Ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa León XIV aseguró que el anuncio pascual se convierte en “medicina y curación” que alimenta la esperanza frente a los “desafíos alarmantes” que la vida nos plantea cada día como la presencia del “mal” en el mundo o “la muerte”.
“En Él tenemos la seguridad de poder encontrar siempre la estrella polar hacia la que dirigir nuestra vida de aparente caos, marcada por hechos que, a menudo, nos parecen confusos, inaceptables, incomprensibles: el mal, en sus múltiples facetas; el sufrimiento o la muerte”, afirmó el Papa durante la Audiencia General de este miércoles 5 de noviembre.
El Santo Padre prosiguió así el ciclo de catequesis dedicado al misterio pascual, recordando que la Resurrección de Jesús “no pertenece a un pasado lejano, ya sedimentado en la tradición”, sino que constituye el “eje de la vida cristiana”, el punto en torno al cual giran todos los demás acontecimientos de la fe.
Sin caer en “sentimentalismos”, precisó, “podemos decir que todos los días es Pascua”.
“Vivimos cada hora muchas experiencias diversas: dolor, sufrimiento, tristeza, entrelazadas con alegría, estupor, serenidad. Pero, en cada situación, el corazón humano anhela la plenitud, una felicidad profunda”, señaló, citando a Santa Teresa Benedicta de la Cruz, cuyo nombre secular fue Edith Stein.
El Papa invitó a mirar la existencia humana con realismo y esperanza: “Vivimos inmersos en el límite”, reconoció, “pero también tendemos a superarlo”.
La noticia más “conmovedora que jamás ha resonado en la historia”
En este horizonte, subrayó, el anuncio pascual se revela como “la noticia más hermosa, alegre y conmovedora que jamás ha resonado en la historia”, porque atestigua “la victoria del amor sobre el pecado y de la vida sobre la muerte”.
León XIV evocó así el pasaje bíblico que narra la mañana de Pascua en la que las mujeres, al acudir al sepulcro para ungir el cuerpo de Jesús, encontraron la tumba vacía. Ese instante, explicó, “cambia todo”: la historia humana y el destino de cada persona.
“Meditando el misterio de la Resurrección, encontramos respuesta a nuestra sed de significado”, afirmó.
- Esta nota fue publicada originalmente en ACIPRENSA.


