Testigos del amor de Cristo resucitado: cuatro ordenaciones de diáconos permanentes en Detroit

El sábado 5 de octubre, el Arzobispo Allen H. Vigneron ordenó a cuatro hombres al diaconado permanente. De izquierda a derecha, Pamela Stephenson, el Diácono Arvin L. Stephenson, Elaine Robeck, el Diácono Charles M. Robeck, el Arzobispo Vigneron, el Diácono Christopher J. Jaskowiec, Carol Sienkowski y el Diácono Mark Sienkowski. (Fotos de Gabriella Patti | Detroit Catholic)

Los diáconos Jaskowiec, Robeck, Sienkowski y Stephenson, fueron llamados por Cristo al diaconado mucho antes de nacer

DETROIT - El sábado 5 de octubre, cuatro hombres fueron ordenados diáconos permanentes para la Arquidiócesis de Detroit acompañados de sus familiares, amigos y compañeros diáconos.

El Arzobispo Allen H. Vigneron ordenó a los diáconos Christopher Jaskowiec, Charles Robeck, Mark Sienkowski y Arvin Stephenson en una Cathedral of the Most Blessed Sacrament repleta de gente. Tras la ceremonia, los cuatro recibieron sus primeras asignaciones: Cathedral of the Most Blessed Sacrament, Detroit; St. Fabian Parish, Farmington Hills; St. Isidore Parish, Macomb Township; y St. Augustine Parish, Richmond, respectivamente.

Durante su homilía, el Arzobispo Vigneron señaló que el diaconado es un don de Dios para que sacerdotes y obispos cuenten con colaborades fieles en la misión del Reino.

“Fortalecidos por el don del Espíritu Santo -es decir, por la imposición de manos del obispo y la oración de consagración- los nuevos diáconos asistirán al obispo y a sus sacerdotes en el ministerio de la palabra, del altar y de la caridad, mostrándose como servidores de todos”, dijo el Arzobispo Vigneron. “Así, el diaconado al que van a ser consagrados tiene tres dimensiones: el ministerio de la caridad, de la Palabra y de la Liturgia”.

Durante su homilía, el Arzobispo Vigneron señaló que el diaconado es un don de Dios para que sacerdotes y obispos cuenten con colaboradores fieles en la misión del Reino.
Durante su homilía, el Arzobispo Vigneron señaló que el diaconado es un don de Dios para que sacerdotes y obispos cuenten con colaboradores fieles en la misión del Reino.
El Arzobispo Vigneron explicó que el diaconado tiene tres dimensiones: los diáconos son ministros de la caridad, de la Palabra y de la Liturgia.
El Arzobispo Vigneron explicó que el diaconado tiene tres dimensiones: los diáconos son ministros de la caridad, de la Palabra y de la Liturgia.

“Las tres dimensiones del diaconado son inseparables, y esto se refleja claramente cuando los diáconos, como ministros del cáliz, se convierten en “custodios” de la fuerza vital del amor del Hijo”, dijo el arzobispo.

“El cáliz contiene la palabra más poderosa y elocuente que Dios ha pronunciado”, explicó el Arzobispo Vigneron. “Es, como dice la carta a los Hebreos, ‘la sangre que habla más claramente que la de Abel’. La sangre de la cual están a punto de convertirse en custodios es el signo más poderoso de cómo nuestro Salvador, el Señor, nos ha amado hasta el extremo: con un amor mayor que cualquier hombre, entregando su vida por nosotros, sus amigos. En pocas palabras, ustedes serán custodios del amor redentor de nuestro Salvador Jesucristo”.

“En los tres ministerios, los diáconos darán siempre testimonio del amor redentor de Cristo”, afirmó el arzobispo.

Además destacó que los cuatro hombres fueron llamados a servir a Cristo como diáconos mucho antes de nacer.

“Nuestros cuatro hermanos han sido llamados desde antes de su concepción, y para esto fueron creados. A ustedes se les ha dado un corazón destinado a hablar a otros corazones, para ofrecer el amor redentor manifestado en la preciosa sangre de Jesucristo”, dijo el Arzobispo Vigneron. “Entendemos que para ustedes, el paso que han dado al decir ‘presente’, dejando sus bancas, es una manera de aceptar la invitación a ser misioneros, la invitación a expresar y compartir el amor redentor de Jesús en todas las formas de su ministerio”.

Los diáconos forman una fila para abrazar, uno por uno, a sus cuatro nuevos hermanos diáconos.
Los diáconos forman una fila para abrazar, uno por uno, a sus cuatro nuevos hermanos diáconos.
El Arzobispo Vigneron afirmó que los diáconos son testigos del amor redentor de Cristo.
El Arzobispo Vigneron afirmó que los diáconos son testigos del amor redentor de Cristo.

Junto a tres de los cuatro diáconos estaban sus esposas, quienes también comienzan su misión. Pamela Stephenson expresó su emoción y nerviosismo por esta nueva etapa, ya que ella y el Diácono Stephenson servirán en St. Augustine en Richmond.

“Siempre estuve muy involucrada en la Iglesia Católica, así que tengo muchas ganas de ir a Richmond y ver cómo puedo contribuir allí”, dijo Pamela Stephenson.

Stephenson se sintió conmovida por el número de personas que estuvieron presentes apoyando a su esposo y a los demás diáconos, y no puede esperar a que el Diácono Stephenson comience su ministerio.

“Va a ser un gran diácono porque sabe escuchar a la gente y es muy empático”, añadió Pamela Stephenson. “Se preocupa y quiere ayudar en lo que pueda, ya sea de manera activa o simplemente estando allí para escuchar”.

Carol Sienkowski, quien se unirá a su esposo en la misión de St. Isidore en Macomb, dijo que la decisión del Diácono Sienkowski de seguir el camino del diaconado no la sorprendió.

“Una cosa que puedo decir de Mark es que tiene una buena relación con el Espíritu Santo y es muy bueno para escuchar, y él escuchó este llamado”, dijo Carol Sienkowski. “Estoy muy orgullosa de él”.

En sus palabras al final de la Misa, el Diácono Jaskowiec agradeció a las innumerables personas que lo acompañaron a él y a sus hermanos diáconos hacia este día de ordenación, comparando el plan de Dios con un tapiz.

“Todos somos parte de un gran y hermoso tapiz que Dios está tejiendo; cada uno de nosotros es un hilo que contribuye a esta obra, sostenido por la base que lo mantiene unido”, dijo el Diácono Jaskowiec. “Estos hilos se entrelazan y, desde nuestra perspectiva, solo podemos ver la parte de atrás del tapiz”.

“Dios, en cambio, ve la imagen completa”, agregó el Diácono Jaskowiec. “Aunque solo veamos los nudos, hilos rotos y partes desordenadas, Dios ve la hermosa imagen del lado correcto”.

“Dios es el tejedor, y el pueblo de Dios son los hilos; todos aquí, junto con una gran multitud de personas, formamos este tapiz que nos ha traído a los cuatro a este día en el que hemos recibido el sacramento del orden sagrado”, dijo el Diácono Jaskowiec. “Porque Dios nos ha elegido y nos ha llamado a cada uno de nosotros, y con la ayuda de muchos otros, hemos respondido a Su llamado”.



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