Mientras asume su rol como nuevo líder de la Arquidiócesis de Detroit, el Arzobispo Weisenburger anima a amar más a Jesús
DETROIT — El 18 de marzo, los católicos del sureste de Michigan recibieron con entusiasmo y aplausos a su nuevo guía espiritual cuando el Arzobispo Edward J. Weisenburger tomó asiento en la cátedra, convirtiéndose así en el sexto arzobispo y el décimo ordinario de la Arquidiócesis de Detroit.
En un momento cargado de simbolismo histórico, el Arzobispo Weisenburger recibió su báculo de manos del Arzobispo emérito Allen H. Vigneron, a quien sucede, en la Cathedral of the Most Blessed Sacrament.
La Misa de instalación, a la que asistieron cientos de clérigos, religiosos y fieles laicos —y que fue retransmitida en directo por miles de personas más en toda la zona metropolitana de Detroit—comenzó con una solemne procesión y una antigua tradición: el Arzobispo Weisenburger llamó tres veces a las puertas de la catedral.

“Que las puertas de la Cathedral of the Most Blessed Sacrament se abran de par en par, porque vengo como servidor en el nombre del Señor para derramar el amor y la misericordia de Dios”, dijo el Arzobispo Weisenburger mientras golpeaba con un mazo, según el rito antiguo.
Desde el interior, representantes de cada una de las cuatro regiones pastorales de la Arquidiócesis de Detroit abrieron las puertas a su nuevo pastor, en un gesto simbólico de bienvenida y acogida de su llegada como embajador de Cristo.
A continuación, el P. J.J. Mech, rector de la catedral, saludó al Arzobispo Weisenburger con un crucifijo, que el arzobispo veneró antes de bendecir a los presentes con agua bendita.
La procesión litúrgica hasta el interior la catedral —que duró aproximadamente 15 minutos —estuvo encabezada por miembros de los Knights of Columbus, Knights and Ladies of St. Peter Claver, Knights and Ladies of the Equestrian Order of the Holy Sepulchre, Knights y Dames of the Order of Malta, unos 30 diáconos, 160 sacerdotes y cerca de 30 obispos de todo Estados Unidos.

Cuando la procesión llegó al santuario, el Arzobispo Vigneron tomó asiento en la cátedra por última vez para dar la bienvenida a los aproximadamente 900 invitados, antes de que el Cardenal Christophe Pierre, nuncio apostólico en Estados Unidos, tomara la palabra para dar comienzo al rito de intalación.
Como es habitual cada vez que visita Detroit, el Cardenal Pierre, de origen francés, hizo un esfuerzo por pronunciar el apellido del Arzobispo Vigneron con acento francés, lo que provocó risas, antes de destacar ante la congregación su vida de servicio como sacerdote y obispo de Detroit.
“Gracias, arzobispo, por sus numerosos años de fidelidad como obispo, y especialmente por su extraordinaria labor en esta Arquidiócesis de Detroit. Creo que todos estamos agradecidos”, dijo el Cardenal Pierre, provocando un caluroso y sostenido aplauso.
Al dirigirse al entonces Arzobispo designado Weisenburger, el Cardenal Pierre expresó su gratitud en nombre del Papa Francisco por haber aceptado el cuidado pastoral de los fieles de Detroit.

“Su sí a Dios lo ha llevado a emprender un nuevo viaje”, dijo el Cardenal Pierre al exobispo de Tucson, Arizona, y Salina, Kansas, originario de la Arquidiócesis de Oklahoma City. “Estoy agradecido con usted y con el Santo Padre, y estoy feliz por el pueblo de la Arquidiócesis de Detroit que tendrá otro buen pastor para guiarlos y acompañarlos en este viaje de esperanza”.
El Cardenal Pierre destacó que es una bendición que el ministerio del Arzobispo Weisenburger comience durante el Jubileo de la Esperanza 2025, proclamado por el Papa Francisco para toda la Iglesia.
“Al comenzar su ministerio como arzobispo, disfrutará de la gracia especial de este año jubilar. Estoy seguro de que encontrará en el pueblo de esta Iglesia local peregrinos de esperanza, y sé que ellos encontrarán en usted una sabiduría especial para buscar nuevos caminos para la difusión del Evangelio en esta época particular”, continuó el Cardenal Pierre. “Que Dios lo bendiga en los próximos días y semanas mientras escucha, aprende y llega a comprender el don particular de esta Iglesia local, para poder guiar al pueblo de Dios en esta peregrinación”.
El Cardenal Pierre señaló que una costumbre habitual durante las instalaciones episcopales —la lectura y exhibición de la bula papal oficial o decreto —no pudo realizarse, debido a que el Papa Francisco no pudo firmarla aún por su reciente enfermedad.

El Cardenal Pierre le aseguró al Arzobispo Weisenburger: “No se preocupe, usted será el verdadero arzobispo”, lo que provocó risas en la congregación. Luego explicó que la bula pronto llegaría a Detroit y que él, como nuncio apostólico y en representación del papa, había firmado un decreto canónico del Santo Padre, que luego leyó ante la congregación.
Una vez que llegue la bula con la firma del papa, el Cardenal Pierre bromeó diciendo que la “pondrá en un museo para que todos puedan verla”.
A continuación, el Cardenal Pierre y el Arzobispo Vigneron acompañaron al Arzobispo Weisenburger hasta su cátedra. El Arzobispo Vigneron le entregó el báculo, un bastón pastoral, y el Arzobispo Weisenburger tomó asiento por primera vez como el nuevo arzobispo de Detroit, recibiendo una larga ovación de la congregación.
Como es tradición, el Arzobispo Weisenburger fue saludado por diversos representantes de la Arquidiócesis de Detroit, quienes se acercaron uno por uno para darle la bienvenida. Entre quienes lo saludaron se encontraban sacerdotes, diáconos, religiosos, líderes multiculturales, estudiantes y educadores, líderes laicos, representantes ecuménicos e interreligiosos, representantes del servicio cristiano y representantes de diferentes regiones de la Iglesia local, incluidos los miembros de St. Ignatius Parish de las Islas Caimán, que es una misión sui iuris bajo el cuidado del arzobispo de Detroit.

A partir de ese momento, el Arzobispo Weisenburger asumió como el celebrante principal de la Misa, que incluyó lecturas del Apocalipsis, la Carta a los Hebreos y el Evangelio de Juan, cada una de ellas haciendo referencia a Jesús como el Cordero de Dios, en sintonía con el lema del Arzobispo, “Ecce Agnus Dei”, o “He aquí el Cordero de Dios”.
En su homilía, el Arzobispo Weisenburger expresó su gratitud y reconocimiento al Papa Francisco, a quien describió como un “testigo profético y profundamente amoroso de Jesucristo y su Evangelio, que me inspira a diario”, así como al Cardenal Pierre, a los miembros de su familia que estaban presentes, al clero, a los religiosos, a los ministros laicos, a los obispos auxiliares y, finalmente, al Arzobispo Vigneron, quien ha guiado a la Arquidiócesis de Detroit “con humildad, inmensa sabiduría y una entrega total de su vida durante 16 años”.
A continuación, Arzobispo Weisenburger reflexionó sobre las palabras de Jesús a Pedro en el Evangelio, en las que el Señor pregunta al apóstol: "¿Me amas?" y luego le ordena: "Apacienta mis ovejas".
“Cada vez que llevaba este texto a la oración, sentía que Jesús me miraba con amor, dulzura, pero a la vez con intensidad, preguntándome: ‘¿Me amas?’”, dijo el Arzobispo Weisenburger. “Hermanos y hermanas, me atrevo a decir que, al final, es la única pregunta que realmente importa".



El arzobispo señaló que “no existe un verdadero amor a Jesús sin la voluntad de poner ese amor en práctica”, animando a los presentes a unirse a él “en este camino de discipulado juntos”, creciendo en un amor cada vez más profundo por Jesús y respondiendo tanto con palabras como con acciones.
“Que la mejor de las respuestas brote de nuestro interior con un poderos sí: ‘Sí, Señor, tú sabes que te amo, y apacentaré tus ovejas’”, dijo.
Las lecturas de la Misa y las oraciones de los fieles reflejaron la diversidad cultural de la Iglesia de Detroit, ya que fueron leídas en inglés, español, polaco y tagalo, algunos de los idiomas hablados en el sureste de Michigan.
El Arzobispo Weisenburger procedió a celebrar la Eucaristía junto al Cardenal Pierre y el Arzobispo Vigneron, quien se convirtió en el primer miembro de la Iglesia del sureste de Michigan en rezar en nombre de la Arquidiócesis de Detroit por "Francisco, nuestro Papa, y Edward, nuestro obispo”.


Se cantó el himno de comunión Pilgrims of Hope, en referencia al año jubilar, y luego el himno de acción de gracias Christus Vincit, un himno antiguo que proclama la victoria, el reinado y el mandato de Cristo como rey del universo.
Durante la salida, el coro de la arquidiócesis, dirigido por Horst Buchholz, entonó O God Beyond All Praising, un himno triunfal que se asocia a las liturgias más solemnes de Detroit.
El Arzobispo Weisenburger se convierte en el último de una larga línea de obispos que han guiado a los fieles de Detroit, incluyendo al Cardenal emérito Adam J. Maida, arzobispo de Detroit de 1990 a 2009, quien celebró su 95º cumpleaños el día de la Misa de instalación.
Después de la Santa Misa, el Arzobispo Weisenburger y otros se dirigieron al Sacred Heart Major Seminary para una recepción, donde algunos fieles, miembros del clero y religiosos conocieron a su nuevo guía espiritual, muchos por primera vez.
“Lo que más me conmovió fue ver cómo nosotros, como Iglesia, nos unimos en toda la Arquidiócesis de Detroit para rezar y agradecer a Dios, por la llegada del Arzobispo Weisenburger”, dijo Stephen Netter, seminarista del año propedéutico de la Arquidiócesis de Detroit. “Toda la liturgia fue impactante”.
Christopher Kolomjec, director supremo de los Caballeros de Colón de Michigan, usó otro adjetivo para describir los acontecimientos del día.
“Pensé que la Misa fue realmente majestuosa, por decirlo de alguna manera”, dijo Kolomjec. “Fue muy solemne, hermosa. Ver a toda la comunidad reunida y a las diferentes organizaciones, todos los diferentes tipos de religiones y personas del área metropolitana de Detroit, unidas para dar la bienvenida al nuevo arzobispo, fue un espectáculo muy hermoso”.
El reportero de Detroit Catholic, Daniel Meloy, colaboró en este artículo.