El Arzobispo Weisenburger visitó el Zekelman Holocaust Center junto a un grupo de católicos del área de Detroit

El Arzobispo de Detroit, Edward J. Weisenburger, observa unas fotografías de sobrevivientes del Holocausto durante una visita al Zekelman Holocaust Center en Farmington Hills. El arzobispo visitó, acompañado de un grupo de católicos del área de Detroit, el memorial, que documenta la historia del Holocausto, desde las raíces antisemitas de los prejuicios contra los judíos hasta los casos en que líderes públicos —incluidos líderes religiosos— fueron cómplices o participaron en las atrocidades. (Fotos de Valaurian Waller | Detroit Catholic)

El arzobispo se reunió con líderes judíos en el Zekelman Holocaust Center para honrar a las víctimas y fomentar el diálogo

FARMINGTON HILLS — El 18 de agosto, el Arzobispo Edward J. Weisenburger visitó, acompañado de un grupo de católicos, el Zekelman Holocaust Center en Farmington Hills, en el marco del diálogo ecuménico permanente entre la Iglesia y la comunidad judía local.

El arzobispo, quien ya había recorrido el Museo del Holocausto en Washington, D.C., y en Israel, así como la Casa de Ana Frank en Ámsterdam y la única parroquia católica de Gaza, señaló que la experiencia fue una oportunidad para reflexionar sobre las atrocidades del Holocausto y fortalecer los lazos entre los fieles de ambas religiones.

“Se trata de una historia que guardo en lo más profundo de mi corazón”, dijo el Arzobispo Weisenburger. “Creo que siempre debemos ser prudentes al juzgar o criticar. Cualquier forma de racismo debe ser erradicada de nuestras vidas, porque puede transformarse fácilmente en la clase de violencia que acabó con la vida de 6 millones de judíos y de millones de personas más”.

La visita comenzó con una presentación a cargo del rabino Eli Mayerfeld, director ejecutivo del Zekelman Holocaust Center, quien destacó que cada año más de 100,000 personas recorren el museo, entre ellos numerosos alumnos de escuelas y parroquias católicas.

“Como único museo del Holocausto en Michigan, el centro fue fundado en 1984 por un grupo de sobrevivientes locales de la Shoá, el Holocausto”, explicó el rabino Mayerfeld. “Estas personas estaban firmemente decididas a establecer en nuestra comunidad un museo en honor a quienes fueron asesinados durante el Holocausto, y a compartir sus experiencias y educar al público".

Jamie Miskowski (derecha), guía del Zekelman Holocaust Center, habla sobre los campos de trabajo nazis mientras el Arzobispo Weisenburger (izquierda) escucha.
Jamie Miskowski (derecha), guía del Zekelman Holocaust Center, habla sobre los campos de trabajo nazis mientras el Arzobispo Weisenburger (izquierda) escucha.
La visita no solo abordó los crímenes cometidos por los nazis, sino también las historias de resistencia, fe, esperanza y supervivencia de las víctimas judías del Holocausto y de otras personas que sufrieron bajo la tiranía de la Alemania nazi.
La visita no solo abordó los crímenes cometidos por los nazis, sino también las historias de resistencia, fe, esperanza y supervivencia de las víctimas judías del Holocausto y de otras personas que sufrieron bajo la tiranía de la Alemania nazi.

El museo cumple hoy un papel fundamental: recordar al mundo las atrocidades del Holocausto y el flagelo del antisemitismo, y mostrar cómo los crímenes y horrores de los años 30 y 40 aún resuenan en la sociedad actual.

La visita no solo relató los crímenes de lesa humanidad cometidos por los nazis, sino también las historias de resistencia, fe, esperanza y supervivencia de las víctimas judías del Holocausto y de otros que sufrieron bajo la tiranía nazi.

El recorrido comenzó frente a un muro que mostraba el número de personas asesinadas durante el Holocausto —6.258.484— y los países donde fueron víctimas.

“No se trata de seis millones de personas; se trata de una sola persona que fue asesinada seis millones de veces”, dijo Jamie Miskowski, directora del área de educación del Zekelman Holocaust Center y feligresa de Our Lady of Good Counsel en Plymouth.

La exhibición también destacó a católicos heroicos que arriesgaron sus vidas para salvar a miles de los campos de concentración, pero sin ocultar los momentos en que la Iglesia no cumplió con su misión profética de ser testigo del Evangelio de Jesucristo.

“Durante la visita, podrán conocer la larga historia del antisemitismo que desembocó en el Holocausto”, explicó el rabino Mayerfeld. “No es una historia fácil de contar. Requiere humildad y valor para reconocer los orígenes religiosos del antisemitismo, tal como lo promovieron algunos líderes de la Iglesia a lo largo de la historia. Mucho antes del Holocausto, este antisemitismo dividía a judíos y cristianos, y normalizaba la demonización y marginación de los judíos.”

Jamie Miskowski (izquierda), feligresa de Our Lady of Good Counsel en Plymouth, es directora del área de educación del Zekelman Holocaust Center. Como católica, Miskowski reconoció que es difícil mirar el Holocausto y ver momentos en que personas de fe no estuvieron a la altura de los valores del Evangelio, pero también señaló que hay esperanza y fortaleza al conocer las historias de quienes resistieron los horrores del genocidio gracias a su fe.
Jamie Miskowski (izquierda), feligresa de Our Lady of Good Counsel en Plymouth, es directora del área de educación del Zekelman Holocaust Center. Como católica, Miskowski reconoció que es difícil mirar el Holocausto y ver momentos en que personas de fe no estuvieron a la altura de los valores del Evangelio, pero también señaló que hay esperanza y fortaleza al conocer las historias de quienes resistieron los horrores del genocidio gracias a su fe.
La misión del Zekelman Holocaust Center es compartir las historias de los hombres y mujeres que perdieron la vida y sufrieron a manos del régimen nazi, así como promover la educación y el diálogo.
La misión del Zekelman Holocaust Center es compartir las historias de los hombres y mujeres que perdieron la vida y sufrieron a manos del régimen nazi, así como promover la educación y el diálogo.

La exhibición mostró cómo los nazis llegaron al poder, apoyándose en prejuicios históricos contra los judíos y, en algunos casos, con la complicidad e incluso el apoyo de líderes de la Iglesia durante la represión del pueblo judío.

“Durante el Holocausto, muchos alemanes, incluyendo católicos practicantes, apoyaron al Partido Nazi y sus políticas antisemitas”, señaló el rabino Mayerfeld. ““La Iglesia católica no se opuso a las atrocidades nazis contra los judíos, y las decisiones heroicas de pocos católicos que protegieron o salvaron a sus vecinos judíos fueron la excepción”.

“Al reflexionar de manera crítica y honesta sobre esta historia, comprendemos el poder que tiene la elección de cada persona de promover el bien o el mal, y las consecuencias que esas decisiones tienen en la vida de personas reales”, agregó el rabino Mayerfeld.

Como líder de la Iglesia católica en el sureste de Michigan, el Arzobispo Weisenburger reconoció que puede resultar difícil analizar un periodo histórico en el que algunos líderes eclesiásticos no hablaron con la verdad ni defendieron la vida.

Pero también hay figuras, como el Obispo Clemens August Graf von Galen de Münster, que sí utilizaron su posición para proteger a los inocentes. Curiosamente, el Arzobispo Weisenburger conoce al sobrino del obispo, el conde Ferdinand von Galen, quien vive en Arizona.

El rabino Eli Mayerfeld, director ejecutivo del Zekelman Holocaust Center, señala los retratos de sobrevivientes del Holocausto que se trasladaron a Michigan después de la Segunda Guerra Mundial y trabajaron para crear y promover el Zekelman Holocaust Center como un espacio para educar al público sobre los horrores del Holocausto y la vida de más de 8 millones de personas que fueron asesinadas.
El rabino Eli Mayerfeld, director ejecutivo del Zekelman Holocaust Center, señala los retratos de sobrevivientes del Holocausto que se trasladaron a Michigan después de la Segunda Guerra Mundial y trabajaron para crear y promover el Zekelman Holocaust Center como un espacio para educar al público sobre los horrores del Holocausto y la vida de más de 8 millones de personas que fueron asesinadas.
El Arzobispo Weisenburger escucha la historia del antisemitismo en el área metropolitana de Detroit, incluyendo al P. Charles Coughlin, primer párroco de la National Shrine of the Little Flower Basilica en Royal Oak, quien a través de su programa de radio y el periódico Social Justice difundía teorías conspirativas sobre los judíos. El periódico y el programa de radio fueron cerrados en 1942 por orden del entonces Arzobispo de Detroit, Edward A. Mooney.
El Arzobispo Weisenburger escucha la historia del antisemitismo en el área metropolitana de Detroit, incluyendo al P. Charles Coughlin, primer párroco de la National Shrine of the Little Flower Basilica en Royal Oak, quien a través de su programa de radio y el periódico Social Justice difundía teorías conspirativas sobre los judíos. El periódico y el programa de radio fueron cerrados en 1942 por orden del entonces Arzobispo de Detroit, Edward A. Mooney.

“Me gusta pensar que aquellos que se dejan realmente tocar por el mensaje del Evangelio no caen en un pecado grave”, dijo el Arzobispo Weisenburger. “Sin embargo, quizás muchos sí. Lo que siempre hemos enseñado en el catolicismo —y solo puedo hablar de mi religión— es que nuestra fe está formada tanto por pecadores como por santos. Y así, cuando fallamos, siempre tratamos de enfrentar la verdad; y, al hacerlo, nos levantamos y seguimos adelante, tratando de dejar una huella positiva en el mundo con amor”.

Miskowski señaló que, en su rol como directora del área de educación, a veces es difícil hablar sobre las fallas morales de personas de fe, pero también resulta inspirador ver cómo otros mantienen sus creencias en las peores circunstancias imaginables.

“Este espacio ofrece una oportunidad única para que las personas se cuestionen sobre temas profundos de la vida: la existencia de Dios, el sentido del sufrimiento y sus propias experiencias humanas sobre cómo vivir una vida recta y tratar a los demás con justicia y amor”, dijo Miskowski a Detroit Catholic.

“La misión del museo cobra importancia en tiempos de violencia creciente en el mundo, cuando la paz se ve amenazada por la guerra, la opresión y el sufrimiento”, señaló el rabino Mayerfeld.

“Esto es especialmente cierto en el marco de la guerra en Gaza, donde miles de personas han muerto, la hambruna masiva amenaza a cientos de miles más y rehenes israelíes permanecen en cautiverio”, agregó el Arzobispo Weisenburger.

El Arzobispo Weisenburger contempla un rollo de la Torá entre los numerosos objetos y testimonios de sobrevivientes y víctimas del Holocausto conservados en el Farmington Hills memorial center.
El Arzobispo Weisenburger contempla un rollo de la Torá entre los numerosos objetos y testimonios de sobrevivientes y víctimas del Holocausto conservados en el Farmington Hills memorial center.
El Arzobispo Weisenburger habla con un grupo de periodistas sobre su visita al Zekelman Holocaust Center. El arzobispo recorrió museos del Holocausto en Washington, D.C., y en Israel, así como la Casa de Ana Frank en Ámsterdam. Durante la entrevista, se refirió también al sufrimiento que ocurre hoy en día, incluida la guerra en Gaza.
El Arzobispo Weisenburger habla con un grupo de periodistas sobre su visita al Zekelman Holocaust Center. El arzobispo recorrió museos del Holocausto en Washington, D.C., y en Israel, así como la Casa de Ana Frank en Ámsterdam. Durante la entrevista, se refirió también al sufrimiento que ocurre hoy en día, incluida la guerra en Gaza.

“Me siento profundamente consternado por lo que está sucediendo en Gaza, y creo que ignorar el sufrimiento, el dolor y la matanza injusta de decenas de miles de personas sería una traición a todo lo que representa este magnífico museo”, dijo el Arzobispo Weisenburger.

Este fin de semana, 23 y 24 de agosto, se llevará a cabo una colecta especial de emergencia en las parroquias de toda la Arquidiócesis de Detroit para recaudar fondos que apoyen los esfuerzos humanitarios y de ayuda alimentaria en Gaza.

Tras el recorrido, el Arzobispo Weisenburger se reunió con líderes de las comunidades católica y judía del área metropolitana de Detroit, incluida la Federación Judía de Detroit, para fomentar alianzas continuas y oportunidades educativas.

“Los casos de tensiones raciales y religiosas, los incidentes de violencia masiva en todo el mundo y el número cada vez menor de personas que conservan viva la memoria de los horrores del Holocausto hacen que sea aún más importante que las generaciones jóvenes estudien el pasado, aprendan de él y den voz a quienes enfrentan el odio”, agregó Miskowski.

El Zekelman Holocaust Center trabaja frecuentemente con los hijos y nietos de sobrevivientes del Holocausto “para contar sus historias y mantenerlas vivas para la próxima generación”, explicó Miskowski.

“Las personas no pueden recorrer estas exhibiciones sin escuchar esas historias personales, sin ser testigos de esos testimonios”, dijo Miskowski. “Sigue siendo una experiencia profundamente personal que permite a la gente conectar su aprendizaje con el mundo en el que vivimos hoy.”



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