“Nuestra Señora es para todos”: la conferencia buscó promover una devoción muy arraigada en familias y comunidades mexicanas
DETROIT — María, bajo la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, es la emperatriz de todas las Américas, algo que la Federación de Asociaciones de Nuestra Señora de Guadalupe quiere resaltar.
La federación, compuesta por 12 grupos de toda la Arquidiócesis de Detroit consagrados a la Virgen, junto con la Oficina del Ministerio Hispano de la arquidiócesis, organizó la Conferencia 2025 de Nuestra Señora de Guadalupe, que se llevó a cabo el 16 de agosto en el Sacred Heart Major Seminary en Detroit.
Más de 300 personas asistieron al evento bilingüe para escuchar charlas y testimonios sobre Nuestra Señora de Guadalupe, y sobre cómo su mensaje de salvación a San Juan Diego permitió que millones de personas se convirtieran a la Iglesia en el antiguo Imperio Azteca. Ese mismo mensaje continúa hoy acercando a los fieles a su Hijo, explicó Conchis Kargetta, presidenta de la federación.
“Al finalizar la conferencia, queremos que las personas regresen a sus hogares con un mayor sentido de unidad entre las parroquias y culturas que componen la arquidiócesis”, explicó Kargetta. “El mensaje original de María a san Juan Diego fue unir nuestras culturas”.
“Nuestra Señora de Guadalupe no es solo para los mexicanos o los mexicoestadounidenses, sino para todos los católicos”, agregó Kargetta. “Ella es nuestra Santísima Madre, y es para todos, en cada rincón del mundo”.
La jornada del sábado se trató de la séptima conferencia organizada por la asociación, pero la primera que ofreció conferencias en inglés y español.
“Nuestra Señora es la patrona de toda América, además de ser la patrona de los no nacidos. Por eso este año decidimos que la conferencia fuera bilingüe, para que más personas pudieran conocer su mensaje”, dijo Kargetta. “Su mensaje cobra mayor importancia en la actualidad porque nos muestra cómo unir culturas distintas, como la azteca y la española, y cómo su Hijo es el Salvador de todos”.
Durante su charla, el P. Alex Kratz, OFM, director espiritual de Terra Sancta Ministries en Pontiac, reflexionó sobre cómo Dios obró a través de san Juan Diego, un humilde campesino azteca bautizado por los franciscanos, para llevar el mensaje de la Virgen al pueblo de México.

“María quiso que fuera Juan Diego, a pesar de todos sus defectos y limitaciones que él mismo reconocía tener, quien transmitiera el mensaje”, dijo el P. Kratz. “Juan Diego es parte del mensaje. No se trata solo de la tilma y de las apariciones. Se trata de Juan Diego”.
El P. Kratz habló sobre el contexto de las apariciones de María a Juan Diego en el cerro del Tepeyac en 1531, doce años después de la llegada del conquistador español Hernán Cortés y diez años después de la caída del Imperio azteca.
Antes de la llegada de los españoles, los aztecas realizaban sacrificios humanos convencidos de que así el sol saldría al día siguiente. Cuando los españoles prohibieron esa práctica y el sol siguió saliendo, el P. Kratz explicó que la mayor parte de la antigua sociedad azteca quedó devastada y todo su sistema de creencias se derrumbó.
La aparición de la Virgen a Juan Diego en el cerro del Tepeyac llevó esperanza y la verdadera fe a los pueblos que hoy conforman México.
“Ella llega a una cultura marcada por la muerte, donde se produjeron los mayores sacrificios humanos que jamás hayamos visto, donde se sacrificaron 80.000 personas en cuatro días”, dijo el P. Kratz. “Ella viene a traer el mensaje de su Hijo a este pueblo. Restaura una cultura basada en la vida y el amor. Por eso es la patrona del movimiento provida. Y se dirige a los más humildes”.
También vale la pena señalar, añadió el P. Kratz, que Nuestra Señora le pidió a Juan Diego que fuera a ver al arzobispo Juan de Zumárraga de la Ciudad de México para contarle sus revelaciones, y que, incluso después de que el arzobispo no le creyera, volviera a verlo llevando rosas, a pesar de que era invierno en México.

“María obra a través de la autoridad de la Iglesia, y esa es una buena prueba, porque en cada aparición mariana se ve un sentido de obediencia y de sumisión leal, incluso si los obispos o sacerdotes no lo comprenden de inmediato, o incluso se equivocan.
“Jesucristo es capaz de superar esas dificultades”, añadió el P. Kratz. “¿Acaso piensan que la Santa Madre de Dios, que Jesucristo, no es capaz de actuar en medio de los desafíos y arreglar las cosas? Pero aquí está pasando algo más: María está poniendo a prueba a Juan Diego. Le pide que sea fiel, que siga dando testimonio en medio de estas dificultades”.
Otras charlas destacaron la importancia cultural de Nuestra Señora de Guadalupe, especialmente en los hogares mexicanos y mexicoestadounidenses.
Daniel Magareno, ministro de jóvenes en la Basílica de Santa Ana de Detroit y miembro de la Federación de Nuestra Señora de Guadalupe desde 2013, habló sobre cómo la Virgen de Guadalupe está profundamente arraigada en la cultura mexicana.
“Nuestra Señora es parte de la cultura mexicana, así que todos la conocen de alguna manera. Desde que naces, ella siempre está presente”, dijo Magareno.
“No todos en México tienen una cruz o un crucifijo en su casa, pero todos tienen una imagen de la Virgen”.
Magareno destacó que el 12 de diciembre, fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, es la celebración religiosa con mayor participación en México, incluso más que la Navidad o la Pascua. Ese día, miles de personas se congregan en la Basílica y en la explanada de la Ciudad de México para honrar a la Virgen.
“En todo México, los diferentes estados tienen meses específicos del año reservados para que la gente pueda peregrinar a la basílica una vez al año”, explicó Magareno. “Así de importante es Nuestra Señora de Guadalupe para nosotros. Pero las familias que están aquí y no pueden viajar a México cada año, tienen imágenes y van a Las Mañanitas, la la Misa matutina del 12 de diciembre, para cantarle a María. La devoción a la Virgen es una manera de tener una madre con nosotros en todo momento, incluso cuando nuestras familias están separadas”.
Nancy Smith, quien forma parte de la Federación a través del grupo del National Shrine of the Little Flower Basilica, compartió que la conferencia fue una oportunidad para profundizar en el camino espiritual iniciado con la consagración a Nuestra Señora de Guadalupe.
“Como ya había hecho la consagración el año pasado, sentí que esto era perfecto para continuar ese camino espiritual. Me pareció que complementaba muy bien la consagración a la Virgen, fue un paso más en mi crecimiento espiritual”, recomendando a otros fieles vivir esta experiencia de entrega a la Virgen.
Destacó además la presentación de Jennifer Ristine sobre la historia del Rosario, a la que describió como “muy informativa y esclarecedora”.
Por otra parte, las presentaciones en español estuvieron a cargo de Norma Cristina Soriano. Teresa Moncivais, de la Most Holy Trinity Church en Detroit, destacó lo emotivo del encuentro.
“El testimonio de Norma me tocó el corazón y el alma. A pesar de haber tenido una vida muy difícil, ella nunca perdió su fe. Aunque a veces uno tiene dudas en la vida, como dijo Norma, Dios siempre está con nosotros”.
Para Teresa, este testimonio tocó profundamente a los presentes y ayudó a muchos a reconocer que, a pesar de los problemas, siempre se puede seguir adelante.
También valoró la participación de los asistentes, quienes compartieron sus propios testimonios durante la charla, y describió como muy especial la Misa celebrada en ambos idiomas, acompañada de un coro “hermoso” y la posibilidad de confesarse.

El Obispo Auxiliar de Detroit, Arturo Cepeda, presidió la Misa, concelebrada por el Obispo Auxiliar emérito, Donald F. Hanchon, y el P. Kratz.
Durante su homilía, el Obispo Cepeda dijo que la aparición de la Virgen a san Juan Diego es un llamado a salir y anunciar al mundo la Buena Nueva de Jesucristo.
“Somos discípulos misioneros de Nuestro Señor y debemos compartir la Buena Nueva; eso fue lo que Nuestra Señora le dijo a Juan Diego y eso es lo que hoy nos enseña”, dijo el Obispo Cepeda. “En la primera lectura escuchamos que el pueblo de Israel está a punto de entrar en la tierra prometida con el deseo de servir a Dios por lo que Él ha hecho en medio de ellos. Y allí mismo, Él hace una alianza con su pueblo. ¿Por qué? Porque tienen el deseo de servirlo.
“¿Cuál es nuestro deseo hoy? ¿Cómo estamos llamados a servirlos?”, preguntó el Obispo Cepeda. “a ser misioneros de Dios”.
Para ser misioneros, el Obispo Cepeda invitó a mirar a Nuestra Señora en el cerro del Tepeyac, cuya presencia tranquilizadora fue suficiente para comunicarle a Juan Diego que ella era su madre.
“La forma más eficaz de anunciar la Buena Nueva comienza con una sonrisa y la voluntad de decir ‘sí’”, explicó. “Y cuando tus vecinos, tus familiares vean la gracia que reina en tu vida, cuando vean esa sonrisa en tu rostro, van a querer lo mismo para ellos. Van a querer servir al Señor”.