A medida que se acerca el cónclave, sacerdotes de Detroit destacan que el Papa Francisco promovió una cultura de misericordia y encuentro en todo el mundo
DETROIT - El P. Ryan Asher se siente bendecido por haber conocido al Papa Francisco en tres ocasiones mientras estudiaba en Roma. El sábado, el P. Asher recibió otra bendición inimaginable al concelebrar la Misa en sufragio por el pontífice, fallecido el 21 de abril.
Como seminarista de la Arquidiócesis de Detroit, el P. Asher estudió en Roma durante cuatro años. Tras ser ordenado sacerdote por el Arzobispo Allen H. Vigneron en mayo de 2024, el P. Asher regresó a Roma el pasado otoño, donde completará su licenciatura en Sagrada Teología el próximo mes de junio.
El P. Asher no imaginaba tantos cambios en apenas siete meses.
“Me fui de Michigan rezando por el Arzobispo Allen Vigneron y por el Papa Francisco, y ahora, cuando vuelva en junio, ambos nombres serán diferentes”, dijo el P. Asher a Detroit Catholic, refiriéndose a la toma de posesión el 18 de marzo del nuevo Arzobispo de Detroit, Edward J. Weisenburger.
Cuando el Papa Francisco murió el 21 de abril, el P. Asher estaba visitando el norte de Italia con sus padres, Roy y Judy Asher, después de celebrar juntos el Triduo en Roma. Regresaron a la capital italiana el 24 de abril y fueron a la Basílica de San Pedro para rezar junto al féretro del Papa Francisco.
Más de 200 cardenales y 750 obispos y sacerdotes concelebraron la Misa del funeral del Papa Francisco. El P. Asher tomó asiento a las 7 de la mañana para el funeral de las 10 de la mañana. Estaba sentado junto a sus compañeros de clase y en la misma fila que el P. David Pellican, otro sacerdote de Detroit que estudia teología dogmática sacramental en Roma.
"Es una experiencia muy fuerte en la Iglesia universal, especialmente con tantos sacerdotes reunidos para ofrecer la Misa por el descanso del alma del Papa. La liturgia funeraria de la Iglesia es siempre evocadora y de gran riqueza simbólica, especialmente ésta", dijo el P. Asher. “Es un momento decisivo en la vida de la Iglesia; es la Iglesia siendo la Iglesia”.


El Papa Francisco dejó una huella profunda en el P. Asher, especialmente ahora que se prepara para volver al ministerio parroquial este verano.
“Nos llevará algo de tiempo desentrañar su legado, incluyéndome a mí mismo, pero el Papa Francisco tenía una gran sencillez, no buscaba ser el centro de la atención”, dijo el P. Asher. “Especialmente desde que estoy en Roma, disfruté mucho de sus homilías, que es donde su formación jesuita se manifestaba”.
El P. Asher se graduó en la University of Detroit Jesuit High School. El Papa Francisco fue el primer jesuita en ser elegido Papa.
"Me conmovieron sus ideas sobre la vida espiritual y la oración, consciente de las acciones tanto del Espíritu Santo como del maligno. Ese enfoque es muy ignaciano y jesuita", dijo el P. Asher.
Cuando estuvo en Roma, el P. Asher asistió al Ángelus dominical del Papa Francisco y a la reflexión en la Plaza de San Pedro siempre que pudo.
“Me sentí agradecido por su pasión por la evangelización”, dijo el P. Asher. “En mis propias homilías, me gusta compartir algo que le escuché decir al Papa Francisco: Conocer a Jesús es el mejor regalo que cualquier persona puede recibir; que lo hayamos encontrado es lo mejor que nos puede pasar en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y nuestras obras es nuestra mayor alegría”.
Este sentimiento, que el Papa Francisco citó en algunas ocasiones, fue expresado por primera vez por el Papa Benedicto XVI en 2007 en un sínodo de obispos latinoamericanos y caribeños celebrado en Aparecida, Brasil.
“Yo creo que eso resume de manera bastante simple y hermosa mi llamado al sacerdocio: sentirme impulsado por el deseo del corazón que Dios ha puesto en mí, y compartir ese Evangelio con los demás”, dijo el P. Asher.
Al igual que el P. Asher, otro sacerdote de Detroit, el P. Dave Tomaszycki, estudió en Roma durante cinco años. Fue ordenado sacerdote en 2016.
El P. Tomaszycki estaba en Roma cuando el Papa Benedicto XVI renunció al papado. Trece días después, comenzó el cónclave, y el entonces seminarista P. Tomaszycki y sus compañeros decidieron renunciar a las aulas por la Plaza de San Pedro. El Papa Francisco fue elegido en un lluvioso día de marzo, y como la mayoría de la gente en la plaza tenía paraguas y estaba a unos metros de distancia, el P. Tomaszycki y sus amigos pudieron esquivar los paraguas y llegar hasta la parte delantera de la multitud. Cuando el humo blanco salió de la Capilla Sixtina aquella tarde, el P. Tomaszycki estaba junto a la puerta principal. Media hora más tarde, pudo ver por primera vez al Papa Francisco en el balcón de la Basílica de San Pedro.

Unos meses después, el P. Tomaszycki tuvo la oportunidad de asistir la Misa del Papa Francisco. Le entregó al Santo Padre su solideo, que el Papa usó durante la celebración. Durante su pasantía parroquial el verano anterior, el P. Tomaszycki había conocido a un feligrés que hacía rosarios. El hombre le regaló dos, y uno de ellos fue el que el P. Tomaszycki le obsequió al Papa ese día. Francisco escuchó la historia del feligrés y agradeció el regalo.
Dos semanas antes de su ordenación en 2016, el P. Tomaszycki volvió a encontrarse con el Papa, quien bendijo el cáliz que ha usado desde entonces.
“El Papa Francisco hablaba siempre del encuentro: del encuentro con los demás y con Dios. Eso implica relacionarse verdaderamente con las personas y verlas como seres humanos, sin rebajarlas”, explicó el P. Tomaszycki.
Francisco proclamó 2016 como el Año de la Misericordia, o Jubileo de la Misericordia, el mismo año en que el P. Tomaszycki fue ordenado.
“La misericordia fue un tema central para él. Yo soy pecador, así que necesito misericordia, y soy sacerdote, así que me toca dispensar la misericordia de Dios”, dijo el P. Tomaszycki, quien actualmente se desempeña como secretario del arzobispo Weisenburger. “El Papa Francisco siempre nos animaba a inclinarnos por el lado de la misericordia.”
Mientras el cónclave se prepara para comenzar el 7 de mayo para elegir a un nuevo Papa, el P. Asher planea quedarse cerca de la Plaza de San Pedro para ver el humo que saldrá dos veces al día desde la Capilla Sixtina.
“Si no estoy en la plaza cuando se informe que hay humo blanco, saldré corriendo hacia allí en cuanto pueda”, dijo el P. Asher.
Espera que, como el P. Tomaszycki, tenga la dicha de ver elevarse el humo blanco, escuchar repicar las campanas y presenciar la primera aparición del nuevo Santo Padre ante los fieles reunidos.