Oración a Dios contra el odio, la envidia, la traición y las acechanzas de nuestros enemigos
En esta época de lo digital, en que Internet se ha vuelto la más grande y versátil “librería” del mundo, habrás visto pasar por tus redes sociales reflexiones, meditaciones y especialmente oraciones de todo tipo, tanto de alabanza, como de agradecimiento o de petición; y entre estas últimas, algunas en las que se pide a Dios protección contra personas que desean nuestro mal. Pero, ¿sirve acaso, hacer oración contra el odio, la envidia y la traición?
Si de antemano creemos que Dios conoce nuestros temores y está al tanto de lo que nos ocurre en la vida, para qué pedirle que nos proteja de quien Él ya sabe que desea o busca nuestra ruina o fracaso. Esta sería una primera pregunta lógica. Pero una segunda y más importante podría ser: ¿qué pedir a Dios cristianamente cuando sabemos que hay alguien que nos mira con ánimo adverso?
Debemos tener siempre en cuenta que pedir a Dios por nuestros enemigos, es ante todo un acto de caridad y compasión hacia ellos; una acción que da cuenta de nuestra disposición de perdonar a quienes ansían nuestro mal; una obra de misericordia que aboga más por ellos que por nosotros mismos.
Entre las coas que podemos pedir a Dios por las personas que se han vuelto en contra nuestra, se encuentran las siguientes: que infunda paz en sus corazones; que transforme y guíe sus vidas; que los libere del resentimiento y del rencor, o que los ayude a perdonar, entre otras cosas para bien de ellos y, por consiguiente, de nosotros.
Oración contra el odio, la envidia y la traición
Padre de misericordia,
te pido por aquellas personas
en quienes causé molestia o desagrado,
por quienes, justa o injustamente
se han vuelto en contra mía.
Padre de amor y de perdón,
concédeles paz y serenidad
para que en medio de su irritación
tengan la capacidad de perdonarme,
de exculparme o justificarme.
Padre bueno y providente,
llena sus vidas de amor,
devuélveles el gozo y la alegría perdida
inflama de amor su corazón lastimado,
agobiado por el odio, la envidia o la traición.
- Esta nota fue publicada originalmente en DESDE LA FE.