El Papa Francisco, que este domingo apareció por sorpresa en la plaza de San Pedro, aún convaleciente por la neumonía bilateral, aseguró que está experimentando la “cariñosa caricia” de Dios durante este período de larga enfermedad en la que ha anulado por prescripción médica sus compromisos públicos.
“Queridísimos, como durante la hospitalización, también ahora en la convalecencia siento el dedo de Dios y experimento su cariñosa caricia” señaló el Pontífice en el mensaje que preparó para el rezo del Ángelus.
No estaba previsto pero el Santo Padre llegó a la plaza de San Pedro donde se habían congregado cientos de fieles por el Jubileo de los Enfermos en torno a las 11:45 (hora local) que lo recibieron con júbilo.
Lo hizo en silla de ruedas y usando las cánulas nasales a través de las que recibe oxígeno lo que le ayuda respirar.
En su mensaje para el rezo dominical, el Papa Francisco comentó el Evangelio del quinto domingo de Cuaresma, centrado en la mujer adúltera, y destacó la misericordia de Jesús, quien “devuelve a esta mujer la belleza perdida”.

Frente al juicio de los escribas y fariseos, el Señor no condena, “pasa su dedo sobre ese polvo y escribe para ella una nueva historia".
El Papa Francisco confesó sentirse personalmente tocado por ese mismo “dedo de Dios” en esta etapa de fragilidad.
En el contexto del Jubileo de los Enfermos y del mundo de la sanidad, que la Iglesia Católica celebró este fin de semana en el contexto del Año Santo de la Esperanza, pidió oraciones por todos los que sufren y por quienes los atienden: médicos, enfermeros y personal sanitario, “que no siempre tienen las condiciones adecuadas para trabajar y, a veces, incluso son víctimas de agresiones”.
“Su misión no es fácil y debe ser apoyada y respetada”, afirmó.
Asimismo pidió que se inviertan “los recursos necesarios para la atención y la investigación, para que los sistemas sanitarios sean inclusivos y atiendan a los más frágiles y pobres”
En su mensaje, también agradeció el gesto de cercanía de las reclusas de la cárcel de mujeres de Rebibbia, que le enviaron una tarjeta. “Rezo por ellas y por sus familias”, aseguró.
Con motivo del Día Mundial del Deporte para la Paz y el Desarrollo, expresó su deseo de que el deporte sea un signo de esperanza para los más vulnerables y valoró el trabajo de las asociaciones deportivas que educan en la fraternidad.
El Papa Francisco, como es habitual en sus mensajes, aprovechó el Ángelus para hacer un llamamiento para la paz.
Así, pidió oraciones por los pueblos golpeados por la guerra y la violencia: desde la “martirizada Ucrania”, donde los “ataques continúan dejando víctimas civiles”, hasta Gaza, donde “la gente se ve obligada a vivir en condiciones inimaginables, sin techo, sin comida, sin agua potable”.
También mencionó la difícil situación en Oriente Medio, Sudán, Sudán del Sur, la República Democrática del Congo, Myanmar —sacudido por un terremoto— y Haití, donde dos religiosas fueron asesinadas recientemente.
“Que callen las armas y se reanude el diálogo”, exclamó el Papa Francisco que concluyó el mensaje con una invocación a la Virgen María.
- Esta nota fue publicada originalmente en ACIPRENSA.