Alumnos de escuela local se consagran a María en la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe

Setenta estudiantes de la St. Fabian Catholic School en Farmington Hills se arrodillaron ante una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe el jueves 12 de diciembre, día de su fiesta, para culminar su consagración mariana. Durante 33 días, los estudiantes, acompañados por el P. Matthew Kurt y la profesora de teología Kim Kerwin, han preparado sus corazones para acercarse más a la Santísima Virgen. (Fotos de Gabriella Patti | Detroit Catholic)

Durante 33 días, un grupo de estudiantes de St. Fabian Catholic School rezaron el rosario, leyeron, reflexionaron y ofrecieron pequeños sacrificios a la Santísima Virgen

FARMINGTON HILLS — Setenta estudiantes se arrodillaron ante una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe el 12 de diciembre, día de su fiesta, para consagrarse a Jesús por medio de su Santísima Madre.

Los alumnos de quinto a octavo grado se prepararon durante un mes para consagrare a la Virgen leyendo el libro "33 días hacia un Glorioso Amanecer: Un retiro personal en preparación para la consagración mariana", del P. Michael E. Gaitley, MIC. Además, durante esos días rezaron una decena del rosario y ofrecieron una vez a la semana su hora de recreo y almuerzo para participar en discusiones en pequeños grupos.

Este gesto de profunda fe surgió por iniciativa del P. Matthew Kurt, quien también se estaba preparando para renovar su propia consagración mariana en la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, que además coincide con el día de su cumpleaños.

El P. Kurt, quien fue ordenado en mayo por el Arzobispo Allen H. Vigneron y asignado a St. Fabian en julio, le propuso a Kim Kerwin, directora de educación religiosa y profesora de teología de secundaria, que tanto los estudiantes como los miembros de la comunidad religiosa se consagraran a la Virgen.

Los alumnos de St. Fabian colocan rosas ante una imagen de la Virgen el 12 de diciembre. Kerwin y el P. Kurt pensaban que no se registrarían más de 10 alumnos, pero se inscribieron 70 y completaron la consagración hasta el final.
Los alumnos de St. Fabian colocan rosas ante una imagen de la Virgen el 12 de diciembre. Kerwin y el P. Kurt pensaban que no se registrarían más de 10 alumnos, pero se inscribieron 70 y completaron la consagración hasta el final.
Los frutos de la consagración ya eran evidentes incluso antes de realizar el acto, comentó Kerwin. Los estudiantes releían pasajes durante las clases, llevaban el libro consigo por la escuela y lo mencionaban con frecuencia en sus actividades académicas.
Los frutos de la consagración ya eran evidentes incluso antes de realizar el acto, comentó Kerwin. Los estudiantes releían pasajes durante las clases, llevaban el libro consigo por la escuela y lo mencionaban con frecuencia en sus actividades académicas.

Les dijimos a los chicos: “No se sientan presionados en absoluto, esto no es una obligación. Pero si quieren participar, nos reuniremos con ustedes una vez a la semana durante el almuerzo y el recreo para hablar y reflexionar sobre lo que han leído durante la semana, y les daremos preguntas para debatir”, explicó Kerwin.

Kerwin y el P. Kurt pensaban que no más de 10 alumnos mostrarían interés, pero, para su sorpresa, 70 decidieron participar y completaron su consagración hasta el final.

“Fue increíble ver cómo, incluso chicos que no esperábamos, dijeron: ‘Sí, suena increíble. Quiero renunciar al recreo para ir a hablar sobre María’”, comentó Kerwin.

Kerwin dividió a los estudiantes en pequeños grupos separados por género y grado, y asignó a un alumno de octavo como líder de cada grupo. Además, tanto ella como el P. Kurt alentaron a los estudiantes a confesarse para preparar su consagración.

Según Kerwin, los frutos de la consagración ya eran evidentes incluso antes de realizar el acto. Los estudiantes releían pasajes durante las clases, llevaban el libro consigo por la escuela y lo mencionaban con frecuencia en sus actividades académicas.

Los frutos de la consagración ya eran evidentes antes del acto en sí, dijo Kerwin. Los alumnos releen pasajes mientras están en clase, llevan el libro consigo en la escuela y hacen referencia a él con regularidad en sus clases.

“Escuchamos algunas conversaciones realmente maravillosas entre los chicos”, dijo Kerwin. “Si bien el libro no es complicado, algunos de ellos tienen 10 u 11 años. A medida que lo fueron leyendo, pudieron comprender realmente la bondad de la Santísima Madre, la belleza de la Inmaculada Concepción y cómo Ella es la Mediadora que nos lleva a Jesús. Y los he visto crecer en su fe”.

“La experiencia también ha permitido a los alumnos estrechar sus vínculos como comunidad escolar”, explicó Kerwin.

“Ya podemos ver los frutos en los chicos; se están acercando más como comunidad porque comparten tiempo y tienen conversaciones significativas”, dijo Kerwin. “Realmente se han acercado más a la Virgen. Veo al Espíritu Santo moviéndose más a través de nuestra comunidad a medida que se sumergen en su fe, a medida que se confían más a la Virgen. Ella los guía hacia eso, y ha sido realmente increíble poder ser testigo de este proceso, porque están dando testimonio de su fe unos a otros de forma natural a medida que crecen en ella”.

Kerwin dividió a los estudiantes en pequeños grupos separados por género y grado, y asignó a un alumno de octavo como líder de cada grupo. Además, tanto ella como el P. Kurt alentaron a los estudiantes a confesarse para preparar su consagración.
Kerwin dividió a los estudiantes en pequeños grupos separados por género y grado, y asignó a un alumno de octavo como líder de cada grupo. Además, tanto ella como el P. Kurt alentaron a los estudiantes a confesarse para preparar su consagración.
Los alumnos de quinto a octavo grado se prepararon durante un mes para consagrare a la Virgen leyendo el libro "33 días hacia un Glorioso Amanecer: Un retiro personal en preparación para la consagración mariana", del P. Michael E. Gaitley, MIC. Además, durante esos días rezaron una decena del rosario y ofrecieron una vez a la semana su hora de recreo y almuerzo para participar en discusiones en pequeños grupos.
Los alumnos de quinto a octavo grado se prepararon durante un mes para consagrare a la Virgen leyendo el libro "33 días hacia un Glorioso Amanecer: Un retiro personal en preparación para la consagración mariana", del P. Michael E. Gaitley, MIC. Además, durante esos días rezaron una decena del rosario y ofrecieron una vez a la semana su hora de recreo y almuerzo para participar en discusiones en pequeños grupos.

Si bien el P. Kurt guió a los feligreses en una consagración a María por separado, Kerwin dijo que muchos de los estudiantes leyeron el libro junto con sus padres y dijeron que pasaban más tiempo en oración con sus familias.

Sophia Toma, alumna de octavo grado, realizó la consagración junto a su hermano menor y su madre.

“Lo hacíamos todos juntos por la noche, hablábamos sobre el tema y rezábamos en familia. Eso nos acercó mucho más a María”, contó Sophia a Detroit Catholic.

Sofía dijo que siempre ha amado a María y que quería acercarse más a la Santísima Virgen y convertirse en una mejor persona a través de este proceso.

“Siento que ahora estoy consagrada y que realmente tengo una misión”, dijo Sophia. “Mi misión es rezar a María todos los días, permanecer cerca de ella, actuar siempre como Ella quiere que actúe, recordar que Ella es mi madre espiritual, y simplemente hacer el bien en la tierra”.

El día de la fiesta, el P. Kurt reunió a los estudiantes en la capilla para arrodillarse ante el Santísimo Sacramento y una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe. Antes de leer la oración de consagración y colocar rosas ante su imagen, el P. Kurt les recordó que María es, de hecho, una madre para cada uno de ellos.

Antes de leer la oración de consagración y colocar rosas ante su imagen, el P. Kurt les recordó que María es, de hecho, una madre para cada uno de ellos.
Antes de leer la oración de consagración y colocar rosas ante su imagen, el P. Kurt les recordó que María es, de hecho, una madre para cada uno de ellos.

“María vendrá y los consolará como solo una madre puede hacerlo”, dijo el P. Kurt a los estudiantes. “Ella los consolará y les dirá que su hijo Jesús, que hace nuevas todas las cosas, hará que todo esté bien. Hoy, en el día de su consagración, damos gracias a Dios por habernos dado una madre tan cariñosa”.

El P. Kurt animó a los estudiantes a seguir hablando de María y repartió estampitas de renovación de la consagración y medallas milagrosas.

Kerwin se mostró orgullosa de haber visto crecer a sus alumnos en su fe y en su testimonio mutuo. “Los que no participaron este año han preguntado en varias ocasiones si tendrán la oportunidad de hacerlo el año que viene”, comentó.

“Sus vidas son diferentes ahora; ustedes no son lo que eran ayer”, dijo Kerwin a los estudiantes. “Así que piensen cómo van a dar testimonio de esto como personas de fe”.



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