En Our Lady Queen of Angels, en Detroit, se realiza cada año la Bendición de los Camiones, una costumbre que empezó en México para brindar seguridad y protección a los conductores
DETROIT - Cada año, decenas de camioneros estacionan sus camiones afuera de la iglesia Our Lady Queen of Angels, en el suroeste de Detroit, y van a Misa.
Luego, los conductores y sus familias se dirigen al estacionamiento y se paran frente a sus camiones, donde esperan su turno para recibir la bendición de un sacerdote, quien rocía agua bendita sobre ellos y sus vehículos.
"La Bendición de los Camiones es una tradición que se celebra desde hace ocho años en Our Lady Queen of Angels, que es parte de la parroquia Our Lady of Guadalupe en Detroit", dijo el P. Adalberto ("Beto") Espinoza, administrador de Our Lady of Guadalupe, que incluye Our Lady Queen of Angels and St. Stephen/Mary, Mother of the Church.

Aproximadamente 40 camiones participaron de la bendición el sábado 9 de septiembre; otros años, casi el doble de camiones asistieron al evento.
"Esta tradición es muy importante porque los conductores pueden dar gracias a Dios por su trabajo, ya que la mayoría de ellos son inmigrantes. Llegaron aquí con sus familias y consiguieron trabajo", explicó el padre Espinoza a Detroit Catholic. "Están felices de poder venir a dar gracias a Dios por su trabajo y pedirle que los proteja durante sus viajes”.
"La Bendición de los Camiones es una tradición común en México", dijo Jesús Huerta, papá de seis hijos que fue el primero en proponerle al P. Espinoza que la tradición continuara en Detroit.
"Se trata de un verdadero acontecimiento familiar", explicó el P. Espinoza. Un grupo de mariachis tocó mientras el sacerdote daba la bendición (el padre Espinoza, quien normalmente da la bendición, dejó que un sacerdote mexicano que estaba de visita hiciera los honores este año). Al terminar, todas las familias celebraron con una cena.

"La mayoría de estos conductores y sus familias son de Jalisco, México”, explicó el padre Espinoza. "Es una ciudad grande en donde viven muchos católicos, por eso siempre vienen aquí todos los años. Algunos de ellos son camioneros al igual que sus padres. Por eso es muy importante para ellos continuar con la tradición".
La vida en la ruta implica muchas horas detrás del volante, a pesar de que la ley establece que los conductores solo pueden trabajar 14 horas y manejar 11 horas al día.
"No hay horario; nunca sé a qué hora llegaré a casa. En la carretera puede pasar cualquier cosa", explica a Detroit Catholic Eric Garza, propietario de un camión rojo. "A veces planeo estar en casa al día siguiente, pero sale algún imprevisto. Hace apenas un mes, me quedé atascado en Carolina del Norte. Supuestamente tenía que estar en casa el viernes, pero llegué el lunes. Cuando estoy en casa, me relajo y paso tiempo con mis hijos y mi familia".

Cuando estamos trabajando, tenemos tiempo de sobra para escuchar música y rezar, afirmó Juan Arriga, propietario y conductor de un camión.
"Mientras trabajo voy rezando", dijo Arriga a Detroit Catholic. " Siempre rezo antes de salir a la carretera, y le pido a Dios que me guíe durante mi jornada y me proteja de todos los peligros”.
Al salir del estacionamiento, todos los camiones tocan el claxon.
"Me encanta esta tradición", dijo el P. Espinoza. "Año tras año vienen aquí, y eso me pone muy contento".
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