Después de saludar desde el papamóvil a los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro del Vaticano para participar en la Audiencia General, el Papa León XIV continuó con su catequesis sobre “Jesucristo, nuestra esperanza”.
Este miércoles 18 de junio, el Pontífice recordó que Jesús es capaz de sanar y “desbloquear” el pasado que en ocasiones nos paraliza, invitándonos a caminar y decidir qué hacer con nuestra historia.
Al inicio de su catequesis, el Santo Padre invitó a los fieles a pensar en las situaciones en las que “nos sentimos ‘bloqueados’ y encerrados en un camino sin salida”, donde parece “inútil continuar a esperar, nos resignamos y no tenemos más ganas de luchar”.
La Iglesia, casa de la misericordia
Al hacer referencia a la lectura del Evangelio de Juan (5,1-9), que narra la sanación de un paralítico, el Pontífice precisó que es Jesús quien “alcanza en su dolor” a los enfermos y a aquellos que eran expulsados del Templo por ser considerados “impuros”.
Estas personas, recordó el Santo Padre, esperaban ser sanadas en una piscina cuyas aguas se creía que eran capaces de curar las enfermedades. Según la creencia del tiempo, quien primero se zambullía al agitarse el agua, se curaba.
“Aquella piscina se llamaba Betzatá, que significa ‘casa de la misericordia’: podría ser una imagen de la Iglesia, en donde los enfermos y los pobres se juntan y hasta donde el Señor llega para sanar y donar esperanza”, agregó.
La desilusión que paraliza
Es entonces cuando Jesús se dirige a un hombre que está paralizado desde hace 38 años y que no lograba sumergirse en la piscina. Ante esto, el Papa precisó que lo que “muchas veces nos paraliza es precisamente la desilusión. Nos sentimos desanimados y corremos el riesgo de caer en la dejadez”. Al dirigirse al paralítico —recordó—, Jesús le hace una pregunta “necesaria”: ‘¿Quieres curarte?’.
“A veces preferimos permanecer en condición de enfermos, obligando a los otros a ocuparse de nosotros. Es a veces también un pretexto para no decidir qué cosa hacer con nuestra vida. Jesús en cambio reconduce a este hombre a su deseo veraz y profundo”, explicó León XIV a continuación.
El paralítico, abatido, le responde que no tiene a nadie que lo sumerja en la piscina, una actitud que, según el Pontífice, “se convierte en el pretexto para evitar asumir las propias responsabilidades”.
Ante la “visión fatalista” de la vida que tiene el hombre enfermo, el Papa puntualizó que en ocasiones “pensamos que las cosas nos pasan porque no somos afortunados, porque el destino nos es adverso. Este hombre está desanimado. Se siente derrotado en la lucha de la vida”.
Con Jesús descubrimos que la vida está en nuestras manos
Sin embargo, Jesús “lo ayuda a descubrir que su vida también está en sus manos. Le invita a levantarse, a alzarse de su situación crónica, y a recoger su camilla. Ese camastro no se deja o se echa: representa su pasado de enfermedad, es su historia”, agregó.
En este sentido, precisó que el pasado tenía al hombre “bloqueado”, obligándole “a yacer como un muerto”. Sin embargo, gracias Jesús, es capaz de “cargar aquella camilla y llevarla a donde quiera: ¡puede decidir qué cosa hacer con su historia! Se trata de caminar, asumiendo la responsabilidad de escoger cuál camino recorrer”.
Por último, invitó a los fieles a pedir al Señor “el don de entender dónde se ha bloqueado nuestra vida. Intentemos dar voz a nuestro deseo de sanar. Y recemos por todos aquellos que se sienten paralizados, que no ven una salida”, concluyó.
León XIV clama por la paz en nombre de la dignidad humana: “No debemos acostumbrarnos a la guerra”

El Papa León XIV renovó este miércoles su firme llamamiento a favor de la paz, exhortando a no “acostumbrarnos a la guerra”.
Durante su saludo a los peregrinos al término de la Audiencia General, el Pontífice lamentó que “el corazón de la Iglesia está desgarrado por los gritos que se elevan desde los lugares de guerra”.
En particular, posó su mirada sobre los conflictos en Ucrania, Irán, Israel y Gaza. “¡No debemos acostumbrarnos a la guerra!”, exclamó desde la Plaza de San Pedro del Vaticano.
En este contexto, subrayó que “hay que rechazar como una tentación el atractivo de los armamentos potentes y sofisticados”.
A continuación, citó el Concilio Vaticano II para recordar que en la guerra actual “se hace uso de armas científicas de todo tipo”, y que su “atrocidad amenaza con conducir a los combatientes a una barbarie muy superior a la de tiempos pasados”.
“Por tanto, en nombre de la dignidad humana y del derecho internacional, repito a los responsables lo que solía decir el Papa Francisco: ¡la guerra es siempre una derrota!”, dijo el Pontífice, recordando a su predecesor.
Por último, también recordó las palabras del Papa Pío XII, quien reiteró que “nada se pierde con la paz. Todo puede perderse con la guerra”.
Las palabras del Papa León XIV llegan un día después de que Rusia lanzara un ataque masivo con misiles y drones sobre Kiev, la capital ucraniana.
Las autoridades han confirmado 23 víctimas mortales, y la Fuerza Aérea de Ucrania asegura haber neutralizado 30 de los 58 drones lanzados en otro ataque realizado esta madrugada contra su territorio.
Por su parte, el alto el fuego no ha perdurado en Gaza y ya son más de 50.000 los muertos en la Franja desde que inició la guerra entre Israel y el grupo terrorista Hamás.
Este conflicto ha derivado en diferentes frentes, especialmente con ataques cruzados entre Israel e Irán, donde la tensión no deja de crecer desde el pasado viernes.
- Esta nota fue publicada originalmente en ACIPRENSA.