El cardenal Pizzaballa agradece a los fieles de Detroit por su “cercanía espiritual” con Tierra Santa

El cardenal Pierbattista Pizzaballa, OFM, patriarca latino de Jerusalén, saluda a las familias después de la Misa del Segundo Domingo de Adviento, el 7 de diciembre, en el National Shrine of the Little Flower Basilica, en Royal Oak, donde celebró una liturgia especial en el último día de su visita pastoral de cuatro días a la Arquidiócesis de Detroit. (Fotos de Tim Fuller | Especial para Detroit Catholic)

La visita del patriarca latino es fuente de esperanza para los católicos del sureste de Michigan con familiares en Medio Oriente: “Necesitamos una paz duradera”

DETROIT — El 7 de diciembre, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, OFM, concluyó su visita al sureste de Michigan agradeciendo a los católicos de la región por la preocupación que han manifestado por sus hermanos y hermanas en Tierra Santa.

Al celebrar una Misa especial en el National Shrine of the Little Flower Basilica, en Royal Oak, el patriarca latino de Jerusalén expresó que, a lo largo de su visita pastoral de cuatro días, durante la cual compartió con los fieles locales y recaudó fondos para su comunidad golpeada por el conflicto, sintió una profunda “cercanía espiritual” entre los habitantes del área metropolitana de Detroit y los cristianos de Palestina.

“Para mí fue muy importante venir, porque sentí empatía, cercanía, y vi un verdadero interés por lo que está sucediendo en Tierra Santa para los cristianos. Pero no solo para los cristianos, sino para todos. Y eso significa mucho”, dijo el cardenal Pizzaballa en su homilía. “Me recordó que no debo quedarme encerrado en mi propia mirada limitada, sino abrir mis ojos y ver que, en todo el mundo, si bien hay guerras y conflictos, también hay muchas personas dispuestas a ayudar, a apoyar y a colaborar con nosotros. Así que, gracias”.

El cardenal Pierbattista Pizzaballa pronuncia la homilía el 7 de diciembre durante una Misa especial en el National Shrine of the Little Flower Basilica, en Royal Oak, en el último día de su visita pastoral de cuatro días a Detroit.
El cardenal Pierbattista Pizzaballa pronuncia la homilía el 7 de diciembre durante una Misa especial en el National Shrine of the Little Flower Basilica, en Royal Oak, en el último día de su visita pastoral de cuatro días a Detroit.
El cardenal agradeció a los habitantes de Detroit por su hospitalidad y generosidad, que ayudarán a la Iglesia en su esfuerzo por sostener a quienes en Medio Oriente han perdido sus hogares, sus medios de vida y su seguridad a causa del conflicto y la violencia.
El cardenal agradeció a los habitantes de Detroit por su hospitalidad y generosidad, que ayudarán a la Iglesia en su esfuerzo por sostener a quienes en Medio Oriente han perdido sus hogares, sus medios de vida y su seguridad a causa del conflicto y la violencia.

La Misa en el santuario, concelebrada por el arzobispo de Detroit, Edward J. Weisenburger, y el obispo auxiliar Robert J. Fisher, fue el acto culminante de una visita de cuatro días centrada en fortalecer los lazos espirituales entre la Iglesia en Estados Unidos y las comunidades que sufren en los lugares donde Jesús vivió, enseñó, murió y resucitó.

A lo largo del fin de semana, los católicos locales recaudaron más de 500.000 dólares para apoyar la ayuda humanitaria y la labor de la Iglesia en Tierra Santa, encabezada por el Patriarcado Latino de Jerusalén. En sus palabras finales, el arzobispo Weisenburger elogió la generosidad de los habitantes de Detroit y agradeció al cardenal Pizzaballa por su presencia y sabiduría, añadiendo: “Esta siempre será su casa en los Estados Unidos”.

Al celebrar la Misa del segundo domingo de Adviento, el cardenal Pizzaballa bromeó sobre el clima nevado, pero agregó que “la comunidad es muy cálida” en Michigan.

Al reflexionar sobre el llamado a la conversión de san Juan Bautista, el cardenal Pizzaballa señaló que los cristianos están llamados a “purificar nuestra mirada”, incluso en medio de las dificultades, y a contemplar todo con ojos de fe.

“Cuando hay guerra, violencia y situaciones horribles, la reacción humana es la ira, la frustración, la desconfianza, la venganza y el odio”, afirmó el cardenal Pizzaballa. “La humanidad nace del corazón, y nuestras acciones son consecuencia de lo que llevamos dentro. Si permitimos que el odio, la venganza y la desconfianza permanezcan en nuestro corazón, es solo cuestión de tiempo para que todo eso se manifieste en nuestras acciones y en nuestro lenguaje”.

A pesar del conflicto y del sufrimiento del pueblo palestino, en particular en Gaza, el cardenal Pizzaballa subrayó que la comunidad cristiana allí no va a dejarse vencer por el odio.

Lejos de dejarse vencer por el odio, el cardenal Pizzaballa afirmó que la pequeña comunidad cristiana de Tierra Santa ha perseverado a pesar de enormes dificultades, confiando en el amor de Dios.
Lejos de dejarse vencer por el odio, el cardenal Pizzaballa afirmó que la pequeña comunidad cristiana de Tierra Santa ha perseverado a pesar de enormes dificultades, confiando en el amor de Dios.
Los fieles escuchan la homilía del cardenal Pizzaballa el 7 de diciembre en el National Shrine of the Little Flower Basilica, en Royal Oak.
Los fieles escuchan la homilía del cardenal Pizzaballa el 7 de diciembre en el National Shrine of the Little Flower Basilica, en Royal Oak.

“Quienes permanecen en comunidad, por más pequeña que sea, estarán entre los que podrán reconstruir después de la devastación humana, gracias a nuestra confianza en Dios y a nuestra capacidad de reconocer su presencia”, afirmó el cardenal Pizzaballa.

Así como la Iglesia espera el nacimiento de Cristo durante el tiempo de Adviento, el cardenal señaló que el pueblo de Tierra Santa aguarda con esperanza que llegue la paz a la región donde Dios decidió hacerse hombre.

“La espera no es simplemente aguardar a que algo suceda, sino una actitud de vida”, explicó el cardenal Pizzaballa. “Es prestar atención a lo que ocurre a tu alrededor y en tu corazón, y ser capaz de descubrir cómo Dios te habla a través de los signos de los tiempos, cómo Dios está presente en la vida cotidiana.

“No tenemos que esperar que ocurra algo extraordinario”, continuó. “Cuando escuchen a personas hablar de cosas extraordinarias que van a suceder, no les crean, nos dice Jesús. Búsquenlo en la vida diaria, porque es allí donde Él nos habla a todos”.

El patriarca añadió que la basílica colmada, junto con la calidez y la generosidad de los habitantes de Detroit, fueron una señal de que la gran comunidad cristiana no ha olvidado a sus hermanos y hermanas en Tierra Santa, una región golpeada por la guerra, el hambre y una sensación de abandono por parte de gran parte del mundo.

El cardenal Pizzaballa bendice a las familias después de la Misa en el National Shrine of the Little Flower Basilica. Muchos feligreses llevaron rosarios, objetos personales y estampas para que el patriarca los bendijera.
El cardenal Pizzaballa bendice a las familias después de la Misa en el National Shrine of the Little Flower Basilica. Muchos feligreses llevaron rosarios, objetos personales y estampas para que el patriarca los bendijera.
El arzobispo de Detroit, Edward J. Weisenburger, agradeció al cardenal Pizzaballa por su presencia y testimonio entre los católicos del área metropolitana de Detroit, quienes recibieron “grandes bendiciones” a lo largo de su visita.
El arzobispo de Detroit, Edward J. Weisenburger, agradeció al cardenal Pizzaballa por su presencia y testimonio entre los católicos del área metropolitana de Detroit, quienes recibieron “grandes bendiciones” a lo largo de su visita.

El cardenal agradeció al arzobispo Weisenburger y a la Iglesia del sureste de Michigan “por estos hermosos días vividos aquí en Detroit”.

“He visto mucha cercanía, mucha empatía por lo que está sucediendo en Tierra Santa, especialmente por la situación de los cristianos allí”, afirmó.

Muchos de los eventos del cardenal Pizzaballa en el área de Detroit contaron con la presencia de miembros de los Caballeros y Damas de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro y de los Caballeros y Damas de la Orden de Malta, dos órdenes de laicos y clérigos con estrechos vínculos con Tierra Santa.

“Fue maravilloso poder estar aquí hoy, ya que nuestra misión es apoyar al cardenal Pizzaballa y todo lo que él realiza”, expresó el padre William Turner, párroco de St. Mary Parish, en Chelsea, dentro de la Diócesis de Lansing, y maestro de ceremonias de la Orden del Santo Sepulcro.

El P. Turner señaló que la población cristiana en Tierra Santa ha descendido a menos del 1 % de la población total, lo que hace aún más urgente que la Iglesia apoye a quienes permanecen allí.

Miembros de los Caballeros y Damas de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro y de los Caballeros y Damas de la Orden de Malta, dos órdenes formadas por laicos y clérigos con estrechos vínculos con Tierra Santa, asistieron a la Misa en el National Shrine of the Little Flower Basilica.
Miembros de los Caballeros y Damas de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro y de los Caballeros y Damas de la Orden de Malta, dos órdenes formadas por laicos y clérigos con estrechos vínculos con Tierra Santa, asistieron a la Misa en el National Shrine of the Little Flower Basilica.
El cardenal Pizzaballa saluda a los fieles y conversa con las familias después de la liturgia en la basílica de Royal Oak.
El cardenal Pizzaballa saluda a los fieles y conversa con las familias después de la liturgia en la basílica de Royal Oak.

“Se trata de personas cuyos antepasados recibieron el Evangelio de quienes conocieron a Jesús, por eso nuestro vínculo nos une aún más al Señor”, dijo el padre Turner a Detroit Catholic. “Queremos apoyar a la comunidad de todas las maneras posibles para asegurarnos de que puedan permanecer allí, para que no llegue el día en que ya no haya cristianos en Tierra Santa”.

De manera similar, la Orden de Malta, cuyo nombre formal es la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, trabaja para sostener las necesidades espirituales y materiales de la Iglesia en Jerusalén y en las zonas cercanas, explicó Andy Smith, presidente regional de Michigan de la Asociación Estadounidense de la Orden de Malta.

“Hasta el día de hoy sostenemos un hospital en Belén, el Holy Family Hospital”, explicó Smith. “Atendemos a personas musulmanas, judías y católicas, de todos los credos y religiones. Además, contamos con un servicio móvil con una flota de ambulancias que brindan atención médica allí donde se encuentran las personas, especialmente en estos tiempos en que resulta tan difícil llegar a un hospital”.

Como muchos hospitales, escuelas, viviendas y comercios en Gaza fueron destruidos, resulta aún más importante apoyar la labor del Patriarcado Latino en su esfuerzo por acompañar la lenta recuperación, añadió Smith.

“Como todos los hermanos y hermanas en Cristo, estamos aquí para apoyarnos mutuamente y para sostener a quienes siguen a Cristo en la tierra donde Dios se hizo hombre”, afirmó Smith. “Los cristianos de Tierra Santa son nuestros hermanos y hermanas, por eso estar aquí junto al patriarca latino de Jerusalén resulta todavía más especial”.

Como representante de la Iglesia de Cristo en la tierra donde Jesús nació, vivió, murió y resucitó, la presencia del cardenal Pizzaballa es un recordatorio de la necesidad de ayudar a que la Iglesia en Tierra Santa pueda perseverar, afirmó el arzobispo Weisenburger.
Como representante de la Iglesia de Cristo en la tierra donde Jesús nació, vivió, murió y resucitó, la presencia del cardenal Pizzaballa es un recordatorio de la necesidad de ayudar a que la Iglesia en Tierra Santa pueda perseverar, afirmó el arzobispo Weisenburger.
Miembros de los Caballeros y Damas de la Orden de Malta se reúnen para una foto grupal con el cardenal Pierbattista Pizzaballa, OFM, patriarca latino de Jerusalén, en el National Shrine of the Little Flower Basilica, en Royal Oak.
Miembros de los Caballeros y Damas de la Orden de Malta se reúnen para una foto grupal con el cardenal Pierbattista Pizzaballa, OFM, patriarca latino de Jerusalén, en el National Shrine of the Little Flower Basilica, en Royal Oak.

El sureste de Michigan alberga una de las comunidades de inmigrantes de Medio Oriente más grandes de Estados Unidos, entre ellas un pequeño número de cristianos con raíces en Jerusalén y en las regiones cercanas.

El P. Fares Hattar, sacerdote del Patriarcado Latino de Jerusalén, se desempeña actualmente como vicario parroquial de St. Thomas the Apostle Parish, en Ann Arbor, dentro de la Diócesis de Lansing. Originario de Jordania, el P. Hattar señaló que fue una ocasión muy especial poder concelebrar la Misa junto a su obispo, el cardenal Pizzaballa.

“Me alegró mucho poder encontrarme con él ayer y hablar sobre los católicos de Tierra Santa que viven aquí en Michigan”, comentó el P. Hattar. “Sentí la calidez y la acogida que despertó esta visita tan especial, tanto entre los sacerdotes como entre la gente. Es algo muy conmovedor y muy importante para el pueblo ver al patriarca acompañando a su gente y promoviendo el apoyo a la comunidad en su tierra de origen”.

El P. Hattar, quien acompaña pastoralmente a católicos de distintos ritos provenientes de Tierra Santa, sueña con que algún día se pueda establecer una comunidad permanente para los católicos árabes de rito latino en Michigan, muchos de los cuales aún tienen familiares en su país de origen, afectados por las consecuencias de la guerra y la destrucción.

“Todo lo que podemos hacer es orar por la paz y la justicia”, dijo el P. Hattar a Detroit Catholic. “Nuestra misión como cristianos es hablar de paz y rezar por la paz. La gente escucha las noticias y conoce la realidad de lo que está ocurriendo. Pero nosotros no somos políticos; somos cristianos. Estamos aquí para dar testimonio de Cristo”.

El cardenal Pizzaballa posa para una foto grupal con el P. Fares Hattar, sacerdote del Patriarcado Latino de Jerusalén que presta servicio en Ann Arbor, y con familias árabes católicas al finalizar la Misa. El P. Hattar expresó que fue una gran bendición poder celebrar la Eucaristía junto a su obispo.
El cardenal Pizzaballa posa para una foto grupal con el P. Fares Hattar, sacerdote del Patriarcado Latino de Jerusalén que presta servicio en Ann Arbor, y con familias árabes católicas al finalizar la Misa. El P. Hattar expresó que fue una gran bendición poder celebrar la Eucaristía junto a su obispo.
El cardenal Pizzaballa bendice a las familias durante una breve recepción-almuerzo que se realizó en el gimnasio de la escuela del santuario al finaizar la Misa.
El cardenal Pizzaballa bendice a las familias durante una breve recepción-almuerzo que se realizó en el gimnasio de la escuela del santuario al finaizar la Misa.

Según el P. Hattar, además de la recaudación de fondos tan necesarios, la visita del cardenal Pizzaballa a Michigan es también una forma de unir a los fieles del sureste del estado con la Iglesia madre de toda la cristiandad.

“Es donde se encuentran los lugares santos, donde Jesús nació, vivió y enseñó, donde murió y resucitó”, explicó el P. Hattar. “La Iglesia de Tierra Santa es la madre de todas las Iglesias, donde por primera vez se anunció la Buena Nueva; es la que nos une a todos”.

La visita del cardenal Pizzaballa al sureste de Michigan tuvo como objetivo recaudar fondos para el Patriarcado Latino de Jerusalén, pero también se convirtió en un faro de esperanza para los cientos de católicos originarios de Tierra Santa.

Nelly Ghattas, feligresa de St. Sharbel Maronite Catholic Church en Clinton Township, es de Jerusalén y asistió a la Misa que celebró el cardenal Pizzaballa en el santuario.

Ghattas señaló que fue inspirador escuchar al pastor de la Iglesia en Israel, Palestina, Jordania y Chipre.

“Nuestro cardenal vino para traer esperanza a los cristianos, a la minoría cristiana de Tierra Santa que necesita apoyo”, dijo Ghattas. “No solo necesitamos ayuda, también necesitamos esperanza y unidad”.

El incienso se eleva ante el crucifijo sobre el altar en el National Shrine of the Little Flower Basilica mientras el cardenal Pierbattista Pizzaballa, OFM, prepara el presbiterio para la Liturgia de la Eucaristía. Al partir de regreso a Jerusalén, el cardenal expresó que durante su visita sintió una gran calidez y un profundo apoyo por parte de los católicos de Detroit.
El incienso se eleva ante el crucifijo sobre el altar en el National Shrine of the Little Flower Basilica mientras el cardenal Pierbattista Pizzaballa, OFM, prepara el presbiterio para la Liturgia de la Eucaristía. Al partir de regreso a Jerusalén, el cardenal expresó que durante su visita sintió una gran calidez y un profundo apoyo por parte de los católicos de Detroit.

Ghattas, quien tiene dos hermanas y un hermano que aún viven en la región de Jerusalén, explicó que la genta casi no viaja a Tierra Santa debido a los enfrentamientos, y el turismo una fuente vital de ingresos para la comunidad cristiana local.

“Durante los últimos dos años, nuestras familias y amigos en todo el país han tenido muchas dificultades para ganarse la vida”, dijo Ghattas. “Durante la guerra, los peregrinos no llegan al país y no hay apoyo para la economía. La situación se ha vuelto realmente difícil para los cristianos de la región porque nadie viene a visitarnos. Necesitamos que los cristianos de aquí sepan que es seguro viajar a Tierra Santa, pero más importante aún, que sepan que se los necesita, que son bienvenidos”.

Ghattas agregó que tanto para ella como para su hijo significó muchísimo estar presentes en el National Shrine of the Little Flower Basilica, escuchar el mensaje del cardenal Pizzaballa para la Iglesia en Estados Unidos y, por extensión, para el mundo entero.

“Necesitamos una paz duradera”, afirmó Ghattas. “Nuestro país necesita paz, una paz verdadera. El mundo debe saber que necesitamos paz”.

Apoye a los cristianos en Tierra Santa

Para hacer una donación y apoyar la labor y el ministerio de la Iglesia en Tierra Santa y del Patriarcado Latino de Jerusalén, visite: united-in-faith.aod.org.



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