La parroquia de San Gabriel organiza un retiro para ayudar a encontrar paz y sanación espiritual a través de la oración y la introspección profunda
En medio del ajetreo y el estrés cotidiano, los retiros se presentan como auténticos oasis de serenidad y renovación. Son momentos que permiten desconectarse de la rutina para conectarse con uno mismo y con lo realmente esencial: Cristo.
Los Evangelios muestran que más de una vez Jesús se apartaba a lugares desiertos para orar, evidenciando que encontrar tiempo para el descanso, la oración y la reflexión es esencial en la vida de todo cristiano.
Durante más de tres décadas el Grupo de Oración Josué de la St. Gabriel Parish, que forma parte de la Renovación Carismática Católica, ha organizado un retiro anual. En entrevista con Detroit Catholic en español, Pedro Jauregui, uno de los organizadores, explicó que el lema del retiro cambia cada año en respuesta a las necesidades emergentes de la comunidad.
Bajo el nombre de “Jesús, Fuente de Sanación”, este año el retiro se llevará a cabo los días 24 y 25 de agosto en la St. Gabriel Parish. Este encuentro busca reavivar la fe y promover la sanación espiritual en la comunidad.
Según el Papa Francisco, “Dios es débil sólo ante la oración de su pueblo. Por lo tanto, la oración es la verdadera fuerza del hombre: nunca debemos cansarnos de llamar a la puerta del corazón de Dios”. Esta cita resuena profundamente con el objetivo del retiro: crear un espacio donde los participantes puedan experimentar la sanación espiritual a través de la oración y la reflexión.
Angélica González, coordinadora del Grupo de Oración Josué, explicó que este año se decidió organizar un retiro de sanación ya que muchas veces las personas se acercan al grupo buscando alivio para sus dolencias físicas, mientras que otros anhelan sanar heridas interiores.
“El objetivo de este retiro es que las personas comprendan que sanar no es estar bien físicamente, sino estar bien espiritualmente con Dios. Claro, si Dios nos da la sanación física, mejor. Pero nuestro enfoque es más hacia la sanación de heridas interiores, rencores y resentimientos”, enfatizó Pedro.
El evento de dos días tiene como propósito guiar a cada persona hacia un encuentro personal y transformador con Cristo, ofreciendo una experiencia veraz de la presencia de Jesús en sus vidas. Es un llamado a reconocer que Dios está junto a nosotros y que hay un lugar donde pueden reunirse y orar por sus necesidades.
La arquidiócesis, a través de sus grupos, busca fomentar la evangelización mediante un conocimiento más profundo de la fe y la integración de la familia en la comunidad parroquial, lo que les recuerda que no están solos.
“Tratamos de formar a las personas para que conozcan más de su fe y se integren en una comunidad”, dijo Angélica a Detroit Catholic en español. Esta integración es fundamental para el crecimiento espiritual continuo y el fortalecimiento de la comunidad local.
Este año, el retiro cuenta con la visita especial del Padre Antonio Durán, de la República Dominicana, conocido por su carisma de sanación y liberación. Además, el Padre Tony Blount, SOLT y el Padre Cornelious Okeke estarán presentes.
Los tres sacerdotes estarán a cargo de seis charlas que han sido cuidadosamente diseñadas para guiar a los participantes a través de un proceso de sanación y autoconocimiento. Temas como “Sanar las heridas del pasado” y “Perdón y reconciliación” están destinados a llevar a los asistentes a una comprensión más profunda de su fe y de sí mismos.
Además, las actividades programadas incluyen una Hora Santa, la Santa Misa, confesiones, almuerzo, momentos de alabanza y testimonios.
El grupo del ministerio de alabanza de la iglesia de Pontiac estará animando a los participantes a través de música y oración. Su misión es motivarlos y prepararlos, guiándolos a abrir sus corazones para recibir la próximo charla.
El impacto de estos retiros va más allá del evento en sí. Durante la entrevista, Pedro señaló que muchos participantes regresan a sus comunidades parroquiales con un renovado sentido de propósito y compromiso.
“Lo que vemos es que aumenta mucho la participación de la gente en sus comunidades parroquiales. Después de la pandemia, la participación se redujo, pero siempre está activa la comunidad”.
El retiro “Jesús, Fuente de Sanación” es un llamado a todos, incluidos aquellos que no asisten regularmente a la Iglesia. Pedro anima a los indecisos a considerar este encuentro como una oportunidad, un regalo que brinda Iglesia católica a cada individuo para que pueda tomar las riendas de sus acciones y buscar una transformación y sanación personal.
“Muchas veces no nos conocemos a nosotros mismos o no sabemos por qué reaccionamos o actuamos de ciertas formas y vivimos culpando a nuestros padres. A menudo los hacemos responsables de nuestros problemas y no queremos tomar la responsabilidad de cambiar nosotros, siendo que el cambio depende de cada uno”.
Angélica lo resume con claridad: “Es una experiencia única e irrepetible. Dios siempre está dispuesto a darse a nosotros y no se deja ganar en generosidad”.
La actual coordinadora del Grupo de Oración Josué es un ejemplo vivo de que un retiro “puede cambiar la vida de cualquiera como me pasó a mí. Allí puede estar la respuesta que uno tanto busca en otras cosas”.
Angélica comenzó a formar parte del grupo hace aproximadamente doce años, tras haber recibido una invitación a participar. Esa misma noche experimentó el primer milagro: su hija, quien estaba atravesando una enfermedad, quedó sanada. Además, años más tardes, su esposo se convirtió al catolicismo y se casaron por Iglesia.
“Cuando asistí a mi primer retiro yo era católica, pero de labios solamente, como solemos decir en México. Después de mi primer encuentro con Cristo, de haber asistido al grupo de oración y a los retiros puedo afirmar que soy católica practicante, viviendo y compartiendo mi fe con mi familia y con los demás. He experimentado muchos cambios en mi vida gracias a Dios, y quiero compartir esa alegría con los demás”.
En un tiempo de desafíos y distracciones, el retiro “Jesús, Fuente de Sanación” representa una valiosa oportunidad para la sanación espiritual y el crecimiento personal. Al tomarse un tiempo para retirarse y buscar la paz en la presencia de Dios, los participantes pueden volver a sus actividades con una renovada energía y un propósito más profundo de vivir acorde a su fe católica.
