Santificar el domingo en un tiempo sin misa: Seis consejos para los fieles

Cande y Rosemary de León y su familia rezan el rosario juntos en casa. Durante un tiempo de "distanciamiento social" cuando las Misas se suspenden por el bien público, los fieles aún pueden santificar los domingos rezando el rosario, viendo las transmisiones en vivo de la Misa y poniéndose en contacto con los amigos y vecinos. (Foto de la Arquidiócesis de Detroit)

Esta será una Cuaresma que todos vamos a recordar, estoy seguro. En medio de la creciente propagación de COVID-19, lo cual la Organización Mundial de la Salud ha descrito como una pandemia mundial, todas las misas de los domingos y las misas diarias han sido suspendidas en la Arquidiócesis de Detroit y en muchas otras iglesias locales, incluidas las iglesias de nuestros hermanos y hermanas caldeos en el área metropolitana de Detroit.

Para muchos de nosotros, la misa dominical es un elemento básico de nuestra semana y de nuestra vida espiritual. Esperamos el domingo como un día de descanso y un día para dar culto a Dios de la manera que más le agrade, en el Santo Sacrificio de la Misa.

Hace menos de un año, nuestro pastor local publicó una carta pastoral titulada El día del Señor. Nos lanzó un desafío y nos animó a vivir el domingo como algo diferente, como algo sagrado. Cuando no nos es posible participar en la misa, ¿cómo podemos santificar el día del Señor?

1. Participa de una transmisión en vivo de la misa

El Arzobispo Allen H. Vigneron transmitirá en vivo la misa sin una congregación desde la Catedral del Santísimo Sacramento a las 12 p.m. del domingo. Reúnanse en familia, con un pequeño grupo de amigos o vecinos o solos, y participen en la misa.

Si bien la participación digital nunca puede reemplazar la presencia real en la misa, la misa en vivo es una excelente manera de mantener nuestra conexión con la misa cuando no es posible estar allí en persona. Podemos hacer una ofrenda en nuestro corazón para unirnos espiritualmente a esta ofrenda, que es espiritualmente más eficaz que cualquier otra oración. Deberíamos poner nuestros teléfonos en silencio, eliminar (¡lo mejor que podamos!) las distracciones en nuestro hogar, y tratar de prestar toda nuestra atención a lo que está sucediendo en la misa para que podamos participar plenamente de esta manera remota.

Aquí está nuestra lista de opciones para ver la misa por televisión o por internet. Hay muchos otros lugares, como el Santuario de María en Washington, DC, que también ofrecen misas en vivo.

2. Hacer una comunión espiritual

Una práctica antigua de la Iglesia para aquellos que no pueden estar presentes en la misa es hacer una comunión espiritual. Tenemos una muy sencilla oración que pueden orar con anhelo en su corazón para unirse a Jesús. Conozco a muchos que están demasiado enfermos para asistir a misa regularmente, encarcelados o en lugares donde se les impide participar en la misa debido a la persecución o la escasez de sacerdotes, que tienen la práctica regular de hacer una comunión espiritual semanal o diaria.

3. Leer las lecturas del domingo en familia

Estas se pueden encontrar fácilmente en usccb.org/bible/lecturas/ haciendo clic en la fecha en el calendario. Magníficat (un libro con las lecturas diarias saí como otras oraciones) también está ofreciendo recursos digitales gratuitos durante este tiempo, incluidas las lecturas dominicales y una reflexión.

Leer las Escrituras individualmente o junto con otros, especialmente en nuestras familias, es una excelente práctica espiritual. De hecho, la carta pastoral del Arzobispo Vigneron, Haz Llegar el Evangelio, llama a los católicos a "comprometerse en formar su familia en el amor y poder de las Sagradas Escrituras colocándolas en el centro de su vida familiar. Estudiar y reflexionar sobre la Escritura, especialmente sobre las lecturas dominicales".

Una manera fácil de hacerlo es a través de un nuevo recurso llamado “52 domingos“. Pueden encontrar preguntas para compartir y así iniciar una conversación en su familia o con otros sobre la lectura del Evangelio. Al pensar en las lecturas, hacer preguntas y escuchar cómo Dios podría responder en su corazón, las lecturas dominicales pueden proporcionarles alimento espiritual a ustedes y a sus seres queridos. Durante este tiempo de "distanciamiento social", también podrían comunicarse con un amigo de la iglesia para tener esta conversación juntos.

4. Preocuparse por la gente a su alrededor

Debido a que las personas mayores son más susceptibles a las complicaciones de COVID-19, los funcionarios de salud animan a que minimicen su tiempo fuera de casa lo más posible. Es un gran acto de caridad ponernos en contacto con estos hermanos y hermanas en nuestras comunidades de fe para ver cómo están. ¿Necesitan comida o ayuda con algo en sus hogares? Cuidarnos unos a otros, especialmente aquellos que son más vulnerables durante este tiempo, es una exigencia del Evangelio. Es la representación de nuestra vida como discípulos misioneros alegres.

5. Rezar un rosario familiar

Haz Llegar el Evangelio también llama a las familias a recuperar al rosario como una forma de unirse a María, la Madre de Jesús y la Madre de la Iglesia. Es la modelo perfecta de discípulo y nuestra gran intercesora. Si no saben cómo rezar esta oración, pueden ver estos videos de los Franciscanos de María y rezar junto con ellos.

6. Ir a una iglesia y rezar

Muchas de nuestras iglesias estarán abiertas para que los fieles puedan orar en privado. Consulten con su parroquia para ver cuándo estará abierta. Si no están enfermos, tómense un tiempo el domingo para “hacer una visita” a una parroquia y oren ante Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento por su familia, su parroquia y su vecindario.

Como nos recordó el Arzobispo Vigneron, debemos orar por nuestros gobernantes, científicos y trabajadores de la salud en este momento para que el Señor les conceda sabiduría y prudencia en sus decisiones y perseverancia en su trabajo. Se ha compilado una lista de recursos para la oración aquí. Además, oremos por las familias durante este tiempo. Únanse a los miles de familias que se han inscrito en al Desafío de Oración Cuaresmal Familiar.

Si bien todas estas prácticas pueden ayudarnos durante este tiempo, nada puede reemplazar la participación real en la misa dominical. Mientras ansiamos el alimento espiritual de la Eucaristía, podemos recordar la difícil situación de aquellos que han pasado meses y años sin este "Pan de los Ángeles". Muchos católicos perseguidos en el mundo de hoy anhelan recibir el banquete de esta Sagrada Ofrenda con la frecuencia y la conveniencia que tan fácilmente podemos nosotros subestimar semana a semana y día a día. Mientras ayunamos de la Eucaristía durante esta pandemia como una medida extraordinaria para servir al bien común, que Dios nos conceda darnos cuenta nuevamente de lo maravilloso de la Eucaristía y un compromiso renovado de santificar el día del Señor.

El P. Stephen Pullis es director del Departamento de Evangelización y Discipulado Misionero de la Arquidiócesis de Detroit.


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