La 16ª Conferencia de Mujeres Hispanas reunió a más de 600 fieles en una jornada de fe y esperanza
DETROIT — Con el lema “Mujer peregrina en el amor de Jesús”, más de 600 mujeres se reunieron el domingo 12 de octubre en el Ford Community & Performing Arts Center de Dearborn para participar de la 16ª Conferencia de Mujeres Hispanas, organizada por el Ministerio Hispano de la Arquidiócesis de Detroit.
Inspiradas por las palabras del libro de Rut —“Donde tú vayas, yo iré” (Rut 1,16)—, las asistentes reflexionaron sobre su caminar de fe como hijas de Dios, portadoras de esperanza y amor en medio de las dificultades cotidianas.
El evento comenzó a las 9 de la mañana con una procesión de más de 30 estandartes de diferentes ministerios arquidiocesanos que llenaron el espacio de color y fervor, simbolizando la unidad y diversidad de la Iglesia local. A continuación, el Obispo Auxiliar Jeffrey E. Monforton celebró una Misa bilingüe. Si bien no habla el español con fluidez, se esforzó por comunicarse en el idioma de la mayoría, gesto que fue recibido con gratitud.
Ocho sacerdotes acompañaron la celebración y permanecieron el mayor tiempo posible para ofrecer el sacramento de la reconciliación, lo que permitió que muchas mujeres se confesaran como parte de su peregrinaje interior.


“Jesús es la esperanza en nuestro peregrinar”
Las charlas estuvieron a cargo de Juan F. López (conocido cariñosamente como “Paco”), psiquiatra católico nacido en Cuba, y Paola Alzate, misionera de la Arquidiócesis de Manizales (Colombia). Ambos invitaron a las mujeres a reflexionar sobre el peregrinaje de la vida cristiana, la identidad en Dios y la transformación del sufrimiento en esperanza.
Paco abordó los temas “Identidad en Cristo” y “La mujer es más fuerte que la adversidad”, mientras que Paola desarrolló “De la dulzura a la amargura” y “Del error a la bendición”.
Durante la jornada, el diácono Héctor Anaya expuso el Santísimo Sacramento y dirigió la Hora Santa junto a Paola, quien invitó a las asistentes a rendir ante Dios sus dolores, heridas y esperanzas.
“La idea principal era entender que en nuestra vida vamos peregrinando hacia el amor del Señor, y que en ese encuentro encontramos nuestra verdadera identidad como mujeres: hijas de Dios”, explicó Paola Alzate. “Cuando unimos nuestro dolor al amor de Cristo, Él puede transformar la amargura en bendición. Como la perla que nace de una herida, nuestras propias heridas pueden convertirse en algo precioso en manos de Dios”.
La disertante también subrayó el sentido profundo del lema de este año, inspirado en Rut y Noemí:
“Su historia nos enseña a reconciliar generaciones, unir la sabiduría de las mayores con la fuerza de las jóvenes, y dejar que Dios sane los corazones divididos”.
Paola destacó el ambiente de apertura y fraternidad que se vivió durante la conferencia:
“Las mujeres estuvieron muy dispuestas. Muchas cargan historias difíciles, pero este encuentro fue como un descanso para el alma, un espacio donde se sintieron valoradas y amadas por Dios. Normalmente somos las que servimos, pero ese día fueron ellas las consentidas, y eso también es sanador”.


Testimonios de fe y comunidad
Entre las asistentes se encontraba Raquel Ramos, quien ha participado en la conferencia durante los últimos cinco años. Para ella, cada encuentro deja una huella profunda en su fe.
“Cada vez que salgo de una conferencia, no salimos iguales; salimos llenas, como si se renovara nuestro vaso. Lo que aprendo lo comparto con mi familia, con las personas que amo, porque quiero ser instrumento del Señor y llevar su mensaje donde Él me mande”, explicó en entrevista con Detroit Catholic en español.
Raquel también se mostró conmovida al ver el esfuerzo del equipo organizador:
“Fue muy bonito ver a todas las que están detrás planeando la conferencia con tanto tiempo y dedicación. Eso motiva a seguir colaborando para que el evento siga creciendo y llegue a más personas”.
Otra participante, Yasmin Stanton, quien asistió por tercera vez, destacó la profundidad de las charlas y el sentido de comunidad que se vivió durante toda la jornada.
“Me encantó cómo Paco nos habló de esa identidad medular, de volver a pertenecer a Dios. Nos recordó que nuestra verdadera identidad no está en lo que el mundo dice de nosotras, sino en cómo nos ve Dios”, contó a Detroit Catholic en español. “Paola, por su parte, nos ayudó a conectar el libro de Rut con nuestra propia vida y a ver que el camino de la mujer peregrina es seguir buscando a Dios, sin perder nuestra esencia”.
Yasmin también resaltó la fraternidad que se vivió entre las asistentes:
“Es muy lindo porque te conectas con mujeres que no conoces y se siente esa unidad en Jesucristo. Ya no te ves como una extraña, sino como parte de una misma familia de fe”.
Durante el encuentro, también se reflexionó sobre la importancia del acompañamiento familiar y comunitario, y sobre cómo la ausencia de ese sostén puede llevar a buscar respuestas en lugares equivocados, especialmente a los más jóvenes.
“Tarde o temprano la vida nos golpea", reflexionó Brenda Hascall, coordinadora del Ministerio Hispano. "Pero tener una familia que contiene y escucha cambia toda una historia".



El poder de la oración silenciosa
Mientras las pláticas se desarrollaban, un grupo de mujeres permaneció en oración constante frente al Santísimo. Su misión, silenciosa pero esencial, fue pedir para que cada corazón se abriera al mensaje de Dios.
“Llevaban meses orando por esta conferencia, y durante el encuentro intensificaron su oración para que cada mujer abriera su corazón a lo que Dios quería decirle. Ellas fueron la máquina que llevó adelante esta conferencia”, expresó Brenda Hascall. “Su oración constante preparó el terreno para que la Palabra cayera en tierra fértil”.
La música del grupo Última Rhema acompañó los momentos de reflexión y alabanza, recordando que la fe también se celebra con alegría. Además, 29 ministerios arquidiocesanos ofrecieron materiales e información pastoral, fortaleciendo los lazos entre parroquias y comunidades.
Paola explicó que uno de los objetivos principales de la conferencia fue ofrecer a las mujeres la oportunidad de conocer los distintos ministerios hispanos de la Arquidiócesis de Detroit, los cuales brindan acompañamiento y seguimiento para fortalecer la fe. Señaló que el camino espiritual es un proceso en el que cada paso cuenta, y que la clave está en avanzar con esperanza, en comunidad y con misericordia hacia una misma, recordando que Dios camina siempre a nuestro lado.
Un cierre con esperanza
Al finalizar la jornada, el deseo de los organizadores fue que cada participante regresara a su vida cotidiana con la certeza de que no camina sola.
“Cada mujer tiene su historia, y todas enfrentan sufrimientos", afirmó Brenda. "Pero cuando una mujer tiene una comunidad que la sostiene, su camino se hace más llevadero. Y si tiene a Jesús, tiene todo”.
“Mi mensaje final para las mujeres hispanas”, concluyó Paola Alzate, “es que pongan sus ojos en Dios, el rey de reyes. Las situaciones que nos toca vivir van puliendo nuestro corazón. A veces rechazamos algunas situaciones, pero cuando las entendemos desde la mirada del Señor, descubrimos que incluso el dolor puede transformarse en oportunidad y gracia. Ninguno de nuestros sufrimientos es ajeno a Dios. Él conoce nuestras lágrimas, y quien siembra entre lágrimas cosecha entre alegrías”.
El eco de esa esperanza acompañó a cientos de mujeres que, tras una jornada de fe y encuentro, partieron con el corazón renovado, sabiendo que, dondequiera que vayan, el Señor camina con ellas.