La Iglesia en Uruguay se unió en torno a la Virgen para rezar por las familias

La Iglesia en Uruguay celebró este fin de semana la 12° edición del Gran Rosario de Bendiciones para las Familias, una iniciativa que cada enero reúne a miles de personas en torno al rezo mariano.

En esta oportunidad, la actividad tuvo lugar frente al mar, junto a la Rambla del Buceo, y contó con la presencia del Arzobispo de Montevideo y Cardenal primado del Uruguay, Daniel Sturla.

Con oraciones, cantos y vivas, los fieles recibieron a la imagen de la Virgen, que presidió la jornada de fe mariana, en la que los uruguayos rezaron especialmente por las familias y llevaron sus intenciones a la Madre.

El Cardenal Sturla se dirigió a los presentes y destacó la alegría de la jornada, marcada por la misericordia, con sacerdotes escuchando confesiones y una imagen de Jesús Misericordioso. “Todos nosotros, aunque seamos de Iglesia, tenemos siempre necesidad de volver a Él y de experimentar el abrazo del Padre”, afirmó.

“Este año, para la Iglesia del Uruguay es un año que va a ser muy especial. Nosotros, Dios mediante, el 6 de mayo vamos a vivir algo que generaciones de católicos uruguayos quisieron vivir y que es la Beatificación de Jacinto Vera”, expresó, ante un gran aplauso.

“Hoy nosotros recogemos ese anhelo de miles y miles de uruguayos, de nuestros padres, abuelos y bisabuelos, que sabían que Jacinto era un santo y que lo querían beato”, destacó.

“Hoy, gracias a mucho esfuerzo y a la intervención de Dios podemos decir: 6 de mayo, un enviado del Papa, el Cardenal Arzobispo de Brasilia, aquí en Montevideo, en la Plaza Matriz, procederá al rito de la beatificación”.

El Purpurado hizo hincapié en el espíritu misionero de Mons. Vera, que lo llevó por todos los rincones de Uruguay, encarnando la frase de Benedicto XVI: “Si conocemos a Cristo, no podemos más que darlo a conocer”.

En segundo lugar, destacó “su profundo amor a la Santísima Virgen María”, en la advocación de la Virgen Dolorosa que tenía en el oratorio privado de su casa. “Se cuenta que todo lo que hacía lo conversaba con la Virgen en esta imagen de la Dolorosa”, puntualizó.

Al recordar el escudo episcopal del futuro beato, el Arzobispo explicó: “En el centro, el Corazón de María atravesado por la espada, el Corazón Inmaculado de la Virgen María. Lo rodea una rama de jacinto y del otro lado el laurel de la victoria. ¿Qué quiere decir? Jacinto triunfará por María”.

“Eso es lo que, con el Santísimo Rosario, generaciones de cristianos desde hace 8 siglos por lo menos, experimentan como una realidad de sus vidas”, reflexionó.

“Frente a las dificultades, frente a la enfermedad, frente a la muerte, frente a los miedos que muchas veces nos atraviesan, frente al dolor del pecado, tenemos el Rosario en la mano y entonces nos sentimos seguros, porque sabemos que por María podemos triunfar”, aseguró.

“Eso le queremos decir hoy a la Virgen Santísima, Nuestra Madre: nosotros sabemos que por medio tuyo podemos triunfar, al igual que nuestro queridísimo primer obispo”, concluyó.

El P. Ignacio Amorós, de la Diócesis de Maldonado, asistió por primera vez junto a una delegación de 40 personas que llegaron desde su diócesis a bordo de un ómnibus “con mucha ilusión de participar de este testimonio de fe público en Uruguay”.

“Sobre todo, queriendo participar del Rosario, que es como decía San Juan Pablo II, ‘arma poderosa’, que queremos que ayude a irradiar el amor de Jesús en todo nuestro país del Uruguay”.



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