Los óleos santos están impregnados del Espíritu Santo, dijo el arzobispo durante la Misa Crismal

El jueves 17 de abril por la mañana, el Arzobispo Edward J. Weisenburger celebró la Misa Crismal, durante la cual consagró el santo crisma y bendijo los demás óleos sagrados que se enviarán a las parroquias de toda la Arquidiócesis de Detroit. En el transcurso del próximo año, estos óleos se utilizarán en bautismos, confirmaciones, ordenaciones y en la bendición de iglesias y altares en el sureste de Michigan. (Fotos: Valaurian Waller | Detroit Catholic)

Sacerdotes de toda la Arquidiócesis de Detroit se reunieron en la catedral para recibir los óleos sagrados que serán utilizados en bautismos, confirmaciones y unciones

DETROIT - El jueves 17 de abril por la mañana, antes del comienzo del Triduo Pascual, el Arzobispo Edward J. Weisenburger presidió la Misa Crismal. Durante la celebración, consagró el santo crisma y bendijo los demás óleos sagrados que se distribuirán en toda la Arquidiócesis de Detroit.

Durante el próximo año, las parroquias utilizarán los óleos sagrados en bautizos, confirmaciones, ordenaciones y bendiciones de iglesias y altares en todo el sureste de Michigan.

“El aceite perfumado, cuyo aroma permanece en el en el aire y en la frente de los bautizados y confirmados, está más impregnado del Espíritu Santo que de fragancia”, dijo el Arzobispo Weisenburger en su homilía.

“Los ministros ordenados hacemos nuestra parte: rezamos, pronunciamos las palabras con devoción, invocamos al Espíritu Santo y, a través del contacto humano, aplicamos el óleo”, explicó. “Pero al final, parece que no somos nosotros quienes tenemos el control”.

“Las Escrituras y la historia de la Iglesia nos muestran que no podemos controlar adónde llega el crisma, así como no poemos controlar las cosas de Dios”, dijo el Arzobispo Weisenburger a los cientos de sacerdotes presentes en la Cathedral of the Most Blessed Sacrament.

“Así que, padres —o quienes los representen—, cuando lleven estos óleos bendecidos y consagrados de regreso a sus parroquias y los guarden cuidadosamente en sus recipientes seguros, no piensen que están realmente a salvo. Como todo lo que viene del Espíritu, llegarán a donde Él quiera llevarlos”, advirtió con una sonrisa”, dijo el Arzobispo Weisenburger.

“Ser ungido no es algo que ocurre una sola vez. Es una misión, un llamado, y esto se ve claramente en muchos pasajes de la Escritura”, añadió.

“Lo vemos en los sacerdotes, profetas y reyes; Moisés es ungido como sumo sacerdote para los fieles y, de inmediato, comienza a ofrecer sacrificios; David, el joven e inexperto rey niño, es ungido, y de repente está liderando a las tropas”, dijo el Arzobispo Weisenburger.

El arzobispo invitó a todos los fieles a recordar la unción que recibieron en el bautismo y lo que implica ese compromiso.

“Renovemos juntos nuestro llamado bautismal”, dijo el Arzobispo Weisenburger. “Porque creo que al final, si cada uno de nosotros vive verdaderamente su unción, los rastros de nuestro bautismo o de nuestra ordenación se notarán mucho menos en el perfume que queda en el aire… y mucho más en la entrega de nuestras vidas, imitando de verdad a Cristo”.



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