El líder espiritual de Detroit viajará a Roma junto a otros siete nuevos arzobispos de EE. UU. como parte de una antigua tradición de la Iglesia
DETROIT — El domingo 29 de junio, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo, el Arzobispo Edward J. Weisenburger estará en Roma para recibir el palio de manos del papa León XIV, continuando así una antigua tradición que simboliza el servicio pastoral del arzobispo a su pueblo y su comunión con el ministerio petrino.
El Arzobispo Weisenburger será uno de los ocho nuevos arzobispos estadounidenses —junto a varias decenas de arzobispos recientemente nombrados de distintas partes del mundo— que recibirán el palio impuesto por el papa León XIV.
El palio, una banda de lana de unos 7,5 cm de ancho con tres alfileres, cuyo nombre proviene del término latino que significa "manto" o "capa", es una vestidura litúrgica especial que representa el oficio del arzobispo metropolitano dentro de su provincia eclesiástica, una región geográfica que abarca varias diócesis. Los arzobispos metropolitanos usan el palio al celebrar la Misa dentro de su provincia.
En Estados Unidos, las provincias eclesiásticas suelen coincidir con los límites de los estados. La provincia eclesiástica de Detroit comprende la Arquidiócesis de Detroit y las seis diócesis sufragáneas de Michigan.
“Simboliza tanto mi comunión con el Santo Padre como también mi fraternidad los demás obispos de las diócesis hermanas, los otros obispos aquí en el estado de Michigan”, dijo el Arzobispo Weisenburger a Detroit Catholic
en una entrevista antes de viajar a Roma la próxima semana.

El Arzobispo Weisenburger, quien fue instalado el 18 de marzo como el sexto arzobispo de Detroit, estará acompañado por un grupo de 30 peregrinos de la Arquidiócesis de Detroit y otras regiones, que presenciarán cómo el papa impone el palio sobre sus hombros durante una ceremonia en la Misa. Este gesto refleja el carácter universal de la Iglesia, señaló John Hale, presidente de Corporate Travel Service, con sede en Northville, la agencia encargada de organizar esta peregrinación centrada en el palio.
“Hemos tenido la bendición, durante los últimos 20 años, de acompañar a la mayoría de los arzobispos y cardenales arzobispos en Estados Unidos en peregrinaciones para recibir el palio junto a sus comunidades”, dijo Hale a Detroit Catholic. “Siempre ha sido un privilegio asistir a estas Misas, porque ahí se percibe verdaderamente la Iglesia universal”.
El palio es una antigua tradición eclesial que se remonta, al menos, al siglo VI. Históricamente, dos corderos eran bendecidos el 21 de enero, fiesta de santa Inés, y esquilados cerca de Pascua. Con su lana se confeccionaban los palios, cuya elaboración estaba a cargo de un grupo de monjas benedictinas, también responsables del cuidado de los animales.
Hoy, dado que cada año son nombrados muchos arzobispos metropolitanos, la lana de estos dos corderos se mezcla con lana proveniente de otras fuentes para confeccionar cada palio.
El palio es una banda blanca adornada con seis cruces negras y tres alfileres. Se lleva sobre los hombros y cuenta con dos tiras de unos 35 centímetros que cuelgan por el frente y la espalda. Los alfileres, llamados spinulae, representan los clavos o espinas de la crucifixión de Cristo.

El palio simboliza la imagen del cordero colocado sobre los hombros del pastor.
“Representa la autoridad y la responsabilidad pastoral del arzobispo metropolitano hacia su rebaño, y de los pastores hacia las ovejas”, explicó Hale. “Es un recordatorio de que todos estamos espiritualmente unidos a nuestra Iglesia madre, al Santo Padre y al magisterio de la Iglesia. El Santo Padre impone el palio sobre los hombros del arzobispo, quien regresa a su arquidiócesis para ser esa rama, esa extensión que alimenta el alma de toda la comunidad arquidiocesana”.
Este año, el Papa León retomará la tradición de imponer personalmente el palio. En 2015, el Papa Francisco había modificado la costumbre, invitando a los nuevos arzobispos a concelebrar la Misa y a recibir el palio bendecido antes de regresar a sus diócesis, donde era impuesto por el nuncio apostólico.
La imposición del palio durante la Misa del 29 de junio en la basílica de San Pedro será el momento culminante de una peregrinación de ocho días a Roma organizada por Corporate Travel.
Otros momentos destacados incluirán una visita a la basílica de San Juan de Letrán —la catedral de la diócesis de Roma— y una cena con el embajador de la Orden de Malta, una orden religiosa laica católica que constituye una entidad diplomática soberana.
La peregrinación también incluye visitas a la basílica de San Pablo Extramuros y a la basílica de Santa María la Mayor, además de un recorrido por las excavaciones (Scavi) bajo la basílica de San Pedro, donde se encuentran los restos del apóstol Pedro.
“Las cuatro basílicas mayores, por supuesto, son un punto culminante, especialmente en este año jubilar 2025”, comentó Hale. “Tendremos la oportunidad de celebrar la Misa en San Pablo Extramuros, donde está sepultado san Pablo; en Santa María la Mayor, una iglesia del siglo IV; y en San Juan de Letrán, el lugar donde se encontraba originalmente la sede de la Santa Sede, en la iglesia construida por Constantino en el siglo IV, antes de su traslado a Francia y luego al Vaticano”.

Richard Genthe, de la parroquia Our Lady of Good Counsel en Plymouth, participará en la peregrinación junto a su esposa, Kathy. Ambos esperan con entusiasmo acompañar al Arzobispo Weisenburger en este momento tan significativo, y también disfrutar de la riqueza espiritual, histórica y artística de la Iglesia católica.
Será también una ocasión histórica: por primera vez, un papa estadounidense impondrá el palio a arzobispos de su propio país.
“Tenemos muchas ganas de ver al Papa León en esta Misa tan especial”, comentó Genthe. “Tengo entendido que serán ocho los nuevos arzobispos de Estados Unidos, así que será un grupo bastante reducido. Después de la Misa, habrá una recepción en el Colegio Norteamericano para homenajearlos”.
Los Genthe ya han visitado Roma en otras oportunidades, incluida una peregrinación en mayo de 2004, cuando participaron de la Misa del Domingo de la Divina Misericordia presidida por San Juan Pablo II.
Sin embargo, esta peregrinación será especial: una oportunidad para acompañar a su nuevo arzobispo mientras recibe el palio y rezar por su servicio pastoral en la Arquidiócesis de Detroit.
“A veces pensamos en el arzobispo solo en relación con sus responsabilidades locales, pero el Señor ha puesto en su corazón un profundo deseo de invitar a todos los que viven en el sureste de Michigan a volver a Jesús y compartir su mensaje”, dijo Genthe, un empresario automotor jubilado de tercera generación que integra el Cardinal Club y el Consejo Pastoral Arquidiocesano. “Por eso, queremos apoyarlo, estar cerca de él, y hacerle saber que puede contar con nosotros durante todo su ministerio”.
Por su parte, el Arzobispo Weisenburger dijo que uno de los momentos que más espera es poder rezar ante la tumba de San Pedro, el apóstol a quien Jesús confió el cuidado de su Iglesia.

“Visité la tumba de San Pedro una sola vez en mi vida, y fui Roma probablemente unas 20 veces”, dijo el Arzobispo Weisenburger. “Allí se pueden ver los restos de San Pedro, que están justo debajo de la basílica; es el verdadero origen de la Iglesia. Si miras la historia de San Pedro, era un cementerio de los primeros cristianos, y todas esas tumbas rodean la tumba de San Pedro. Es realmente emocionante”.
Según Genthe, para la mayoría de los peregrinos los lugares icónicos y esta ocasión histórica son el escenario perfecto para que los fieles locales se unan en oración con su nuevo arzobispo.
“Esperamos que toda la diócesis, aunque no pueda estar presente en la Misa del palio el 29 de junio, acompañe con sus oraciones Arzobispo Weisenburger mientras recibe este manto. Es una gran oportunidad para que, como Iglesia, pidamos por su protección y para que sea un buen líder espiritual para todos nosotros”.
Cuando le preguntaron cómo pueden los fieles de la Arquidiócesis de Detroit orar por él, el Arzobispo Weisenburger mencionó dos intenciones específicas, además de la misión constante de todos los arzobispos de Detroit, tanto ahora como en el futuro.

“Pido por sabiduría y prudencia,” dijo el arzobispo. “Pero además, les pido que recen por todos mis sucesores en el futuro, y con eso me refiero especialmente a las vocaciones.
“Es un tema que siempre me preocupa,” agregó el Arzobispo Weisenburger. “Siempre debemos estar orando por las vocaciones, sobre todo al sacerdocio y a la vida religiosa, porque son la columna vertebral de la Iglesia. De hecho, los spinulae — esos alfileres que sujetan el palio — también se pueden entender como ‘columna vertebral’. Quizás nuestras vocaciones son justamente eso, el sostén fundamental de la Iglesia”.
Michael Stechschulte, editor jefe de Detroit Catholic, colaboró con la redacción de esta nota.