Semana Santa en Pontiac al servicio del prójimo (FOTOGALERÍA)

Las Misiones 2025, organizadas por Juventud y Familia Misionera en colaboración con Saint Damien of Molokai Parish, fueron una experiencia de fe, conversión y encuentro, donde Dios se hizo presente en cada visita

PONTIAC - Esta Semana Santa, más de 240 misioneros, entre familias, jóvenes y niños, transformaron las calles, los hogares y los corazones de Pontiac durante las Misiones 2025 organizadas por Juventud y Familia Misionera en colaboración con Saint Damien of Molokai Parish.

Gracias a un intenso trabajo en equipo, sembraron esperanza en más de 114 hogares, compartieron oración de sanación con al menos 25 familias y vivieron una experiencia transformadora que dejó huella tanto en quienes fueron visitados como en los propios misioneros.

Las actividades juveniles incluyeron una fogata inicial, voluntariado en distintos centros comunitarios como Crossroads, Capuchin Center y Lighthouse Pontiac, oración frente a una clínica de abortos, evangelización en las calles del centro de Pontiac, armado de canastas para familias necesitadas, viacrucis, visitas a hogares y dinámicas de integración.

Estas acciones permitieron a los jóvenes involucrarse de manera concreta y poder conocer las necesidades espirituales de las comunidades locales.

Muchos misioneros coincidieron en que lo más impactante de la semana fue descubrir cómo, a través de su servicio, Dios se hace presente en medio de las familias. Al visitar hogares, encontraron personas que no habían bautizado a sus hijos, que vivían situaciones familiares difíciles, o que simplemente necesitaban saber que la Iglesia los acoge y los acompaña.

Para los misioneros, estas visitas fueron también un llamado personal a la conversión y al compromiso. Varios destacaron que llegaron a servir, pero se fueron sintiéndose servidos, renovados por la generosidad, la apertura y la fe de las personas que encontraron en el camino.

Algunas familias que ya tienen años participando en las misiones aseguran que no imaginan pasar la Semana Santa de otra manera. Para ellos, las misiones son una oportunidad de llevar la Iglesia a las casas, de recordar a cada persona que no está sola y que hay una comunidad dispuesta a orar, a escuchar y a caminar junto a ellos. También destacaron la diversidad generacional: desde bebés de pocos meses hasta personas mayores participaron de esta experiencia.

Los nuevos misioneros, por su parte, vivieron con asombro y gratitud su primera misión. Valoraron especialmente la preparación espiritual previa, como el retiro, la cena pascual y la homilía del Domingo de Ramos, que les permitió estar más atentos a la presencia de Cristo en cada persona visitada.

Desde los más pequeños hasta los mayores, todos se sintieron parte de una gran familia en misión. La entrega, el cansancio físico, las emociones compartidas y la oración en comunidad generaron frutos abundantes. Como varios expresaron al final de la semana, lo que se vivió en Pontiac fue mucho más que una actividad pastoral: fue una experiencia viva del amor de Dios actuando a través de corazones dispuestos.



Cuotas:
Print


Secciones
Inicio
Suscribir
Buscar