Desde su llegada a Detroit hace 45 años, Doris ha utilizado su don musical para servir a Dios y transmitir un mensaje de amor y esperanza
DETROIT — Doris Pérez es originaria de Puerto Rico y llegó en 1978 a Estados Unidos. Actualmente, pertenece a la parroquia de St. Augustin y St. Monica en Detroit, aunque también asiste a St. Alfred en Taylor. Desde muy joven, la música ha sido su gran pasión, y gracias a ella ha encontrado la forma de poner sus dones al servicio de la evangelización.
Doris comparte con Detroit Catholic en español cómo la música es un medio fundamental para fomentar un encuentro personal y más profundo con Cristo, por lo cual ha sido testigo de historias de conversión a través de sus canciones.
Doris comenzó a cantar en el coro de jóvenes de la parroquia María Madre de la Iglesia, ahora Nuestra Señora de Guadalupe, en Detroit, cuando la misión apenas se había fundado por el sacerdote español José Sanz. Desde entonces, ha cantado en conjuntos y orquestas de música tropical, mariachi, tríos, R&B, duetos y música de gospel.
Pero para ella, la música católica es la que tiene un propósito mucho más profundo y fructífero.
"De todo lo que he hecho, mi preferencia es utilizar mis dones para la evangelización, ya que Jesús es mi gran y verdadero amor, mi amigo fiel que nunca me falla. Cuando canto para la gloria de Dios, doy y recibo mucho más que cuando canto otros géneros musicales que también me gustan y disfruto, pero la música católica es simplemente otro nivel”, compartió para Detroit Catholic en español.
La música como parteaguas en su conversión
Cuando Doris era adolescente, llevó al coro de jóvenes a un retiro carismático en Cleveland, Ohio. Fue durante este retiro que un canto en particular abrió su corazón y le enseñó a armonizar, algo que nunca antes había logrado. Fue en ese momento que comenzó su proceso de conversión, el cual ha sido un camino de altibajos, pero siempre tomada de la mano de Dios. Como ella misma dice, Dios nunca la suelta y ella tampoco lo suelta a Él.
Para ella, la música juega un papel muy importante en la experiencia de Dios, pues en sus palabras, es como contar la historia de una fiel pecadora arrepentida, que reconoce que solo puede ser transformada por la gracia y el amor de un Dios que no se limita en su perdón y misericordia. La música es un medio para ella de transmitir su fe y de tocar los corazones de los que la escuchan.
La cantautora ha sido bendecida con el don de la música, y como resultado ha sido testigo de historias de conversión que se han dado gracias a sus canciones. Un ejemplo de ello es el saber que personas que habían considerado el aborto como opción, se arrepintieron después de escuchar su tema provida Vida Preciosa. Como Doris afirma, “nada tiene un precio mayor que la vida misma”.
“Siempre he pensado que un canto es como el adobo, lo que puede lograr ablandar el corazón y ayudar a reaccionar y puede tener el poder de ayudar a abrir las puertas de un corazón endurecido, confundido o roto por consecuencias de la vida pues Dios que nos valora, quiere sanar nuestras heridas y Él quiere estar y permanecer con nosotros en una relación de amor eterna”, compartió con Detroit Catholic en español.
Su misión, llevar el amor de Dios a los demás a través de la música
Doris es un ejemplo del amor de Dios transformador en la vida de una persona. Desde su experiencia única con Cristo, surge su necesidad de fomentar un encuentro personal y más profundo con Él por medio de la música y la evangelización.
La fe juega un papel muy importante en cuanto a la creatividad musical para ella. Tiene a Jesús al centro de su vida y esto le facilita la composición y el cantar, ya que está cierta de que el amor es verdadero y recíproco. Su relación con Cristo es real, y al no tener que inventar o soñar esta relación, la creatividad fluye naturalmente en sus canciones. Además, le da la fuerza para enfrentar los desafíos que se le presentan en el camino y le brinda la paz que necesita para mantenerse enfocada en su propósito.
Para ella, la música es una forma de alabar y honrar a Dios, y de transmitir el mensaje de su amor y su gracia a través de sus letras y su voz. En definitiva, su fe es un componente clave en su carrera musical y en su vida en general, guiándola y motivándola a seguir adelante en su camino artístico.
Doris se siente agradecida por los dones que Dios le ha dado y se considera en deuda con su pueblo. Ella ha sido testigo de cómo Dios transforma a quienes se arrepienten de sus pecados y le abren su corazón, y camina siempre de la mano de María, Virgen Madre de Jesús y Madre nuestra.
En cuanto a sus planes futuros, tiene en mente seguir grabando las canciones que el Espíritu Santo le inspire, incluso algunas en inglés y en latín. También le gustaría fusionar diferentes estilos y continuar sirviendo a Dios a través de su música.
Doris aconseja a quienes quieran encaminar su don musical para servir al Señor que se entreguen como lo hizo Él por nosotros, y lo den todo, afirmando que “seguir y servir a Jesus no es para cobardes. Cuando tu ministerio es verdaderamente para la gloria de Dios, se batalla mucho porque el que no es Dios, no quiere que abras la boca ni que uses tus talentos para acercar almas a Cristo y trata de usar a quien menos esperas para desviarte y en ocasiones desanimarte para que tires la toalla. Tienes que permanecer en oración y adoración, ser valiente y enfocar tu mirada en la cruz como recordatorio de que sí se puede”.
La música es una forma de compartir la fe y transformar vidas. Doris Pérez es un ejemplo de cómo un don, como la voz, puede ser encaminado para la evangelización y para mayor gloria de Dios.
Para conocer más sobre la música de Doris y su ministerio:
