Comunidad carismática en Detroit es testigo del poder del Espíritu Santo

Fotografía de Rita Laura (Cortesía de Cathopic)

El Espíritu Santo sopla fuerte en grupo de la Renovación Carismática de la Arquidiócesis Detroit

PONTIAC- Fernando y Lourdes Perales son un matrimonio perteneciente a la parroquia St. Vicent de Paul y como miembros de la Renovación Carismática, él, nacido en México, y ella, nacida en Puerto Rico, comparten la historia de su vida con Detroit Catholic en español. 

Ellos se involucraron en este movimiento eclesial en su parroquia a través de la Comunidad Unidos en Cristo, que es una comunidad familiar de oración, fundada hace ya 45 años. Cuenta Fernando, “Tenemos tres familias que fueron fundadoras de esta comunidad. De ellos, de seis personas que iniciaron, sobreviven sólo tres. El primero se llama Gabino Vázquez, y su esposa Juanita, que fueron quienes comenzaron 

El ser parte de una comunidad, una experiencia

Sobre su experiencia en el grupo de oración de su parroquia,  Lourdes dice: “Ya conocía de la Renovación Carismática en Puerto Rico, pero no estaba de lleno en ella. Pero cuando comencé a asistir a la iglesia en Michigan, conocí el grupo de oración a través de la misma parroquia. Y la comunidad Unidos en Cristo’ nos abrazó a mi esposo y a mí de una manera preciosa. La experiencia de comunidad es algo hermoso cuando está uno lejos de su familia de  sangre. Personalmente yo he encontrado ahí una familia nueva, hermanos que te aman, que te aceptan, que te abrazan, que se  preocupan por ti, que te buscan. 

Agrega que el grupo, “me ha ayudado en lo espiritual. Me encanta cómo se ora, cómo se alaba y cómo tenemos la oportunidad de conocer cada día a Dios en nuestra oración diaria. Creo que es una de las grandezas y riquezas más grandes de este grupo de oración”. 

“Creo que la diferencia entre éste y otros movimientos que hay en nuestra Iglesia católica, es que aquí  nos encargamos de que nuestro espíritu esté en paz, de llenarlo del Espíritu Santo, de aprender de su Palabra, de estar siempre en conexión con Cristo”. 

La asamblea de oración de la Comunidad Unidos en Cristo se transmite a través de Facebook Live los miércoles a las 7 de la noche. 

Además, “a estos grupos de oración tú puedes llegar el día que tú quieras, en el momento que tú quieras; no necesitas inscribirte, no necesitas nada. Es como Cristo, abriéndote siempre los brazos para que tú sólo llegues, y Él te está esperando. 

Esta experiencia de ser comunidad y de tener un encuentro constante con el Señor mueve el corazón de quienes participan al servicio. Dice Lourdes que, “Yo estoy a lo que me digan: si se necesita dar la bienvenida en el grupo, ahí estoy; si se necesita alguna palabra de ánimo, la doy; si se necesita predicar, predico;  si se necesita cuidar niños, los cuido. Soy servidora de Cristo, y voy a lo que me manden, a lo que se necesite, a lo que mi coordinador me diga. Estamos atentos a la necesidad. 

El propósito

Fernando, que  actualmente es coordinador general de la comunidad, explica que “Unidos en Cristo” tiene como propósito “llevar a los demás al encuentro con el Señor, a través de nuestro testimonio en primer lugar, y a través de la oración y la alabanza, especialmente a través de la música. 

Para cumplir su objetivo, el grupo de oración desempeña actividades dentro y fuera de la parroquia, entre ellas, explica Fernando: “Ofrecemos a la comunidad una asamblea de oración. Es una asamblea para todo el que desea venir; no importa su condición física, su condición social, su estatus, si es casado o soltero o rejuntado, no importa, ¡son bienvenidos todos!”. 

En la asamblea, “ofrecemos primero un momento de oración; tenemos aproximadamente 45 minutos de adoración y alabanza, Tratamos de llevar a las personas, principalmente a los bautizados pero que no están evangelizados, a que tengan un encuentro con Dios. Y, después, tenemos también un servicio de oración para personas que llegan con necesidad de oración para cualquier tipo: sanación física, espiritual, mental, etcétera. E, igualmente, ofrecemos una reflexión de la Palabra del Señor a través de distintos predicadores. 

Además, ofrecemos evangelización para cualquiera parroquia que nos lo pida o cualquier grupo de oración; retiros de evangelización, cursos de formación, de crecimiento espiritual. Esto ahorita lo hacemos a través de Zoom, pero también visitando parroquias. Le ayudamos a grupos de oración a comenzar sus propios grupos, sus propias comunidades; a parroquias donde quizá no exista la posibilidad de abrir un ministerio hispano por cuestión de personal o por cuestión económica, no importa. 

Nosotros tratamos de llegar en primer lugar a los laicos, para que comiencen a experimentar al Señor, a Dios, y después de ahí que puedan ellos mismo crear su propia comunidad en su parroquia, en el lugar donde viven. 

También llevamos la evangelización a través de conciertos, por medio del ministerio de música, con tardes de oración, de alabanza… Depende de la comunidad: según la necesidad que tengan es lo que les ofrecemos: nos cuentan su problemática o cuál es su propósito, lo que quieren hacer en su parroquia, y nosotros les proponemos algún medio, ya sea a través de la música, a través de la oración, a través de la predicación o a través de cualquier otro medio  

Llevar el grupo a la casa

Pero no se puede dar lo que no se tiene. Por ello en el grupo, para mantenerse en formación y en crecimiento espiritual, “dentro de nuestra vida interna, tenemos asamblea de comunidad, a la que van sólo aquellas personas que ya han tenido un encuentro con Cristo y que ya tienen un compromiso de oración. Hacemos un compromiso de vida con aquellas personas que se sienten llamadas a vivir en una comunidad más profunda, y buscamos como hermanos a vivir comprometidos en las necesidades de cada uno, del otro, y a formarnos juntos en este camino de Dios”. 

Fernando explica cómo buscan cumplir este objetivo: “Lo hacemos a través de grupitos; los ayudamos a que tengan su grupito de oración en su casa, con su familia en primer lugar. Si la persona no lo puede hacer por alguna razón, la invitamos a estar en un grupo ya sea con hombres, con mujeres o con familias, sean de matrimonios jóvenes o de matrimonios adultos. Y, más que nada, los acompañamos en su caminar en el encuentro con el Señor.  

La oración de intercesión y las maravillas del Señor

“Unidos en Cristo” hace aún más, Peresales comparte con Detroit Catholic en español que, “Damos servicio enviando a través de WhatsApp el Evangelio del día. Y tenemos otro WhatsApp para la oración. Toda persona que necesite oración ante cualquier necesidad, cualquier persona que se registre con nosotros en nuestro WhatsApp, puede poner su petición; tenemos un grupo de hermanos que están pendientes de esa oración para acompañarlos en esa necesidad en particular, sea algo pequeño o algo mayor. Y Dios ha tenido mucha misericordia ante tanta oración escuchada, especialmente en estos tiempos de pandemia, en que tanta gente ha estado enferma 

Nos comprometemos no nada más a orar, sino en acompañarlos en lo que podamos hacer, mientras alguno está enfermo o alguien más de su familia está enfermo; no importa la distancia o la necesidad, porque al final Dios la conoce, y Dios es quien puede y hace las cosas. Se podría decir que somos un grupo de oración de intercesión en primer lugar, y en eso ofrecemos lo que podemos a quien nos lo pide”.  

Por su parte, Lourdes señala que, “Referente a la oración de intercesión, hemos podido ver maravillas en cada momento en que se hace; siempre pidiendo, obviamente, que se haga la voluntad del Padre. Pero hemos visto cómo el Señor ha abierto puertas, cerrado puertas; cómo el Señor ha movido montañas; ¡cómo el Señor ha hecho cosas maravillosas a través de la intercesión!”. 

Ella señala que “a veces no es fácil humillarse y aceptar el hecho de que uno tiene que pedir, abrirse. Pero, cuando uno lo hace, uno simplemente ve las grandezas del Señor. 

Y Fernando hace esta aclaración: “La alabanza es la que trae la fuerza de la oración de intercesión. Pero podemos decir que es uno de los carismas de la comunidad, porque no se puede decir que sea una sola persona la que tenga ese carisma, sino que somos la comunidad orando en comunidad, pidiendo por una sola causa. Es la promesa de Dios, que dice que cuando dos o más se reúnen Él está ahí, que cuando dos o tres se ponen de acuerdo, Él escucha nuestra oración. ¡Y de ahí nos agarramos! ¡Ésa es la promesa de Dios!”. 

Milagros en tiempos de COVID-19 

La familia Perales ha visto en la Renovación Carismática cómo actúa Dios con poder.  Lourdes relata: “Si contara todos los milagros que Dios ha hecho en mi vida no terminaría, porque  Dios ha sido grande conmigo”

Lourdes procede después a relatar el último milagro del que ha sido testigo: Mi papá acaba de salir de este virus que nos está atacando en todo el mundo. Yo sentía que se me iba, yo sentía que mi papá se moría. Pero oré tanto a Dios, y le pedí apoyo a mis hermanos: ‘Ayúdenme a orar; ayúdenme a que Dios tenga misericordia de  mi padre; de que mi papá pueda sanarse, pueda levantarse de esa cama’”. 

“Y, bendito Dios, nos hace el milagro de que me lo haya sacado de esa enfermedad tan triste, tan fea. ¡Estoy tan agradecida!, porque no me queda ni una sola duda de que fue por la oración. ¡Que la oración hace milagros!”, continua Lourdes. “Que si yo no estuviera en contante oración, que si yo no tuviera una comunidad que me apoya en oración en mi necesidad, quién sabe qué habría pasado. Pero Dios nos escucha y está atento a nuestras necesidadesYo sólo puedo agradecerle a mi Cristo, a mi Dios, y a la comunidad que siempre está conmigo 

Fernando señala que los milagros son muy comunes en los grupos de oración de la Renovación Carismática. “Ésos son casi todas las semanas. Y no estoy hablando figurativamente. Para nosotros, con la experiencia de la alabanza ponemos los ojos de Dios, y entonces Dios puede hacer muchas cosas en nosotros. Y hemos visto cómo mucha gente se ha sanado de muchas cosas: de cáncer, de SIDA; hay personas que se han levantado de la silla de ruedas siendo paralíticos 

“El ejemplo de los casos más frecuentes ahorita son los casos del COVID-19: durante esta pandemia, de cada diez personas por las que hemos orado, por lo menos ocho pasan sin ningún problema; y personas que estaban a punto de la muerte, el Señor los ha levantado. Tenemos, por ejemplo, el caso de una hermana, cuyo papá, de casi de 80 años, estaba en México muy enfermo de COVID-19, a punto de morir: pero no lo que quisieron llevar al hospital porque no querían que muriera, ¡y ya está sano!, su cambio fue radical, de la noche a la mañana, y comenzó a través de una oración de intercesión que hicimos por él. 

Un gran milagro

Fernando y Lourdes han experimentado en carne propia la intervención divina en las circunstancias más difíciles. Sucedió hace 3 años, y él lo relata así: 

“Mi esposa estuvo a punto de morir al dar a luz a mi hija. De cerca de 600 mil madres que se embarazan, unas 6 salen con ese problema; es un caso muy raro, y a mi esposa le sucedió: el líquido amniótico entró a su sistema sanguíneo, y eso es muy tóxico, produce paro cardiaco, paro respiratorio. Se van las personas o quedan parapléjicas, inmóviles o vegetales. En un caso de este tipo sólo hay un 15% de sobrevivenciaPero esa noche toda la comunidad estuvo orando, y a la mañana siguiente los doctores no podían comprender cómo ella estaba ya casi de pie. ¡Es una cosa grande!”. 

Lourdes explica cómo lo vivió: “En 2017, en el último embarazo que tuve, todo iba perfectamente bien, pero el día que iba a dar a luz hubo muchas complicaciones en el parto; tuvieron que hacerme una cesárea de emergencia, y, cuando me llevaron al quirófano, apenas tuve tiempo de despedirme de mi esposo, pues no lo dejaron entrar porque tenían que moverse muy rápido. 

Desde la mañana yo había estado en oración, y, mientras me hallaba sola, yo continuaba en oración y alabando al Señor entre cada una de las contracciones. Y también iba llamando a los hermanos de la comunidad para que estuviesen en oración. Ya que mi esposo llegó fue que se complicó todo y que tuvieron que llevarme a hacerme la cesárea. 

“Me cuentan, porque realmente yo estuve fuera de mí, pues yo morí y me tuvieron que resucitar una o dos veces, que después de un rato una doctora salió a decirle a mi esposo: ‘Su niña ya nació, estamos revisándola. Y a su esposa estamos haciendo todo lo posible por mantenerla viva”.  

Por gracia de Dios, Él nunca nos ha permitido estar solos. Mi esposo estaba ahí con mi familia, y también había llegado un amigo sacerdote de nuestra parroquia. Se encuentra con todo esto y mi esposo le dijo: ‘Padre, yo no sé qué va a pasar, pero, por favor, ore para que, si es el momento de ella, que el Señor la reciba’. Y comenzaron a orar, y pidieron a los hermanos para que oraran por mí a fin de que se hiciera la voluntad del Señor. 

Por la pura gracia de Dios salí de la sala de operaciones. Ya cuando me llevaron a cuidados intensivos, me cuentan que estuve intubada y en una condición muy grave. Pero al otro día me pudieron quitar los tubos para respirar. Me contaba una de las doctoras de cuidados intensivos que le daba mucho gusto haberme conocido; me decía: ‘De verdad no sabíamos si ibas a pasar la noche’; porque cuando me trajeron me daban un 15% de probabilidades de que yo sobreviviera toda la noche debido a toda la sangre que había perdido y por la condición tan grave que tuve.  

Para la Gloria de Dios

Conforme pasaban los días, Lourdes se iba dando cuenta que la gente se sorprendía de todo lo que le había pasado y la rápida recuperación que estaba teniendo en cuidados intensivos, “No quedaba más que decir: ‘Bendito seas, Jesús, porque te estás manifestando’. 

“Y una de las cosas que mi esposo y yo hablamos en esos días fue que no le íbamos a preguntar a Dios ‘¿por qué?’ sino ‘¿para qué, Señor?’. Y la respuesta que nos dio fue: ‘Para que se vea la gloria mía’. Y, una vez que recibimos esa palabra del Señor, empezamos a ver realmente su gloria en cada persona que entraba y salía, en cada persona que me atendía, cómo el Señor iba tocando sus vidas a través de esto. 

Obviamente todos los hermanos de la comunidad estaban orando constantemente, y fue una experiencia hermosa. Se suponía que, con la condición de todo lo que yo viví, tendría que haber quedado vegetal, tendría que haber quedado mal, muy afectada. O que mi niña hubiese muerto, o que ella también hubiera quedado afectada. Pero, por la gracia de Dios, las dos estamos vivas, estamos perfectamente bien, con salud. ¡Y es una bendición increíble! Siempre digo: ‘Señor, es tu gloria la que se ve’. Es el milagro más grande que he experimentado personalmente”. 

Aquel día en que el Señor me resucitó y que  me dio vida nuevamente y la oportunidad de estar aquí, la lectura de ese día era la de Mateo 7, 7: ‘Pidan y se les dará; busquen y hallarán; toquen a la puerta y se les abrirá’. Es una lectura que para nosotros significa muchísimo. Esa vez y muchas otras veces le hemos pedido y Él nos ha dado, hemos buscado y hemos encontrado, hemos tocado la puerta y Él nos la ha abierto. 

Más información de la Comunidad Unidos en Cristo

Aproximadamente 70 personas adultas así como unos 10 adolescentes y entre 30 y 40 niños, participan activamente a pesar de las restricciones a causa del COVID-19.

La asamblea de oración se ha podido mantener sin interrupciones con transmisiones por Facebook Live desde hace un año todos los días miércoles a las 7 de la noche. 

Sin embargo, ya también se puede asistir de manera presencial a la parroquia St. Vicent de Paul. La dirección es 46408 Woodward Avenue, en Pontiac, Michigan 48342. 

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