El arzobispo fue una figura clave en el Sínodo 16 de Detroit y guió a la Iglesia en Guam con serenidad en tiempos difíciles
DETROIT - El Arzobispo Michael J. Byrnes, un discípulo nacido y criado en Detroit cuyo amor por Jesucristo lo llevó a difundir el Evangelio tanto en la Arquidiócesis de Detroit como en el mundo, especialmente en Agaña, Guam, falleció el 30 de mayo a los 66 años.
Ex obispo auxiliar de Detroit, lideró la Iglesia Católica en el territorio estadounidense de Guam durante seis años, a partir de 2016. En 2022, regresó a Detroit para estar más cerca de sus amigos y familiares, ya que su salud se deterioraba debido al Alzheimer. El Papa Francisco aceptó su renuncia en marzo de 2023.
Se encontraba recibiendo cuidados paliativos, y falleció en paz, acompañado de amigos y personal médico.
El cuerpo del Arzobispo Byrnes será velado el domingo 8 de junio en elSacred Heart Major Seminary de Detroit de 1 a 8 p.m., con un servicio de la Palabra a las 7 p.m. La Misa de funeral se celebrará el lunes 9 de junio a las 2 p.m. en la Cathedral of the Most Blessed Sacrament, precedida por un tiempo de visita desde el mediodía hasta la 1:45 p.m.
“La historia del Arzobispo Byrnes como sacerdote y obispo en la Arquidiócesis de Detroit fue un ejemplo en todo sentido”, dijo el Arzobispo de Detroit, Edward J. Weisenburger. “No me sorprendió que la Santa Sede le encomendara la difícil tarea de dirigir la Arquidiócesis Metropolitana de Agaña, en Guam. Era una persona muy inteligente, muy trabajadora y con una enorme sensibilidad pastoral”.
El Arzobispo Byrnes es recordado con mucho cariño por su etapa como obispo auxiliar en la Arquidiócesis de Detroit, cuando tuvo que supervisar la Región Noreste de la arquidiócesis, y antes de eso como vicerrector del Sacred Heart Major Seminary de Detroit.
“Es especialmente recordado por su trabajo en el Sacred Heart Major Seminary, donde contribuyó a la formación de muchos de nuestros sacerdotes”, continuó el Arzobispo Weisenburger. “Lo conocí personalmente a través de las reuniones de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, y siempre me impresionaron su agudeza y profundidad al abordar diversos temas. Siento profundamente su muerte, pero me llena de esperanza pensar que ya participa de la gloria de Dios”.
Durante la preparación del Sínodo 16, el anterior Arzobispo de Detroit, Allen H. Vigneron, le encargó al Arzobispo Byrnes que dirigiera la organización del Sínodo, mientras la arquidiócesis rezaba y discernía lo que tenía que hacer para convertirse en una Iglesia más evangelizadora y abierta hacia los demás.

El 31 de octubre de 2016, pocas semanas antes del inicio del Sínodo, el Papa Francisco nombró al entonces Obispo Byrnes arzobispo coadjutor de Agaña, Guam. Fue instalado apenas 10 días después de que terminara el sínodo.
En ese momento, el Arzobispo Vigneron describió al Arzobispo Byrnes como un hombre que “tiene muchos talentos, pero lo que más lo distingue es su profunda fe en Jesucristo, que lo prepara bien para esta misión apostólica. Lo acompañan nuestro cariño y nuestras oraciones”.
Por su parte, el arzobispo Byrnes afirmó que su trabajo en el sínodo — y su tiempo en Detroit en general — fue un don de Dios que esperaba diera frutos en la vida de la Iglesia.
“Para eso existe la Iglesia”, dijo el Arzobispo Byrnes en una entrevista con The Michigan Catholic en 2015 sobre el sínodo, que se centró en la evangelización. “La Iglesia existe simplemente para difundir el mensaje de Jesús, tanto con su testimonio como con sus palabras, para llevar el Evangelio ‘a toda criatura’. Se espera que todos conozcan el Evangelio, y eso depende enteramente de nosotros”.
A pesar de la llamada a dejar su ciudad natal, Detroit, para una misión al otro lado del mundo, el Arzobispo Byrnes aceptó su nuevo destino con alegría y humildad, a pesar de los retos que esto implicaba.
Al suceder al Arzobispo anterior de Guam, Anthony S. Apuron, quien fue relevado de su autoridad pastoral y administrativa en 2016 tras recibir denuncias de abuso sexual a menores, el Arzobispo Byrnes emprendió la tarea de restaurar la reputación y la dignidad de la Iglesia en ese país mayoritariamente católico.

Tras la sentencia impuesta en 2019 al Arzobispo Apuron por la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano, el Arzobispo Byrnes ofreció una disculpa pública por la “traición y profundo sufrimiento” que vivieron las víctimas. Calificó los delitos como “una vergüenza dolorosa y profunda” y se comprometió a que la arquidiócesis de Agaña “se asegurará de que nunca más se repita el terrible daño causado a los inocentes”.
En enero de 2019, la Arquidiócesis de Agaña se declaró en bancarrota tras numerosas denuncias de abuso sexual. En abril de ese mismo año, el Arzobispo Byrnes sucedió oficialmente al Arzobispo Apuron —quien hasta entonces seguía siendo, canónicamente, el arzobispo de Guam.
“Mi predecesor como líder del pueblo católico en Guam siempre será recordado por la inmensa fe, dedicación y perseverancia con la que guió a la arquidiócesis durante algunos de los años más difíciles en la historia de nuestra Iglesia en la isla”, expresó el actual Arzobispo de Guam, Ryan P. Jimenez, poco después de enterarse del fallecimiento del arzobispo Byrnes. “Demostró gran valentía, fe y obediencia el 31 de octubre de 2016, cuando aceptó el llamado del Papa Francisco para viajar a un lugar que apenas conocía y dirigir a nuestro pueblo”.
“Michael Jude Byrnes ocupa un lugar muy especial en la historia de la Iglesia en Guam y también en el corazón de nuestro pueblo”, añadió el Arzobispo Jimenez. “Lamentamos su partida, pero damos gracias a nuestro Dios misericordioso por habernos regalado a este fiel servidor, líder y amigo”.
Michael Jude Byrnes nació en Detroit el 23 de agosto de 1958. Fue uno de los dos hijos de Patrick y Marie (McAndrew) Byrnes.
Cursó estudios en escuelas públicas y parroquiales, y se graduó de la Detroit Catholic Central High School en 1976. Luego ingresó en la Universidad de Michigan, en Ann Arbor, para estudiar microbiología, con la intención de dedicarse a la medicina.

Después de graduarse, el Arzobispo Byrnes trabajó como técnico de laboratorio de bioquímica mientras se involucraba con una comunidad carismática en el campus.
Luego comenzó a trabajar a tiempo completo en el ministerio universitario de University Christian Outreach en Eastern Michigan University, en Ypsilanti, mientras se integraba a una fraternidad religiosa laica, los Servants of the Word.
Mientras discernía su vocación al sacerdocio, e inspirado por el P. Remy McCoy, su primo segundo, un sacerdote misionero que sirvió en Ghana, el Arzobispo Byrnes ingresó al Sacred Heart Major Seminary en Detroit, donde estudió bajo la dirección del entonces P. Allen Vigneron, rector del seminario.
“Conocí al Arzobispo Byrnes hace unos 40 años, cuando ingresó al Sacred Heart Major Seminary para mejorar su servicio a la misión de evangelización”, recordó el Arzobispo Vigneron. “A lo largo de los años, ese compromiso por compartir la Buena Nueva de Jesús lo llevó a ser sacerdote, a servir como párroco y profesor, y luego a aceptar el ministerio episcopal. Durante todos estos años he admirado su confianza inquebrantable en la luz del Espíritu Santo que guía sus pasos y hace que su servicio dé buenos frutos, a pesar de los desafíos”.
El Arzobispo Byrnes fue ordenado sacerdote para la Arquidiócesis de Detroit por el Cardenal Adam J. Maida el 25 de mayo de 1996, en la Cathedral of the Most Blessed Sacrament.
Su primer nombramiento fue como vicario parroquial en St. Joan of Arc Parish en St. Clair Shores, donde sirvió hasta 1999.

“En los primeros años de su sacerdocio, en St. Joan of Arc tuvimos la suerte de contar con él entre nosotros”, publicó la parroquia en Facebook. “Su etapa aquí como sacerdote joven se caracterizó por su cuidado pastoral, liderazgo amable y un profundo amor por la Eucaristía y por la gente a la que servía. Muchos de nuestros feligreses de toda la vida lo recuerdan con mucho cariño y agradecimiento por su presencia en nuestra familia parroquial”.
Apasionado corredor y atleta desde sus días de secundaria, el estilo de vida activo del Arzobispo Byrnes inspiraba a quienes lo rodeaban. Participó en más de una docena de maratones y triatlones, incluyendo los de Boston, Chicago, Berlín, Roma y Venecia, además del maratón local de Detroit.
Desde los años 90, los estudiantes de St. Joan of Arc organizan cada año un “Maratón Misionero Padre Mike”, inspirado en su amor por el deporte y su generoso servicio, explicó la parroquia.
Después de obtener su Doctorado en Teología Sagrada en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, en 2003 el Arzobispo Byrnes fue nombrado vice rector del Sacred Heart Major Seminary, bajo el Obispo Jeffrey M. Monforton, quien era rector en ese momento. Al mismo tiempo, fue párroco de la Presentation/Our Lady of Victory Parish en Detroit.
El 22 de marzo de 2011, el Papa Benedicto XVI lo nombró obispo auxiliar de Detroit y obispo titular de Eguga. Fue ordenado obispo el 5 de mayo de 2011 por el Arzobispo Allen H. Vigneron, junto con el actual Obispo auxiliar Arturo Cepeda y el Obispo auxiliar retirado Donald F. Hanchon.
El Arzobispo Byrnes fue precedido en la muerte por sus padres, Patrick y Marie, y por su madrastra, Roberta (Wise) Byrnes. Le sobrevive su hermano Patrick.
El Arzobispo Vigneron destacó que el coraje y la fe con que el Arzobispo Byrnes enfrentó cada misión que el Espíritu Santo le confió fueron una parte fundamental de su carácter, hasta sus últimos días.
“Con esa misma fe firme vivió el Arzobispo su enfermedad final y, al partir, encomendó su espíritu al Espíritu Santo, el Señor y dador de vida”, dijo el Arzobispo Vigneron. “Al confiarlo en manos de nuestro Padre Celestial, quiero compartir esta oración que se dice en los funerales de los obispos: ‘Que ahora disfrute de la eterna compañía de Cristo, en quien siempre puso su esperanza y a quien predicó’”.