Enfermera latina brinda esperanza en el epicentro del coronavirus en Detroit

Enfermeras de la unidad de enfermedades infecciosas del Hospital Henry Ford. (Foto cortesía de la Dra. Rana Awdish, Henry Ford Health System)

DETROIT- En medio de la pandemia del COVID-19, el mayor peso de la crisis ha recaído sobre los profesionales de la salud que combaten directamente y día a día las devastadoras consecuencias del virus. En Detroit, donde los casos positivos ascienden hoy a más de 15,000, el trabajo sin descanso de médicos y enfermeros ha sido fundamental para combatir la pandemia. 

Uno de los hospitales que más casos de coronavirus ha tratado hasta el momento en el área metropolitana de Detroit es el Henry Ford, donde 5,830 pacientes han sido diagnosticados con la enfermedad y 490 se encuentran hoy internados. La enfermera Daniela Jaramillo, quien se vinculó a este centro médico a comienzos de marzo de este año, compartió con Detroit Catholic en español lo que se vive día a día en la unidad de enfermedades infecciosas de este complejo hospitalario.

Daniela, quien es feligrés de Nuestra Señora de Guadalupe en Detroit y madre de un bebé de 10 meses, sale todos los días de su casa con la certeza de que, a pesar de los riesgos y dificultades de su trabajo, la suya es una labor irremplazable, de la que dependen cientos de personas que necesitan su ayuda. Esa ayuda no se reduce a cuidar de los enfermos y mantenerlos estables, sino que también consiste en un acompañamiento diario que ayuda a los pacientes a sobrellevar la enfermedad. 

La presencia de los enfermeros constituye para los pacientes la conexión con el mundo, ya que en muchos casos es el único contacto humano al que tienen acceso. Daniela ha enfrentado esa responsabilidad de acompañamiento humano con la ayuda de la fe, que le ha dado la fortaleza para sobrellevar la tensión emocional que acarrea su trabajo en este difícil momento. Tal como le expresó a Detroit Catholic en español, “es muy difícil emocionalmente cuando estamos con estos pacientes y sabemos que somos los únicos que vamos a estar ahí en su último momento”. 

El poder acompañar en los últimos momentos a los pacientes tiene un valor espiritual y emocional inmenso. Gracias a miles de enfermeros alrededor de Estados Unidos y del mundo que, como Daniela, han acompañado en todo momento a los pacientes, las víctimas fatales de la pandemia no han fallecido en la soledad. 

Si bien el Henry Ford contacta a los familiares de los pacientes más graves para que puedan darles el último adiós, en la mayoría de los casos los enfermos fallecen horas o incluso días después de despedirse de sus seres queridos, por lo cual la presencia de los enfermeros es fundamental. 

Dadas las dificultades psicológicas que acarrea esta difícil situación para los profesionales de la salud, el hospital Henry Ford está brindando apoyo emocional a sus trabajadores a través de grupos que se reúnen virtualmente para descargar la tensión y desahogarse. Esos grupos incluyen a médicos, enfermeros y trabajadores de servicios generales del hospital. Para Daniela, esos grupos han sido muy importantes para encontrar voces de apoyo y seguir adelante en la lucha contra la pandemia.  

El trabajo de Daniela es especialmente valioso porque ella es una de las únicas dos enfermeras latinas de la unidad de enfermedades infecciosas del Henry Ford. Para los pacientes de habla hispana su presencia permite una relación que les ayuda a sobrellevar mejor los rigores de la enfermedad y el miedo que ella acarrea. 

Después de cada turno en el hospital, Daniela llega a su casa a bañarse para poder abrazar a su esposo y a su bebe de 10 meses (Foto cortesía de Daniela Jaramillo)

Para Daniela, esta dura prueba profesional y humana ha ratificado su vocación como enfermera: “cada día me convenzo más de que esta es la misión a la que Dios me ha llamado; en los días difíciles siempre encuentro una señal suya que me dice que aquí es donde tengo que estar”. El agradecimiento de sus pacientes es para ella el mejor reconocimiento. 

Al final de cada uno de los muy complejos días de trabajo que está teniendo, Daniela regresa a casa con la satisfacción del deber cumplido. Su bebé y su esposo la esperan con ansias cada día. Como ella, hay miles de profesionales de la salud que se sacrifican cada día por los más necesitados durante esta pandemia. Ese sacrificio y entrega es un ejemplo y un recordatorio de la importancia de la solidaridad y del amor cristiano en tiempos de incertidumbre.


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