia de oración a la que asistió. “Fui a una de las vigilias, y Dan se acercó y me preguntó si me gustaría participar. Y así fue, ahí fue cuando comencé”.

El Diácono Smigell destaca el enfoque sencillo y pacífico del ministerio.

“Se trata básicamente de rezar el rosario y repartir rosarios”, explicó el Diácono Smigell de 86 años, diácono principal de la SS. Cyril and Methodius Parish en Sterling Heights. “Ofrecemos un rosario a las mujeres cuando entran y salen de la clínica. Fue precisamente esto lo que me atrajo a participar”.

Helpers of God's Precious Infants comenzó en Brooklyn, Nueva York, en 1989 como un proyecto de Mons. Philip Reilly, quien celebró la primera vigilia de oración el 7 de octubre de ese año, día de la fiesta de Nuestra Señora del Rosario. Mons. Reilly, quien falleció el 30 de noviembre a los 90 años, no dudaba en invocar la ayuda de la Santísima Virgen María.

“Lo más poderoso que podemos hacer es ir allí donde mueren estos bebés y pedir la intercesión de María para vencer a esta fuerza demoníaca”, dijo Monseñor Reilly en un video publicado en la página web del ministerio en Nueva York.

En su página web, el ministerio de Nueva York se asemeja a la filosofía de Santa Teresa de Calcuta, conocida, entre otras cosas, por abrir hogares para moribundos en todo el mundo. Estos hogares cuidan a los ‘más pobres entre los pobres’ para que puedan morir ‘habiendo experimentado el amor de Cristo’.

Desde entonces, el ministerio se ha extendido rápidamente, con más de 60 delegaciones en 37 estados, incluida la de Michigan fundada por Goodnow.

“El objetivo de Helpers es salvar almas”, afirmó Geralds. “Queremos salvar a los bebés y a las familias del dolor que causa el aborto, pero nuestro objetivo principal es salvar almas: a los padres, a los abortistas, a todos con los que nos cruzamos”.

El ministerio trabaja junto con Pregnancy Aid, un centro de recursos para embarazadas con sede en Detroit que ofrece asesoramiento, artículos para bebés y apoyo material.

Voluntarios rezan el rosario bajo la lluvia frente a una clínica abortista en 8 Mile Road en 2011. Además de rezar y brindar apoyo fuera de las clínicas abortistas, Helpers of God's Precious Infants organiza con frecuencia romerías y vigilias de oración (Fotografía de Dianne Korzeniewski, cortesía de Helpers of God's Precious Infants).
Voluntarios rezan el rosario bajo la lluvia frente a una clínica abortista en 8 Mile Road en 2011. Además de rezar y brindar apoyo fuera de las clínicas abortistas, Helpers of God's Precious Infants organiza con frecuencia romerías y vigilias de oración (Fotografía de Dianne Korzeniewski, cortesía de Helpers of God's Precious Infants).
El Diácono Gerald Smigell (86), quien ha sido voluntario de Helpers of God's Precious Infants desde su ordenación en 2000, es retratado durante una vigilia de oración en Eastpointe en 2014. (Fotos de Dianne Korzeniewski, cortesía de Helpers of God's Precious Intants)
El Diácono Gerald Smigell (86), quien ha sido voluntario de Helpers of God's Precious Infants desde su ordenación en 2000, es retratado durante una vigilia de oración en Eastpointe en 2014. (Fotos de Dianne Korzeniewski, cortesía de Helpers of God's Precious Intants)
Dan Goodnow sostiene un micrófono para el Arzobispo de Detroit Allen H. Vigneron durante una vigilia de oración el 3 de septiembre de 2011.
Dan Goodnow sostiene un micrófono para el Arzobispo de Detroit Allen H. Vigneron durante una vigilia de oración el 3 de septiembre de 2011.

“Lo que ellos no pueden proporcionar, tratamos de hacerlo nosotros”, dijo el Diácono Smigell. “De hecho, una mujer no tenía calefacción en su casa y la ayudamos a reparar su caldera. Una vez fui a la casa de una señora y armé una cuna porque no tenía a nadie que lo hiciera. Ofrecemos alojamiento temporal a las mujeres que lo necesitan. Estamos para cualquier cosa que necesiten”.

Los voluntarios aseguran que el testimonio de personas como Goodnow, quien nunca se dio por vencido, y las historias de superación los impulsan a seguir adelante. Miles de mujeres han cambiado de opinión después de encontrarse con estos consejeros que rezan en la vía pública, incluyendo al menos 14 familias con gemelos, según relató el diácono Smigell.

“Yo personalmente participé en cuatro de esos cambios de opinión que involucraban a gemelos”.

Uno de esos encuentros quedó grabado en su memoria.

“Un hombre estacionó su coche y llamó a Dan. Sacó su teléfono y dijo: 'Tengo que enseñarte una foto. Gracias por ayudarme a salvar a mi familia’. Le enseñó una foto de sus trillizos de cinco años”, recordó el Diácono Smigell.

Durante su primera vigilia de oración, el Diácono Smigell recuerda que otro hombre se acercó y le pidió un rosario.

“Me dijo: 'Mi mujer y yo veníamos aquí decididos a abortar a nuestro bebé, y de repente vimos a toda esa gente rezando rosarios y cantando en la calle'. Se trataba de una de esas vigilias de oración que Dan organizaba dos veces al año con el arzobispo. El hombre dijo, ‘Escuchamos a toda esa gente orando y cantando, y nos conmovió tanto el corazón que no pudimos hacerlo’. El Diácono Smigell le preguntó cuántos años tenía su hijo ahora. “‘Nuestra hija tiene 2 años,’ me dijo. Y le pregunté su nombre. ‘Milagro,’ contestó.”

El Diácono Smigell recuerda a otro hombre que había entrado en la clínica con su compañera y más tarde salió a fumar. Le llamó la atención un cochecito de bebé que los Helpers llevaban, y en él había una ecografía.

“Estaba mirando la foto y me dijo, ‘¿Qué es esto?’” recordó Smigell. “Mi esposa estaba empujando el cochecito. Ella le explicó que era una ecografía de un bebé no nacido de 10 semanas, que ya tenía todos sus órganos y podía sentir dolor. ‘¿Y todo esto qué es?’, preguntó él. Tiró su cigarrillo, entró y salió con la mujer. Aceptaron nuestra ayuda y se fueron.”

Las dos clínicas donde los Helpers de Michigan rezan “están casi una enfrente de la otra”, explicó el Diácono Smigell.

Según Diácono Smigell, mientras que una de las clínicas coopera con los voluntarios, permitiéndoles incluso usar el estacionamiento de la clínica y enviando a las mujeres que necesitan ayuda a hablar con ellos, la otra presenta más dificultades.

“Hace aproximadamente un año, empezaron a enviar escoltas, hombres y mujeres con paraguas que cubren a las mujeres para que no podamos hablar con ellas mientras se dirigen del estacionamiento a la clínica”, explicó el Diácono Smigell. “Ellos realmente nos provocan todo lo que pueden.”

Geralds mencionó también una ordenanza aprobada por el Concejo Municipal de Detroit que prohíbe a los consejeros acercarse a menos de ocho pies (2 metros) de una mujer que entra a una clínica de aborto.

“La St. Thomas More Society ya recurrió a los tribunales por este asunto”, afirmó. “Es totalmente inconstitucional, pero el Concejo Municipal de Detroit la aprobó. Otras comunidades están considerando hacer lo mismo, pero la ley está en vigor y la estamos respetando.”

El Diácono Smigell señaló que la ordenanza no impide que las mujeres se acerquen a los voluntarios, quienes siempre están dispuestos a ofrecerles ayuda.

Unas personas sostienen un crucifijo y un estandarte de Nuestra Señora de Guadalupe mientras rezan el rosario frente a una clínica abortista de Eastpointe en 2021. (Valaurian Waller | Detroit Catholic)
Unas personas sostienen un crucifijo y un estandarte de Nuestra Señora de Guadalupe mientras rezan el rosario frente a una clínica abortista de Eastpointe en 2021. (Valaurian Waller | Detroit Catholic)
Dan Goodnow (izquierda) participa en una vigilia de oración en 2021 junto a voluntarios de Helpers of God's Precious Infants. (Foto de Dianne Korzeniewski, cortesía de Helpers of God's Precious Infants)
Dan Goodnow (izquierda) participa en una vigilia de oración en 2021 junto a voluntarios de Helpers of God's Precious Infants. (Foto de Dianne Korzeniewski, cortesía de Helpers of God's Precious Infants)
Una religiosa reza frente a una clínica abortista en 8 Mile Road, en Eastpointe, en 2014. (Fotografía de Dianne Korzeniewski, cortesía de Helpers of God's Precious Infants).
Una religiosa reza frente a una clínica abortista en 8 Mile Road, en Eastpointe, en 2014. (Fotografía de Dianne Korzeniewski, cortesía de Helpers of God's Precious Infants).

Desde el fallecimiento de Goodnow, el Diácono Smigell y Geralds aseguran que el ministerio necesita más consejeros dispuestos a rezar con ellos. Geralds dijo que el ministerio cuenta con unos 24 miembros activos.

“No damos abasto”, dijo Geralds. “Si Dios nos bendijera con más voluntarios, y contáramos con muchas personas, podríamos considerar la posibilidad de hacer lo mismo en otros lugares”.

“Antes éramos bastantes más”, reconoció el Diácono Smigell. “Los miembros de nuestro grupo se van haciendo mayores. A veces la gente asesora durante un año y luego se va y reclutamos a nuevas personas”.

Según el Diácono Smigell, los nuevos voluntarios no necesitan comprometerse de inmediato. Se los invita a simplemente unirse, rezar una mañana y ver cómo Dios actúa en sus corazones.

“Nosotros sugerimos que quienes estén interesados vengan y recen el rosario con nosotros, y vean lo que pasa. Los sábados de 10 a 12 suelen ser un buen momento. Luego tenemos sesiones de formación y contamos con un manual. Les decimos qué decir y cómo responder a ciertas preguntas. Realmente los preparamos muy bien”, afirmó el Diácono Smigell.

Además, señaló que las mujeres que pasaron por un aborto y se sienten llamadas al ministerio pueden ser consejeras muy eficaces.

“Tuvimos a siete mujeres que han trabajado con nosotros como consejeras de vez en cuando, y que han pasado por un aborto, porque fue un ministerio muy sanador para ellas," agregó.

Geralds cree que el trabajo en el ministerio la ha ayudado a crecer espiritualmente.

"Yo recibo tanto de esto. Me siento realmente bendecida. Trabajo con santos”, dijo. “No es una exageración. Es una bendición trabajar con estas personas. Ha sido, y sigue siendo, algo muy bueno para mí."

Para más información sobre Helpers of God's Precious Infants en Michigan, visitar helpersmi.org.



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