El arzobispo de Detroit reflexionó sobre el camino recorrido por la Iglesia durante los 12 años de pontificado del papa Francisco y sobre su último mensaje de Pascua
DETROIT - El Arzobispo Edward J. Weisenburger presidió la Misa en memoria del Papa Francisco el 21 de abril en la Cathedral of the Most Blessed Sacrament.
El arzobispo agradeció a los cientos de fieles que llegaron desde todos los rincones de la Arquidiócesis de Detroit hasta la catedral para conmemorar la vida y la muerte del Papa Francisco. El Vaticano anunció su fallecimiento a la edad de 88 años el lunes por la mañana.
“Aunque una parte de mí está llena de tristeza hoy, otra parte también está llena de alegría por aquel a quien amé”, expresó el Arzobispo Weisenburger a los presentes. “Permítanme expresar mi más sincero pésame a cada uno de ustedes —a todos nosotros— y a los fieles del mundo entero que hoy lloran la pérdida de nuestro querido Papa Francisco”.

El Arzobispo Weisenburger invitó a los reunidos —entre ellos el Arzobispo emérito Allen H. Vigneron, obispos auxiliares, sacerdotes y diáconos—a “rezar por él, pedir al Señor que lo abrace y lo sostenga por toda la eternidad con inmenso gozo”.
El Arzobispo Weisenburger reflexionó sobre una de las frases favoritas del Papa Francisco: “Un poco de misericordia hace que el mundo sea menos frío y más justo”, para resaltar cómo, desde el momento en que se asomó por el balcón frente a la Plaza de San Pedro el 13 de marzo de 2013, comenzó un pontificado basado en la humildad.
“Mientras se asomaba a ese balcón y miraba a la multitud que se encontraba en la plaza, sus palabras y sus gestos transmitieron algo paradójico”, dijo el Arzobispo Weisenburger. “Por un lado, la gran tradición viva de la Iglesia con T mayúscula, y al mismo tiempo, algo nuevo y lleno de vida. Comenzó pidiendo a los reunidos —y a través de ellos, al mundo entero— que rezaran en primer lugar por el papa emérito Benedicto XVI. Me pareció un gesto muy humilde de su parte”.
El Arzobispo Weisenburger dijo que a continuación el Papa pidió humildemente a los fieles bautizados que rezaran por él. Y antes de impartir su primera bendición como pontífice a la Iglesia universal, pronunció una frase que marcaría su pontificado: ‘Comencemos este viaje juntos’.

“Ese fue el comienzo, y a partir de esta mañana, ese caminar con nosotros ha llegado a su fin, aunque su viaje continúa”, dijo el Arzobispo Weisenburger. “Después de recordar sus primeras palabras al mundo como Papa, recordemos también sus últimas palabras —como una especie de paréntesis que se cierra—, la homilía que no pudo pronunciar personalmente, pero que escribió para la Pascua. En ella expresó su solidaridad con los pueblos que sufren en Gaza, para quienes volvió a pedir el cese del fuego, y en Yemen, Siria, Ucrania, Líbano, Myanmar, Sudán y tantos otros países. En esa homilía, nos recordó que cada vida es preciosa”.
El ambiente en la catedral era solemne. Un estandarte negro colgaba sobre las puertas principales del templo, y las campanas repicaron 88 veces —una por cada año de vida del Papa— antes de la procesión de entrada.
Antes de la Misa, el Obispo Auxiliar de Detroit, Robert J. Fisher, dirigió el rezo de los Misterios Gloriosos del Rosario por el eterno descanso del alma del papa Francisco.
Sue DiCosmo, de la SS. Peter and Paul (Jesuit) Parish en Detroit, se acercó a la catedral para rezar por el papa Francisco y para que la Iglesia continúe el camino que él marcó durante sus 12 años de pontificado.

“Ha sido una bendición tener a un jesuita como Papa, alguien que entiende quiénes somos y cree lo mismo que nosotros; esta es una pérdida enorme”, dijo DiCosmo a Detroit Catholic. “La enseñanza que más me gusta del papa Francisco es que todos somos hijos de Cristo, y que esta es la Iglesia de todos; no importa quién seas ni cómo vivas tu vida, esta es la Iglesia de todos”.
DiCosmo dijo que se sintió particularmente inspirada por la encíclica Laudato Si' de 2015, en la que el papa Francisco hizo un llamado al cuidado y la protección del medio ambiente como “nuestra casa común”.
“Es un mensaje que predicó a todos los países del mundo”, dijo DiCosmo. “Intenta hacer algo por el medio ambiente todos los días; cada vez que levantes algo del suelo, piensa en el Papa Francisco”.
Kiera Raymond, estudiante de la Universidad de Oakland y feligresa de la St. John Fisher Chapel University Parish en Rochester Hills, contó que se despertó temprano con la noticia del fallecimiento del papa Francisco.

“Me senté en la cama completamente en shock”, contó Raymond a Detroit Catholic. “Hace unos días hablaba con unas personas sobre cómo estaba mejorando, y de repente me entero de que falleció. Hoy leí su testamento, y eso me hizo ver con otros ojos la sencillez de todo su pontificado, cómo vivió sus votos religiosos y cómo eso se reflejó en su forma de ser Papa”.
Raymond tuvo el privilegio de participar en la Jornada Mundial de la Juventud en Portugal en 2023 y de escuchar y ver al papa Francisco celebrar con jóvenes de todo el mundo.
“Estar allí con el Papa y presenciar su ministerio fue algo muy especial. De verdad espero que la gente recuerde el amor del papa Francisco por los pobres, y cómo vivió auténticamente el llamado a servir a los más necesitados”, dijo Raymond.
El Arzobispo Weisenburger también reflexionó sobre la última homilía del papa Francisco, preparada para el Domingo de Pascua y leída por el capellán pontificio, en la que el Papa pidió el cese de las hostilidades en el mundo y el respeto a la dignidad de los marginados y vulnerables en todos los ámbitos de la vida.
En ella, el Papa Francisco predicó al mundo, en su último acto como pontífice, sobre la necesidad de confiar en la resurrección y en la victoria de Cristo sobre la muerte.

“En esa conmovedora homilía, pidió a los gobernantes que no cedieran al miedo, que solo conduce al aislamiento, sino que usaran su poder para llevarnos a la fraternidad universal”, dijo el Arzobispo Weisenburger. “Finalmente, en ese hermoso mensaje, expresó nuestra fe en la resurrección pascual: un llamado claro a creer que el Señor vive para siempre, y que cada uno de nosotros está llamado a participar de esa vida que no tiene fin. Estos, hermanos y hermanas, marcan el inicio y el final de su tiempo como guía de la Iglesia universal, y los temas que podemos extraer de su pontificado fueron llamados constantes a la paz, a la fraternidad universal, a la dignidad de toda vida humana y al gran amor de Dios por todos”.
“Y hermanos y hermanas, creo sinceramente que fuimos inmensamente bendecidos por el Espíritu Santo a través de él durante ese caminar con nosotros”, concluyó el Arzobispo Weisenburger. “Que pueda gozar plenamente de esa vida que no tiene fin”.