Mujeres de fe ofrecen consuelo y esperanza

En el mes de la madre, más de 40 mujeres se reunieron en la iglesia de Santa Conegunda para celebrar la vida de una manera especial: con un día de spa gratuito, rifas, comida, música, estaciones de belleza y, sobre todo, un ambiente acogedor.

Impulsadas por el Evangelio, un grupo de servidoras organizó una jornada gratuita de spa, oración y acompañamiento para llevar alivio y esperanza a otras mujeres

DETROIT – En el mes de la madre, más de 40 mujeres se reunieron en la iglesia de Santa Conegunda para celebrar la vida de una manera especial: con un día de spa gratuito, rifas, comida, música, estaciones de belleza y, sobre todo, un ambiente acogedor.

La iniciativa surgió de dos personas con más de once años de servicio en la Iglesia: Verónica Orozco y Maricruz Gonzales, quienes, a lo largo de ese tiempo, ha recibido muchas bendiciones que las han fortalecido en su caminar como mujeres de fe. Al reconocer la gran necesidad que existe fuera de la Iglesia, decidieron unirse para responder juntas a esa realidad.

Inspiradas en el mensaje del Papa Francisco —quien ha dicho que todo cristiano está llamado a evangelizar “en todos los ambientes, de modo que toda la Iglesia salga continuamente con su Señor y Maestro a los cruces de los caminos del mundo de hoy”— soñaban desde hace tiempo con ofrecer un espacio para mujeres alejadas de la vida parroquial. Muchas de ellas atraviesan situaciones difíciles como enfermedades, problemas migratorios, depresión o rupturas familiares.

La jornada fue organizada por un grupo de aproximadamente veinte servidoras provenientes de distintas parroquias de la Arquidiócesis de Detroit.

Después de 12 años de participación activa en varios ministerios, Verónica ha conocido a muchas mujeres con gran potencial y dones para servir al Señor, siempre dispuestas a ayudar, sin importar lo que se les pida. Por eso, decidieron poner sus talentos al servicio de los demás: estilistas, masajistas y maquilladoras se aseguraron de que todas las asistentes pasaran un día especial y se sintieran amadas.

“Varias de nosotras hemos sido rescatadas por la misericordia de Dios. Alguna vez también estuvimos rotas, sin creer en nosotras mismas”, contó Verónica Orozco a Detroit Catholic en español. “Y ahora queremos compartir ese encuentro con Cristo que nos transformó, para que más mujeres comprendan el poder que tienen de hacer grandes cosas de la mano de Dios”.

Durante la mañana, las participantes disfrutaron de servicios de belleza y relajación.
Durante la mañana, las participantes disfrutaron de servicios de belleza y relajación.

Desde el inicio, la atmósfera fue de calidez y cercanía. Las mujeres fueron recibidas con un desayuno, un pequeño obsequio y un mensaje de bienvenida.

“No queríamos que fuera una conferencia donde se hablara mucho de Dios”, explicó Claudia Serrato, quien hace años viene organizando encuentros similares con adultos mayores en Navidad. “Queríamos que lo experimentaran a través de nuestro trato, que vieran a Dios en nuestra manera de servirles”.

Durante la mañana, las participantes disfrutaron de servicios de belleza y relajación, mientras voluntaria cuidaban de sus hijos. La generosidad de la comunidad hizo posible que todo fuera gratuito.

“Estoy impresionada por la cantidad de donaciones que recibimos”, compartió Claudia. “Al explicar el propósito, casi todos quisieron colaborar. Dios proveyó”.

Uno de los momentos más conmovedores fue un ejercicio en el que cada mujer recibió un corazón de papel con una frase como ‘Eres amada’, ‘Eres fuerte’ o ‘Eres bella’. Se les pidió colocarlo en el pecho, mirar a su alrededor y, guiadas por el Espíritu, entregar ese corazón a quien sintieran que más lo necesitaba.

“Fue algo hermoso”, recordó Claudia. “Muchas se abrazaron, algunas lloraron. Se sintieron vistas, amadas. Fue un momento muy especial”.

El próximo encuentro está programado para diciembre, con el mismo espíritu: ofrecer un oasis de amor, consuelo y dignidad a quienes más lo necesitan.
El próximo encuentro está programado para diciembre, con el mismo espíritu: ofrecer un oasis de amor, consuelo y dignidad a quienes más lo necesitan.
Durante el registro se recogieron los datos de contacto de las participantes, y ahora el equipo organizador planea dar seguimiento: ofrecer acompañamiento espiritual, visitas, oración e incluso invitarlas a integrarse a algún ministerio.
Durante el registro se recogieron los datos de contacto de las participantes, y ahora el equipo organizador planea dar seguimiento: ofrecer acompañamiento espiritual, visitas, oración e incluso invitarlas a integrarse a algún ministerio.

El comienzo de un acompañamiento

El evento no quedó allí. Durante el registro se recogieron los datos de contacto de las participantes, y ahora el equipo organizador planea dar seguimiento: ofrecer acompañamiento espiritual, visitas, oración e incluso invitarlas a integrarse a algún ministerio.

“Al sentarnos con ellas en las mesas y conversar, nos dimos cuenta de que muchas simplemente necesitaban una presencia, que alguien estuviera allí con ellas”, dijo Claudia. “Queremos continuar esta misión de acompañar a las mujeres en Detroit, que muchas veces se sienten solas en medio de tantas dificultades”.

Según Verónica, desde que comenzó a servir en 2010, su crecimiento espiritual ha estado profundamente marcado por todo lo que ofrece la arquidiócesis: los ministerios, los grupos y las enseñanzas que transformaron su fe. Para ella, la Arquidiócesis de Detroit ha sido su escuela, y las siervas que la acompañaron, sus maestras. Gracias a este proceso, conoció las Escrituras y aprendió a orar con confianza. Hoy, todo lo que comparte al enseñar nace de ese tesoro espiritual que la arquidiócesis puso a su alcance.

“Dios está trabajando a través de nosotras. Somos mujeres que, por la misericordia de Dios y gracias a tantas siervas fieles que caminaron a nuestro lado, pudimos encontrarnos con Cristo. Venimos de experiencias difíciles, de no creer en nosotras mismas, sin reconocer el valor que llevábamos dentro. Pero al encontrar a Cristo, nos encontramos a nosotras mismas. Descubrimos los dones que el Padre depositó en nuestro corazón desde antes de crearnos, el propósito de nuestra vida y las herramientas para guiar a nuestras familias hacia Él. Por eso soñamos con que muchas más mujeres se encuentren con Dios, para que descubran su dignidad, su belleza interior y el poder que tienen para hacer grandes cosas de la mano del Señor”.

El próximo encuentro está programado para diciembre, con el mismo espíritu: ofrecer un oasis de amor, consuelo y dignidad a quienes más lo necesitan.



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