Sacerdotes y obispos de Detroit acompañan al Arzobispo Weisenburger a Roma y redescubren la riqueza de la Iglesia universal

Sacerdotes y obispos de Detroit visitan la Basílica de San Pablo Extramuros en Roma, guiados por el Cardenal James M. Harvey, arcipreste de la basílica papal (al centro), durante una peregrinación a la Ciudad Eterna en la que el Arzobispo de Detroit, Edward J. Weisenburger (tercero desde la izquierda), recibió el palio de manos del Papa León XIV. En la imagen aparecen (de izquierda a derecha): P. Timothy Luschen, P. Jeffrey Day, Arzobispo Weisenburger, P. David Tomaszycki, Cardenal Harvey, Mons. Charles Kosanke, Obispo Auxiliar Jeffrey M. Monforton, Obispo Auxiliar Robert J. Fisher y P. Mario Amore. (Fotos cortesía de Mons. Charles Kosanke)

Al visitar las tumbas de los apóstoles y celebrar misa en basílicas históricas, los peregrinos redescubren el carácter universal de la Iglesia

ROMA - Los peregrinos que acompañan al Arzobispo Edward J. Weisenburger en Roma se han sumergido en la presencia física y espiritual de los santos y santas sobre los que se construyó la Iglesia.

Durante la peregrinación han recorrido basílicas históricas, visitado los lugares donde fueron martirizados algunos de los primeros santos de la Iglesia y venerado las reliquias de San Pedro. Todo esto, coronado por un momento central: la imposición del palio por parte del papa Leo al arzobispo Weisenburger el 29 de junio, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo.

En conjunto, es un recordatorio de que la Iglesia es milenaria y al mismo tiempo se renueva contantemente.

Richard Genthe, feligrés de la parroquia Our Lady of Good Counsel en Plymouth, quien, junto a su esposa Kathy forma parte del pequeño grupo que acompaña al arzobispo en esta peregrinación organizada por Corporate Travel Services, con sede en Northville, dijo que ha sido una semana intensa.

“Ha sido una experiencia muy buena”, dijo Genthe a Detroit Catholic. “Es un programa con muchas actividades, pero estamos aprendiendo muchísimo, y sobre todo, nos sentimos muy bendecidos de poder estar aquí”.

El momento más especial del viaje fue la Misa del palio en la Basílica de San Pedro, donde el arzobispo Weisenburger fue uno de los 53 nuevos arzobispos metropolitanos que recibieron el palio, una pequeña estola de lana que se coloca sobre los hombros como símbolo del papel que tiene el arzobispo como guía principal de su provincia eclesiástica.

Richard y Kathy Genthe, de la parroquia Our Lady of Good Counsel en Plymouth en la Basílica de San Pedro antes de que comenzara la Misa del palio. Los Genthe llegaron a la basílica con dos horas de anticipación para conseguir un buen lugar y ver a los arzobispos recibir el palio de manos del Papa León XIV. (Foto cortesía de Richard Genthe)
Richard y Kathy Genthe, de la parroquia Our Lady of Good Counsel en Plymouth en la Basílica de San Pedro antes de que comenzara la Misa del palio. Los Genthe llegaron a la basílica con dos horas de anticipación para conseguir un buen lugar y ver a los arzobispos recibir el palio de manos del Papa León XIV. (Foto cortesía de Richard Genthe)

“Fue una experiencia única poder asistir a la Misa del palio. Fue realmente maravilloso”, dijo Genthe.

Mons. Charles Kosanke, rector de la Basílica de Ste. Anne en Detroit, pronunció la homilía cuando el Arzobispo Weisenburger celebró Misa en la Basílica de Santa Maria sopra Minerva. Según Mons. Kosanke, cualquier viaje a Roma es especial por la riqueza histórica de la ciudad.

Pero estar en Roma en un momento tan importante para la Iglesia local contribuye a las gracias de la peregrinación, afirmó.

“Cualquier peregrinación a Roma, a los lugares de Pedro y Pablo, es inspiradora por el sacrificio que esos dos apóstoles y todos los primeros apóstoles hicieron para la difusión del Evangelio en el peligroso mundo romano”, dijo Mons. Kosanke. "Pero esta vez fue todavía más especial porque nuestro propio arzobispo recibía su palio, signo de su cargo como arzobispo. Me sentí muy privilegiado de estar allí para ser testigo de ese momento".

Mons. Kosanke viajó a Roma más de 30 veces, según recuerda, incluyendo el período de 1988 a 1992, cuando obtuvo su Doctorado en Estudios Bíblicos antes de regresar a Detroit para enseñar en el Sacred Heart Major Seminary.

Sin embargo, nunca había estado en Roma para la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, que se conmemora en la ciudad con un ambiente festivo que incluye fuegos artificiales desde el Castel Sant'Angelo.

El P. Mario Amore, el P. Jeffrey Day, el P. David Tomaszycki, Mons. Charles Kosanke y el P. Ryan Asher se sentaron junto a la familia del Arzobispo Edward J. Weisenburger durante la Misa del palio el 29 de junio en la Basílica de San Pedro.
El P. Mario Amore, el P. Jeffrey Day, el P. David Tomaszycki, Mons. Charles Kosanke y el P. Ryan Asher se sentaron junto a la familia del Arzobispo Edward J. Weisenburger durante la Misa del palio el 29 de junio en la Basílica de San Pedro.

Estar en la ciudad durante la solemnidad hizo que las visitas a la Basílica de San Pedro para la Misa del palio y a la Basílica de San Pablo Extramuros al día siguiente fueran aún más especiales.

“La mañana antes de ir a San Pablo, fuimos al Scavi, que son las excavaciones debajo de San Pedro donde uno se acerca a los restos de San Pedro”, contó monseñor Kosanke. “Así que tuvimos la oportunidad de visitar ambos lugares de sepultura. Solo entre 20 y 50 personas por día pueden recorrer ese sitio; es muy difícil conseguir una visita, así que estamos muy contentos de que nuestro grupo haya podido hacerlo. Creo que es algo que inspira y anima: San Pedro y San Pablo se mantuvieron fieles a su llamado, incluso en medio de grandes dificultades”.

“El ministerio sacerdotal trae muchas alegrías, pero también presenta desafíos”, añadió monseñor Kosanke. “Nos inspiran esos santos que, a pesar de los retos o dificultades, realmente lo entregaron todo a Jesús. Eso es lo que permite hacer lo imposible, lo impensado”.

Después de la Misa del palio, las delegaciones de los ocho arzobispos estadounidenses que recibieron el palio se reunieron en el Colegio Pontificio Norteamericano.

El Papa León XIV saluda al arzobispo de Detroit, Edward J. Weisenburger, después de colocarle el palio sobre los hombros el 29 de junio, durante la Misa en la Basílica de San Pedro en la solemnidad de San Pedro y San Pablo. (Lola Gomez | foto de CNS)
El Papa León XIV saluda al arzobispo de Detroit, Edward J. Weisenburger, después de colocarle el palio sobre los hombros el 29 de junio, durante la Misa en la Basílica de San Pedro en la solemnidad de San Pedro y San Pablo. (Lola Gomez | foto de CNS)

Al día siguiente, los peregrinos de Detroit visitaron la Basílica de San Pablo Extramuros, donde fueron recibidos por el Cardenal James M. Harvey, arcipreste de la basílica.

Entre las misas y las visitas a lugares sagrados, la agenda también les dio la oportunidad de compartir tiempo juntos y fortalecer los lazos entre ellos, especialmente entre la familia del Arzobispo Weisenburger y los miembros de su nuevo rebaño, que aún están conociendo a su líder espiritual.

“El arzobispo es madrugador, parte del grupo que desayuna bien temprano, y yo también, así que eso ha sido algo lindo”, comentó Genthe. “Es una buena manera de empezar el día: repasamos un poco lo vivido el día anterior y charlamos de forma sencilla y amena. Ha sido una experiencia maravillosa. El arzobispo tiene una personalidad encantadora, es alguien accesible. Se siente cómodo con su gente y se preocupa por incluir a todos y relacionarse con cada persona de forma genuina. Eso es algo que valoro muchísimo”.

Mons. Kosanke agregó que le ha gustado ver cómo el arzobispo se relaciona con los fieles de Detroit y conocerlo mejor en ese contexto.

“Realmente ha sido un tiempo de mucha gracia, pero también de mucha fraternidad. A medida que vamos conociendo mejor a nuestro nuevo arzobispo nos damos cuenta de que es una persona muy especial”, dijo Mons. Kosanke. “Es muy lindo ver cómo la gente se va acercando a él y lo va conociendo más”.

El grupo de sacerdotes de Detroit aparece en la foto junto al cardenal James M. Harvey, arcipreste de la Basílica de San Pablo Extramuros.
El grupo de sacerdotes de Detroit aparece en la foto junto al cardenal James M. Harvey, arcipreste de la Basílica de San Pablo Extramuros.

Otros momentos destacados de la peregrinación incluyeron visitas a lugares donde ocurrieron hechos clave en la historia de la salvación y de la Iglesia, como el circo donde fue martirizada Santa Inés o la Scala Sancta — oficialmente el Santuario Pontificio de la Escalera Santa — los mismos escalones que Jesús subió para ser juzgado por Poncio Pilato.

“Cada rincón de Roma es un recordatorio de la historia y de los mártires sobre los que se construyó la Iglesia”, señaló Genthe, “una Iglesia que sigue viva hoy a través de los arzobispos y sus comunidades, representada en el palio tejido con lana de oveja”.

Es una forma de recordar el increíble legado de la Iglesia y una oración por quienes han sido elegidos para guiarla hacia el futuro.

“Estar en esos lugares, rodeado de los santos, me hizo valorar aún más nuestra fe”, dijo Genthe. “Hace que todo se vuelva muy real. Nos muestra que nuestras tradiciones no nacieron de la nada, sino de lugares y personas reales. Nuestra Iglesia de Detroit está unida a la Iglesia aquí en Roma, y a todas las Iglesias. Es algo que invita a reflexionar”.



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