A pesar de la devastación, “la esperanza sigue viva” en Gaza, afirmó el cardenal Pizzaballa en Detroit

El cardenal Pierbattista Pizzaballa, OFM, patriarca latino de Jerusalén, bendice a los fieles al concluir la Misa en St. Thomas Chaldean Catholic Church, en West Bloomfield, el 4 de diciembre, en su primera aparición pública durante su visita pastoral de cuatro días al sureste de Michigan. Tras la celebración, el cardenal se reunió con cientos de personas en el Shenandoah Country Club para una cena benéfica en apoyo a los cristianos de Tierra Santa. (Fotos de Steven Stechschulte | Detroit Catholic)

El patriarca celebró Misa y compartió su testimonio con la comunidad caldea al inicio de su visita pastoral a Detroit

WEST BLOOMFIELD — La comunidad caldea del área metropolitana de Detroit se unió a fieles de todo el sureste de Michigan para participar en la Santa Misa celebrada por el cardenal Pierbattista Pizzaballa, OFM, patriarca latino de Jerusalén, en St. Thomas Chaldean Catholic Church, en West Bloomfield.

El 4 de diciembre, en la primera jornada de su visita pastoral de cuatro días a Detroit, el cardenal Pizzaballa concelebró la Eucaristía junto al arzobispo de Detroit, Edward J. Weisenburger, el obispo caldeo Francis Y. Kalabat y otros prelados. Durante la celebración, compartió un mensaje sobrio pero lleno de esperanza, invitando a los fieles a rezar y a mantenerse solidarios con las comunidades que sufren en Tierra Santa.

En su homilía, el cardenal trazó un paralelismo entre la visión del profeta Isaías sobre la reconstrucción en medio de la destrucción y la actual devastación y crisis humanitaria en Medio Oriente, destacando el papel de la Iglesia como promotora de la paz y la estabilidad.

“La esperanza sola no es suficiente, necesita de la fe”, afirmó el patriarca. “Estuve varias veces en Gaza durante la guerra, y todo parece un enorme desierto de ruinas. Todo está destruido, no solo la infraestructura. La devastación humana es inmensa, en todas partes. Sin fe, el futuro es completamente desalentador. Pero podemos tener una mirada diferente desde la fe”.

El cardenal Pierbattista Pizzaballa, OFM, patriarca latino de Jerusalén, pronuncia la homilía el 4 de diciembre en St. Thomas Chaldean Catholic Church, en West Bloomfield, en su primera aparición pública durante su visita pastoral de cuatro días a Detroit.
El cardenal Pierbattista Pizzaballa, OFM, patriarca latino de Jerusalén, pronuncia la homilía el 4 de diciembre en St. Thomas Chaldean Catholic Church, en West Bloomfield, en su primera aparición pública durante su visita pastoral de cuatro días a Detroit.

El cardenal Pizzaballa señaló que, en la semana previa a su visita a Detroit, se encontraba en el Líbano junto al papa León XIV y al cardenal Louis Raphaël I Sako, prelado caldeo que ha servido como patriarca de Bagdad, en un encuentro que reunió a todos los patriarcas de Medio Oriente.

“Tuvimos un intercambio muy rico, compartiendo nuestras experiencias, dificultades y también nuestras esperanzas”, comentó el cardenal Pizzaballa, al expresar además su deseo de que algún día el Papa pueda visitar Tierra Santa, cuando las circunstancias lo permitan.

Tras la Misa, cientos de personas se reunieron en el Shenandoah Country Club, en West Bloomfield, para participar de una cena benéfica destinada a apoyar a los cristianos de Medio Oriente, uniendo así a la Iglesia local con la Iglesia de Tierra Santa en la oración, la generosidad y la solidaridad.

La comunidad se congregó para rendir homenaje al cardenal Pizzaballa y expresar su apoyo a la Iglesia de Jerusalén, tendiendo la mano a quienes perseveran en la fe en la tierra donde Cristo nació, sufrió y resucitó.

Antes de dirigirse a los presentes, el cardenal Pizzaballa recibió de manos del obispo Kalabat, de la Diócesis Caldea Católica de St. Thomas the Apostle, las reliquias de cuatro mártires caldeos asesinados en 2007.

“Les ofrecemos nuestro sacrificio unido al de ustedes”, expresó el obispo Kalabat, quien añadió que el papa León XIV había ofrecido sus oraciones por los mártires.

A lo largo de la velada, se recaudaron al menos 200.000 dólares para apoyar a los cristianos de Tierra Santa, anunció el P. Marcus Shammami, maestro de ceremonias del evento.

Los fieles rezan mientras el cardenal Pierbattista Pizzaballa celebra la Misa el 4 de diciembre en St. Thomas Chaldean Catholic Church, en West Bloomfield.
Los fieles rezan mientras el cardenal Pierbattista Pizzaballa celebra la Misa el 4 de diciembre en St. Thomas Chaldean Catholic Church, en West Bloomfield.

“Estamos aquí para apoyar a los cristianos de Tierra Santa, a quienes más lo necesitan, a quienes son los custodios de los lugares por donde caminó Jesús, donde enseñó, donde sufrió, murió y resucitó”, expresó el P. Shammami. “Su presencia no solo es un vínculo vivo con los primeros tiempos de nuestra fe, sino también un signo de esperanza en una región marcada por siglos de conflicto, de guerra y de sufrimiento”.

El P. Shammami añadió que el dolor vivido por muchos miembros de la comunidad caldea provenientes de Irak los une profundamente al sufrimiento de los cristianos en Palestina.

Desde su llegada a Jerusalén, el cardenal Pizzaballa señaló que ha sido testigo de innumerables guerras en la región y de la devastación que estas han dejado. Sin embargo, afirmó que los dos años de destrucción en Tierra Santa, iniciados el 7 de octubre de 2023, han sido “los más duros de todos”.

“Al hablar con la gente allí, queda claro que ha sido el momento más difícil en décadas, si no en generaciones”, afirmó el cardenal Pizzaballa.

El cardenal señaló que el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 “es horrible” y que “debemos decirlo con toda claridad: es completamente inaceptable”. Sin embargo, añadió que “la represalia, lo que ocurrió después en Gaza, fue una respuesta aún más dolorosa”.

"En los dos años transcurridos desde la invasión israelí de Gaza, unas 70.000 personas han muerto y más del 80 % de las viviendas han sido destruidas", señaló el cardenal Pizzaballa. "Ya no quedan escuelas ni hospitales, ni acceso regular al agua o a la electricidad. Además, alrededor de dos millones de personas han sido desplazadas", agregó.

Tiendas de campaña que albergan a palestinos desplazados, instaladas el 24 de noviembre de 2025 alrededor del campus de la Universidad Al-Aqsa en Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza (Foto OSV News/Haseeb Alwazeer, Reuters).
Tiendas de campaña que albergan a palestinos desplazados, instaladas el 24 de noviembre de 2025 alrededor del campus de la Universidad Al-Aqsa en Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza (Foto OSV News/Haseeb Alwazeer, Reuters).

“Hoy en Gaza, ya nadie vive donde vivía antes de la guerra”, afirmó el cardenal Pizzaballa. “Todos están desplazados en algún otro lugar, y muchas familias están divididas, perdidas, destruidas”.

El cardenal añadió que, aunque innumerables personas han muerto como consecuencia de los combates, muchas otras han perdido la vida por la falta de atención médica y de ayuda humanitaria. A pesar del alto el fuego, la incertidumbre y la devastación continúan, y muchos viven sumidos en la desesperación.

“Es cierto que ahora hay un alto el fuego, pero la gente sigue muriendo allí, y todo está exactamente igual que antes del cese de hostilidades”, señaló el cardenal Pizzaballa. “Todavía hay muchos cuerpos bajo los escombros. Nadie puede rescatarlos para darles sepultura, porque no hay materiales”.

El cardenal Pizzaballa aclaró que “no estamos en contra de Israel”, pero subrayó que la Iglesia debe seguir denunciando con claridad los horrores que continúan ocurriendo en Gaza.

“Tenemos que ser muy claros con respecto a lo que está haciendo el gobierno israelí, que es inaceptable, injustificable y debe detenerse”, afirmó, al añadir: “La situación nunca cambiará mientras no se reconozca a los palestinos como personas con dignidad y con derecho a la autodeterminación”.

También explicó que, aunque el brazo militar de Hamás “está prácticamente desmantelado”, la falta de un marco estructurado en Gaza ha provocado enfrentamientos entre distintas facciones, lo que vuelve la situación sobre el terreno “cada vez más compleja”.

La realidad de los cristianos en Tierra Santa es todavía más desoladora, indicó. Antes de la guerra, vivían en Gaza unos 1.000 cristianos; hoy, esa cifra se ha reducido a 541. Muchos pudieron huir a Egipto, pero “muchos otros murieron” a causa de la guerra, los incendios o la falta de alimentos y medicinas.

Aunque las instituciones políticas e internacionales no han logrado brindar un alivio efectivo, el cardenal Pizzaballa señaló que, “con enormes dificultades”, organizaciones religiosas y comunitarias de base han encontrado la manera de llevar alimentos para sostener a unas 10.000 familias.

“Los maestros buscan a sus alumnos casi hasta el límite de la desesperación”, relató el cardenal Pizzaballa. “Las madres se organizan entre sí para cuidar a los niños que han quedado, muchos de ellos sin familia, y hay miles en esta situación”.

El cardenal Pizzaballa habla en el Shenandoah Country Club, en West Bloomfield, durante una cena benéfica a favor de los cristianos de Tierra Santa. “Hoy en Gaza, ya nadie vive donde vivía antes de la guerra”, afirmó el cardenal.
El cardenal Pizzaballa habla en el Shenandoah Country Club, en West Bloomfield, durante una cena benéfica a favor de los cristianos de Tierra Santa. “Hoy en Gaza, ya nadie vive donde vivía antes de la guerra”, afirmó el cardenal.

Aun en medio de la devastación, el cardenal Pizzaballa subrayó que cuando se vive desde la fe en Cristo la esperanza sigue siendo posible, gracias a quienes han dado un paso al frente para entregarse a los demás, tanto en Gaza como en distintas partes del mundo.

“La devastación humana sigue siendo una realidad. Esto no va a terminar pronto, pero la esperanza sigue viva”, afirmó el cardenal Pizzaballa. “La esperanza, ante todo, es el Señor resucitado; de Él recibimos la fuerza de nuestra esperanza. Y luego buscamos la presencia del Señor resucitado en la sociedad. Israelíes, palestinos, cristianos, musulmanes y judíos: hay muchas personas dispuestas a dar su vida por los demás.

“Cuando las personas están dispuestas a dar la vida por otros, donde hay fe, también está la raíz de la esperanza”, añadió el patriarca.

Con el apoyo de cristianos en lugares como Detroit y en todo el mundo, el patriarcado espera poder colaborar en la reconstrucción de “al menos una escuela”, señaló el cardenal Pizzaballa, además de continuar brindando ayuda para alimentos, atención médica y necesidades básicas.

El cardenal Pizzaballa recordó a los presentes que, cuando las personas se mantienen unidas, la Iglesia que sufre nunca está sola.

“Tarde o temprano, esta situación llegará a su fin, y cuando eso ocurra, recordaremos quién estuvo con nosotros y quién no. Y estoy seguro de que queremos estar entre aquellos que estuvieron allí con ellos —con los palestinos, pero también con los israelíes, con todos—, con amor, pero también con la verdad necesaria”, expresó el cardenal Pizzaballa al concluir su mensaje. “Porque donde está la verdad, allí está presente Jesús”.

El jefe de redacción de Detroit Catholic, Michael Stechschulte, y la periodista Gabriella Patti contribuyeron a este reportaje.



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