Proteger a los no nacidos cumple la palabra de Dios, dice arzobispo en Misa pro-vida

El arzobispo Allen H. Vigneron reza durante la Misa Anual por la Protección de los No Nacidos en la Catedral “Most Blessed Sacrament” en Detroit el 23 de enero. La Misa también coincide con el Domingo de la Palabra de Dios, proclamado en 2019 por el Papa Francisco para ayudar a la Iglesia a centrarse en la revelación de Dios a su pueblo. (Fotos de Valaurian Waller | Detroit Catholic)

En el Domingo de la Palabra de Dios, la Misa Anual por la Protección del No Nacido permite a la arquidiócesis de Detroit rezar por el fin del aborto legalizado

DETROIT — Los defensores de la vida desafiaron el frío y la nieve el domingo 23 de enero para orar por la seguridad de los más inocentes de la sociedad durante la misa anual de la archidiócesis para la protección de los no nacidos en la Catedral Most Blessed Sacrament.

El arzobispo Allen H. Vigneron dio la bienvenida a los fieles a la catedral para celebrar la misa, que coincidió con la marcha por la vida del 21 de enero en Washington, DC, pero también tuvo lugar cuando la Iglesia universal celebró el domingo de la Palabra de Dios (Word of God Sunday), el tercer domingo del tiempo Ordinario.

“Debemos entender que tenemos que apoyarnos en la palabra de Dios en nuestros esfuerzos; que somos dirigdos por la palabra de Dios en nuestra lucha por defender el derecho a la vida”, dijo el arzobispo Vigneron en su homilía. “Nuestra defensa del derecho a la vida se basa en la palabra de Dios y su plan para el florecimiento humano. No es la imposición de una ideología política; no es una decisión partidista. Es actuar sobre la base de lo que Dios nos ha dicho sobre cómo ser felices en este mundo y en el venidero”.

Se muestra un folleto de la misa por la protección de los no nacidos en la Catedral Most Blessed Sacrament. Después de la Comunión, el arzobispo Vigneron dirigió a la congregación en oración a Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de los no nacidos.
Se muestra un folleto de la misa por la protección de los no nacidos en la Catedral Most Blessed Sacrament. Después de la Comunión, el arzobispo Vigneron dirigió a la congregación en oración a Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de los no nacidos.

Al comentar sobre el Evangelio de Lucas, donde Jesús predica en la sinagoga de Nazaret, el arzobispo Vigneron dijo que el trabajo que emprenden los pro-vida es cumplir la palabra eterna de Dios.

“Cuando Dios habló, hizo el mundo, y hoy su discurso rehace el mundo; nos rehace a nosotros", dijo el arzobispo Vigneron. "El discurso de Jesús en Nazaret es una palabra de liberación, de liberación de los pobres, de liberación de los oprimidos, de liberación de los sin techo. El Señor concluye diciendo: 'Hoy se ha cumplido este texto ante vosotros'. Lo que Dios prometió se cumple siempre en la persona de Jesucristo: que Dios hace siempre lo que dice que va a hacer".

La palabra de Dios ha guiado a su pueblo a lo largo de la historia, desde la época de Abraham y el exilio babilónico hasta la actualidad, en la que miles marchan anualmente en la capital de la nación, dijo el arzobispo.

Marguerite Lampertius, miembro de la parroquia de St. Owen en Bloomfield Hills, asistió a la misa con su hija adolescente adoptiva, Ana, para dar testimonio de la vida en Detroit, ya que ambas no pudieron ir a Washington este año.

“Fue la palabra de Dios lo que nos inspiró a mi esposo y a mí a adoptar”, dijo Lampertius a Detroit Catholic. “Así que para las personas que están considerando la adopción, acudan a la palabra de Dios y pidan la inspiración del Espíritu Santo para que les dé valor”.

Aunque la asistencia fue escasa este año debido a la actual pandemia de COVID-19, el arzobispo Vigneron se dirigió a los que estaban viendo la transmisión en vivo, así como a los que asistieron a la Marcha por la Vida este año en Washington, D.C.
Aunque la asistencia fue escasa este año debido a la actual pandemia de COVID-19, el arzobispo Vigneron se dirigió a los que estaban viendo la transmisión en vivo, así como a los que asistieron a la Marcha por la Vida este año en Washington, D.C.

Lampertius y su esposo adoptaron a cuatro niños de Guatemala, lo que le dio a la familia una perspectiva única para llevar al movimiento pro-vida, la de los niños nacidos de madres que eligen la vida y padres que aceptaron la vida en sus familias.

“La adopción sigue siendo una elección; no está extinto o es algo que la gente solía hacer”, dijo Ana Lampertius. “En lo personal, no sé si quiero casarme y pasar por un embarazo, pero quiero adoptar. Fui adoptada, así que quiero tener hijos que hayan pasado por lo que yo he pasado, solo para demostrar que la adopción es algo maravilloso. Siempre hay una familia que acogerá con cariño a tu hijo y lo amará".

Marguerite Lampertius agregó que el vínculo que comparte con sus hijos "es realmente hermoso".

“Siento que ellos (sus cuatro hijos) nos han adoptado, como nosotros los hemos adoptado”, dijo. "Es una relación hermosa y cariñosa que no es perfecta; como todas las familias, se está trabajando en las rupturas. Pero hay tanta gracia que fluye. Pienso en la Sagrada Familia, al ser San José un padre de acogida, un padre adoptivo, como un hermoso modelo a seguir para las familias adoptivas”.

La palabra de Dios obra en el tiempo de Dios

La Marcha por la Vida de este año llega en un momento en que la Corte Suprema de los Estados Unidos está considerando un caso que podría anular la decisión Roe v. Wade de 1973. Al mismo tiempo, una campaña de petición reciente busca anular la centenaria ley de Michigan que prohíbe el aborto, en caso de que se produzca ese fallo.

Un hombre contempla las amplias vidrieras de la Catedral Most blessed Sacrament durante la Misa por la Protección de los No Nacidos el 23 de enero.
Un hombre contempla las amplias vidrieras de la Catedral Most blessed Sacrament durante la Misa por la Protección de los No Nacidos el 23 de enero.

Los altibajos de la situación política pueden resultar a veces agotadores, incluso desalentadores, para los defensores de la vida, pero el arzobispo Vigneron alentó a los fieles a no desanimarse, porque la misión proviene de la palabra de Dios y se completará en el tiempo de Dios.

“La palabra de Dios nos deja un camino para construir una sociedad humana saludable”, dijo el arzobispo Vigneron. “La palabra de Dios ofrece sanidad para las heridas afligidas por el aborto legalizado. La palabra de Dios nos da —me da— valor renovado porque su palabra es eficaz. Quizá no sea de acuerdo al tiempo que nosotros imaginamos que es el adecuado. A veces, tenemos que esperar con paciencia a que Dios actúe. Pero Dios actuará. Él hará lo que dice”.

Después de la Comunión, los fieles rezaron a la Virgen de Guadalupe, patrona de los niños no nacidos, para que Estados Unidos y todos los estadounidenses adopten una cultura de vida y misericordia que pueda sanar las muchas divisiones que enfrenta el país.

“Nunca se desanimen”, dijo el arzobispo. “A pesar de los desafíos que enfrentamos, la palabra de Dios es omnipotente, todopoderosa, y Él, de acuerdo con Su plan, a través de cualquier trabajo que podamos ofrecer, cumplirá Su plan para rehacer el mundo como Él quiere.”



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