En el marco del Jubileo 2025, fieles hispanos vivieron una peregrinación por tres iglesias de Detroit, renovando su fe y sentido de comunidad
DETROIT - Inspirados por el lema del Año Jubilar 2025 ‘Peregrinos de la Esperanza’, un grupo de más de 140 fieles hispanos realizaron una peregrinación por tres puertas santas en Detroit. La jornada, organizada por la Federación de Asociaciones de Nuestra Señora de Guadalupe (FANSG) estuvo marcada por la oración, el canto y el encuentro.
El día comenzó en la Catedral del Santísimo Sacramento con el rezo del Santo Rosario, seguido por una visita al Santuario de San José, donde el grupo presenció un bautismo y recibió la bendición del P. Stephen Sharpe. La última parada fue el Centro del Beato Solanus Casey, donde se celebró la Sagrada Misa presidida por el P. Saúl Ortiz Brionol, quien se encontraba de visita desde Aguascalientes.
Carlos Dominguez, del grupo Guadalupano de Santa Anastasia, participó en familia: “Siempre les decimos a los chicos que el cansancio también se puede ofrecer. Esta caminata fue una oportunidad para hablar en casa del Año Jubilar, y empezar a vivirlo juntos”, explicó en una entrevista con Detroit Catholic en español.
Durante la peregrinación, recibieron un librito —el pasaporte jubilar de la Arquidiócesis de Detroit— para seguir peregrinando y obtener las indulgencias ofrecidas por la Iglesia.
Laura Anderson, colaboradora en el Centro Solanus, expresó su alegría por ver “a su gente” acercarse al beato y recibir cariño en cada iglesia visitada. Destacó la emoción de vivir la fe en lengua materna, a través del rezo, la misa y los cantos.
“Me vine llena del Espíritu Santo,” compartió con entusiasmo, y enfatizó la necesidad de una mayor presencia hispana en las comunidades religiosas locales.
La presidenta de la FANSG, Conchis Kargetta, remarcó el carácter comunitario del encuentro: “Fue un día de bendiciones. Cada parroquia estuvo representada, y fuimos recibidos con generosidad en cada lugar.” Agradeció especialmente a quienes ayudaron con la logística, los cantos y la acogida en el monasterio.
La peregrinación no terminó al cruzar la tercera puerta santa. Para muchos, fue apenas el inicio de un recorrido interior que continúa en familia, en comunidad, en oración compartida. La riqueza de este encuentro no estuvo solo en los lugares visitados, sino en los vínculos fortalecidos y en el deseo de vivir la fe con renovada esperanza.
Este llamado a caminar juntos en paz, expresado recientemente por el Papa León XIV, ilumina el sentido profundo de esta jornada: “Ayudémonos los unos a los otros, a construir puentes con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo siempre en paz”.










