Católicos de Detroit regresan entusiasmados y más comprometidos del Congreso Eucarístico Nacional

Un grupo de feligreses de la Divine Child Parish en Dearborn que asistieron al Congreso Eucarístico Nacional posan para una foto durante una procesión eucarística en Indianápolis al final del congreso el 21 de julio. Más de 300 peregrinos del área de Detroit asistieron al histórico evento y regresaron con un renovado sentido de admiración, devoción y agradecimiento por el don de la presencia real de Cristo en la Eucaristía. (Fotos de Leah Butalid | Detroit Catholic)

DETROIT — Los peregrinos de Detroit regresaron después de cinco días en Indianápolis al participar en el Congreso Eucarístico Nacional sintiéndose inspirados y renovados en su compromiso de fortalecer su vida de fe y compartir la belleza de la Eucaristía con los demás.

Aproximadamente 300 peregrinos de Detroit viajaron juntos en autobús al congreso, uniéndose a miles de personas de todo Estados Unidos e incluso del extranjero. Otros católicos locales viajaron por separado, ya sea solos o con sus familias, para vivir esta experiencia de renovación.

Para celebrar su 25 aniversario de bodas, Ariane Fisher y su esposo viajaron con dos de sus tres hijos al congreso y acamparon a 30 minutos de la ciudad. Su hijo mayor, de 16 años, asistió al congreso con el grupo de jóvenes de su parroquia del National Shrine of the Little Flower Basilica en Royal Oak.

Fisher comentó que se fue del evento sintiéndose amada.

“Sentí que fui elegida para estar allí y me sentí valorada, y que estaba rodeada de otras 50,000 personas que estaban viviendo lo mismo”, dijo Fisher a Detroit Catholic.

El domingo por la tarde, mientras regresaban a su casa después del congreso, Fisher dijo que hablaron sobre el impacto que tuvo en su familia, un impacto que, según ella, tardarán algún tiempo en comprender plenamente.

Ciudadanos de Detroit participan en una procesión eucarística por las calles de Indianápolis durante el Congreso Eucarístico Nacional.
Ciudadanos de Detroit participan en una procesión eucarística por las calles de Indianápolis durante el Congreso Eucarístico Nacional.
Los participantes del congreso quedaron impresionados al ver cómo todos los oradores y eventos se centraron en el don del Santísimo Sacramento. Además, esperan que las enseñanzas del congreso continúen impactando a la Iglesia durante muchos años.
Los participantes del congreso quedaron impresionados al ver cómo todos los oradores y eventos se centraron en el don del Santísimo Sacramento. Además, esperan que las enseñanzas del congreso continúen impactando a la Iglesia durante muchos años.

“Me dieron ganas de revitalizar mi vida de oración, y estamos reflexionando sobre el tema como familia”, explicó Fisher. “Durante la última charla (del congreso) se hizo hincapié en la necesidad de volver a casa, procesar y reflexionar sobre lo vivido estos días. Llevamos a la oración lo que significa rezar en familia y nuestra identidad como católicos. Todavía no llegamos a una conclusión; queremos reflexionar a fondo esta semana”.

Kyle Skoumal, un misionero de FOCUS que ha servido en el Ministerio Católico del Campus de Detroit en Our Lady of the Rosary en Detroit durante los últimos cinco años, dijo que le impactó cómo el congreso se centró todo el tiempo en Jesús en la Eucaristía.

“Tuvimos adoración todas las noches. En la primera noche, la entrada de Jesús fue muy importante; de hecho, fue lo primero”, dijo Skoumal. “Fue como decir, ‘Podríamos hacer subir al escenario a uno de estos oradores súper conocidos para que todos se entusiasmaran, pero vamos a comenzar con lo más importante y hacer que Jesús entre de inmediato y así empezar con una oración’”.

Skoumal ha asistido a muchas conferencias católicas importantes, pero se sintió conmovido por el hecho de que ésta se centrara totalmente en la Eucaristía.

“Me llamó la atención porque hay un sentido de urgencia de que la Eucaristía es la fuente y la cumbre de nuestra vida, y tenemos la responsabilidad de llevar esa buena noticia a todos los que conocemos”, aseguró Skoumal. “La presencia de 200 cardenales y obispos y 2.000 sacerdotes, y comprender que ésta es la prioridad de la Iglesia en este momento, fue algo realmente conmovedor”.

Para Andreya Vo, de 20 años, quien asistió al congreso junto con otros estudiantes universitarios del Detroit Catholic Campus Ministry, el espíritu de fraternidad con otros miles de católicos de todo el país fue impresionante, así como la posibilidad de adorar al Santísimo durante todo el congreso.

“Conozco tan bien a la gente de mi parroquia que me hablan de la Eucaristía y me acercan a la fe, pero me pareció muy inspirador que tantas personas quisieran compartir este mismo viaje”, dijo Vo. “Me siento entusiasmada. Vimos un montón de charlas increíbles sobre temas muy variados, pero al final del día, siempre se trataba de la Eucaristía y de por qué es tan importante”.

Después de la conferencia, Vo dice que está plenamente convencida de la importancia de la Eucaristía.

Un sacerdote sostiene la custodia con el Santísimo Sacramento durante la Adoración Eucarística en el Congreso Eucarístico Nacional en el Lucas Oil Stadium de Indianápolis.
Un sacerdote sostiene la custodia con el Santísimo Sacramento durante la Adoración Eucarística en el Congreso Eucarístico Nacional en el Lucas Oil Stadium de Indianápolis.
Religiosos, laicos y clérigos levantan sus manos en señal de alabanza durante una sesión musical de adoración en el Congreso Eucarístico Nacional de Indianápolis.
Religiosos, laicos y clérigos levantan sus manos en señal de alabanza durante una sesión musical de adoración en el Congreso Eucarístico Nacional de Indianápolis.

“Creo que la Eucaristía es lo que marca la diferencia en nuestra fe”, dijo Vo. “Estamos convencidos del cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Jesús; esa es la razón por la que vamos a Misa y lo que nos inspira a ser buenos en nuestra fe, porque sabemos que Jesús habita en nosotros. Es importante que nos acerquemos a Él.”

Vo, quien se unió a la Iglesia el año pasado, dijo que se siente llamada a compartir su fe de manera más abierta con los demás.

“Me di cuenta de que soy muy cerrada con mi fe, especialmente dentro de mi propio hogar. Soy la única católica practicante de mi familia, y a veces dejo que esa identidad se mantenga al margen, y no hablo mucho al respecto porque pienso que, como nadie más es católico, nunca llegarían a entenderlo”, explicó Vo. “Pero después de este congreso, comprendí lo que Jesús quiere decir cuando dice que hay que ser discípulos y hacer discípulos de todas las naciones: que no debemos guardar nuestra fe en nuestro interior, sino difundir el Evangelio por todas partes”.

“De cara al futuro, me doy cuenta de la necesidad de compartir esta fe y explicar por qué le damos tanta trascendencia a la Eucaristía. Más adelante, sé que podré compartir esto con mi familia e invitar a la gente a Misa u a otros eventos que organice mi parroquia, para que ellos también puedan acercarse a Dios”, añadió.

Al ver la gran multitud reunida en el congreso, Madeline Kujansuu, feligresa y miembro del grupo de jóvenes de la Church of the Divine Child en Dearborn, quien asistió al congreso con la delegación juvenil de la arquidiócesis, que incluía a decenas de representantes de nueve parroquias, dijo que estaba “impactada por el sentimiento de comunidad”.

“Somos un solo cuerpo de Cristo”, dijo Kujansuu. “Experimenté una alegría que solo Dios puede hacernos sentir. Mientras miraba a la multitud, no podía dejar de sonreír. Esto me motivó a compartir esta misma alegría en cada encuentro que tenga de ahora en adelante en el mundo secular”.

DéLiana Webb, de la Corpus Christi Parish en Detroit, dijo que gracias a su experiencia ahora quiere motivar a otros jóvenes a profundizar en su relación con Jesús hablándoles de la Eucaristía.

“También puedo contarles todas las cosas que hicimos y vivimos en el congreso”, dijo Webb. “No les diría que vayan sólo para pasarla bien, sino para ver y aprender algo nuevo y que sus pecados sean perdonados, para que puedan volver a casa libres y con el alma limpia”.

Charlie Murray, también miembro del grupo de jóvenes del Divine Child, dijo que fue alentador ver a la ‘Iglesia joven’ representada entre los miles de congregados.

“Me hizo ver que no estoy solo”, explicó Murray. “Había una cita que me llamó la atención y que era un tema recurrente: 'Ustedes (los jóvenes) no son la Iglesia del futuro. Son la Iglesia del presente’. Es nuestra responsabilidad salir y difundir la palabra para transformar el mundo. Desempeñamos un papel fundamental en la historia de la Iglesia moderna y en cómo tenemos que moldearla para que Jesucristo sea el centro”.



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